5.12.2005

Entrevista a Donata Elschenbroich

Los niños, científicos natos

Donata Elschenbroich ha logrado que un libro sobre Educación Infantil se convierta en un best-seller. Debería ser lectura obligatoria para padres, educadores y políticos. Kindsein ha entrevistado a esta investigadora de la infancia con motivo de la publicación de su última obra, "Weltwunder, Kinder als Naturforscher" (Las maravillas del mundo. Los niños como naturalistas).



Saber guardar un secreto; haberse metido en un arroyo; haber sembrado y cosechado; saber diferenciar las frutas por su aroma; haber pintado un autorretrato; ... Pertenece a la lista de lo que debería haber experimentado un niño antes de empezar a ir a la escuela. Está primer libro de Donata Elschenbroich, Todo lo que hay que saber a los siete años (Destino, 2004), un best-seller en Alemania que se ha traducido a seis idiomas. Tardó tres años en traducirse al español.

Acaba de publicar "Weltwunder, Kinder als Naturforscher" (Las maravillas del mundo. Los niños como naturalistas). De momento, sólo se han vendido los derechos de traducción en Corea. Mientras llega a nuestras librerías, la autora nos habla de su nueva obra y de su trabajo en el Insituto Alemán de la Juventud y Familia. Trabaja en el área de los estudios comparativos en la investigación internacional de la infancia.

Elschenbroich ya adelantaba el contenido de Weltwunder en su libro anterior. Allí recordaba la máxima de Confucio: «Explícame y olvidaré. Muéstrame y recordaré. Déjame hacerlo y lo comprenderé». Hacía hincapié en lo importante que es que el niño no experimente el mundo como algo que ya existía antes de que él apareciera, sino que debe descubrirlo otra vez por sí mismo.

Kindsein (K)Háblenos de su nuevo libro. ¿De qué trata?
Donata Elschenbroich (D.E)—Trata sobre el pensamiento científico de los niños en sus primeros años, de sus incursiones elementales en la observación de la naturaleza. Uno de los mensajes principales es que este pensamiento científico elemental comienza mucho antes de lo que se creía. La imagen habitual del bebé infravalora sus intereses y sus capacidades para pensar sobre los fenómenos de la naturaleza, no sólo en sus preguntas, sino también en su manipulación de objetos en sus juegos. El libro también incluye extensas entrevistas con famosos psicólogos del desarrollo de Estados Unidos y Alemania.librodeDonata

K.—Usted decía en su primer libro que la escuela infantil es un lugar donde todavía no hay calificaciones y donde siempre hay momentos no programados para los errores y las repeticiones, y que eso lo convierte en el lugar ideal para adquirir conocimientos del mundo.
D.E.— La etapa preescolar está más cerca de la vida diaria que la escuela formal, o podría estarlo. «No necesito memorizar esto, lo he experimentado», es lo que un niño dice cuando reconoce sus experiencias al observar la oscilación de un péndulo en la escuela.

K.—¿Sería interesante entonces convertir las aulas de Infantil en pequeños laboratorios?
D.E.—No estoy muy segura de que los "experimentos mostrados" muevan a los niños a hacer sus propias preguntas. El objetivo es desarrollar una ACTITUD inquisitiva, más que repartir información o "hechos". Los niños deberían tener muchas oportunidades para experimentar físicamente la gravedad, el agua, todos los tipos de materiales,... en mi libro hay muchos ejemplos.

Los niños tienen una insaciable sed de conocimientos. Goethe dijo: «Si los niños siguieran creciendo con la misma fuerza, contaríamos con cientos de genios». Pero la realidad es que no suelen encontrar muchas respuestas a sus preguntas: ¿Por qué las lágrimas están saladas? ¿Qué es una tormenta? ¿Por qué el cielo es azul?



En Japón,
los maestros
de Infantil reciben
la misma
consideración
que
los profesores
universitarios

K.—¿Cuál es la formación de los maestros infantiles? ¿Pueden hacer frente a esa batería de preguntas a las que les someten los niños?
D.E.—En Alemania, los profesores de primera infancia todavía no constituyen una profesión respetada, en cuanto a formación: todavía no es una carrera universitaria, y el salario de los maestros de infantil es las dos terceras partes del que tienen los profesores de enseñanza secundaria. Es un debate abierto ahora en Alemania, porque en otros sociedades modernas, como Japón, Francia o Suecia, los profesores de infantil tienen un status más alto y un mejor rendimiento. Se puede ver en las publicaciones de la OCDE.


Uno de los capítulos de Todo lo que hay que saber... se titula Infancia y Pedagogía Infantil en otros países. En él se habla del ejemplo de Japón, donde el profesor de primera infancia tiene la misma consideración y el mismo sueldo que un profesor de Universidad. Allí, ocuparse de los niños supone prestigio y la figura de la madre es respetada y valorada por cuidar a sus hijos. «En Japón, se contempla a los niños como personas a las que no se les han cortado las alas», escribe Elschenbroich. Y «donde coinciden «infancia» y «aprendizaje», dos de los fenómenos más valorados culturalmente en Japón, la sociedad moviliza las mayores energías».


K.—En cuanto a los padres, ¿tienen ellos respuestas para sus pequeños naturalistas natos? ¿Cómo les pueden ayudara saciar su sed de conocimientos?
D.E.—El ansia elemental de descubrir la naturaleza la perdieron muchos adultos en el colegio. Las asignaturas de física y química figuran siempre entre las menos populares. Por eso muchos adultos se consuelan diciendo "no se me dan bien las ciencias...", y con ello se excluyen a sí mismos de esetodo aprendizaje durante toda la vida. Pero gracias a los niños, pueden tener una segunda oportunidad. Pueden volverse a hacer preguntas junto a ellos, y se beneficiarán los dos. No hace falta dar las respuestas "correctas", basta con participar en las preguntas de los niños. Ese es uno de los mensajes del libro. Los niños no se molestan porque haya pausas en la conversación. Más bien los adultos temen "parecer ignorantes" cuando no pueden ofrecer las "respuestas correctas" inmediatamente. Pero los niños no las esperan...


Además de libros y publicaciones, Donata Elschenbroich ha filmado numerosas películas sobre temas de educación infantil, junto al realizador Otto Schweizer. La más reciente tiene un capítulo dedicado a la formación para la enseñanza infantil en China.


K.—¿Por qué China?
D.E.— Creo que deberíamos saber más sobre los contemporáneos de nuestros preescolares europeos. Hay 120 millones de niños chinos en preescolar, la mayoría de los cuales han sido "entrenados" con mucha energía y ambición. Estemos de acuerdo o no con los métodos y la intención, deberíamos saber más sobre ellos y comunicarnos con los educadores chinos. Estos niños, dentro de 20 años, estarán mucho más cerca de sus contemporáneos que ahora...

K.—¿A qué se refiere con lo de que los niños en China están entrenados con mucha energía? ¿Puede ponernos un ejemplo?
D.E.—En los grupos madre-niño, organizados de forma privada y financiados por madres de clase media, los niños se dedican a entrenarse de forma vigorosa a una edad muy temprana, entre 1 y 3 años. Saben contar hasta números muy altos, pueden reproducir complicadas construcciones de bloques a la edad de tres años, se les inicia a la escritura china a la edad de dos o tres...

K.—En el último informe PISA, con datos de 2003, los resultados más espectaculares los obtuvo Finlandia, que ha aparecido ante los medios como un modelo de sistema educativo. ¿Existe, en realidad, algún modelo de educación que pudiese aplicarse, por ejemplo, a toda Europa?
D.E.—Como investigadora de la comparación internacional de actitudes hacia niños y su educación, me sorprende ver cómo estas metas de educación, que suenan tan universales y que todo el mundo parece compartir casi a nivel mundial, resultan muy diferentes en la práctica de la educación infantil. Resultó evidente cuando observamos las actitudes hacia la enseñanza de ciencia básica en Francia y en Alemania.
El enfoque francés es mucho más racional, "cartesiano", más verbal, requiere más disciplina en grandes grupos de niños, mientras que el enfoque "romántico" del Waldkindergarten alemán se dirige más a las expericias sensoriales, intenta dar a los niños más tiempo para las preguntas y, en algunas ocasiones, puede parecer casi "anti-racional". Es interesante añadir que la escuela infantil alemana está tradicionalmente organizada para que a los niños les recuerde a su vida en casa y en familia.

K.—¿Qué es el Waldkindergarten?
D.E.Es una escuela donde los niños pasan todo el día en el bosque con los profesores, en cualquier estación del año, bajo cualquier condición climática. Tienen mucho éxito en Alemania desde hace unos cuatro años. Hay unas 350.

K.—¿Cómo transmiten ustedes estos conocimientos a los educadores?
D.E.— Al presentar los dos enfoques, tratamos de hacer que los profesores piensen en una "tercera vía" hacia un pensamiento científico temprano y que no menosprecien el método francés ni puntúen los otros enfoques europeos. La mayoría de profesores alemanes critican enseguida con vehemencia el estilo francés como demasiado formal, muy adulto. En cualquier caso, me sorprende ver cuántas diferencias hay en enfoque y en "intensidad". En comparación, China no parece estar tan lejos.

Esto es inevitable, y la diversidad nos sugiere dónde colocarnos dentro de un amplio espectro de posibles soluciones "buenas" o "prácticas". A medida que la educación infantil europea vaya concienciándose de los objetivos generales de la "sociedad del conocimiento" —a través de la televisión, de Internet, de la búsqueda de trabajos y oportunidades por parte de los padres— la orientación general de la educación se hará más uniforme. Pero las tradiciones locales y culturales, especialmente en la crianza de niños, se resisten, y será fascinante observar esta interacción.

K.—Una curiosidad: ¿Es tan importante que los niños aprendan o no a escribir en la etapa preescolar?
anitapattersonpita D.E.— Lo que es importante es que ellos quieran escribir, expresarse por sí mismos, enviar mensajes. Y también tener acceso a las muchas cosas sabias y bellas que otras personas han dejado por escrito. Hay una de mis películas "Diving into Writing. Children on their way to script and sign", en la que aparecen niños de distintas culturas introduciéndose ellos solos en el mundo de los signos y la escritura. Es el nuevo acercamiento a la alfabetización con el que yo estoy de acuerdo. En cierto sentido, incluso a la edad de uno o dos años son lectores precoces. Cualquier niña de cuatro años se interesa por los números, las señales y los logotipos, y ya garabatea sus primeros mensajes para ti y para sus amigos.

K.—Gracias por la entrevista, señora Elschenbroich, y suerte con su nuevo libro.