28.05.2006
José Saramago
Las pequeñas memorias
El escritor José Saramago (Azinhaga, Portugal, 1922) dice que esta autobiografía de su infancia le servirá para conocerse mejor. «Me interesa conocer mi relación con
ese niño que fui. Ese niño está en mí, siempre ha estado y siempre lo
estará. En muchas ocasiones, es muy bueno dejarse llevar por el niño
que hemos sido y nunca olvidarnos de su existencia», dice el Nobel. Se titulará "Las pequeñas memorias" y estará en las librerías a finales de enero de 2007.
Es una idea que tenía en la cabeza desde hace 15 años, «pero no ha sido
hasta ahora cuando me he decidido a abordar esta autobiografía, que
será muy diferente de lo que la gente espera en este género», añade.
«"Las pequeñas memorias" es una obra en la que trato de recuperar al niño que he sido y representa un homenaje a mis abuelos maternos», dijo el Nobel, que reconoce que, aunque vivía en la pobreza total, fue un niño muy feliz. Fueron tiempos difíciles, pero a los ojos de un niño parecían «un paraíso».
Saramago recuerda su infancia con cariño y dice que a veces es sorprendente lo que se puede recordar, «las circunstancias, los olores y hasta los sabores», aún cuando se piensa que la memoria no guarda nada de los primeros años de nuestras vidas. La autobiografía relatará sus recuerdos hasta los 14 años de edad. «Aunque la gente piensa que los primeros años, la edad de la inocencia es para olvidar, no es para olvidar», añade.
Cuando le preguntaron si teme a la muerte, el escritor contestó: «No vale la pena temerla. Cuando hay dudas sobre si algo ocurrirá o no, sí que se puede entender el tener miedo, pero la muerte nos va a llegar a todos y puede ser en cualquier momento, por lo que hay que vivir. Yo he tenido la suerte de una vida larga y con trabajo. No tiene lógica llorar por la leche derramada... Lo peor de la muerte es que pasas a no estar donde estabas antes. Yo ahora estoy en mi casa, con mi mujer Pilar [en la foto], mi jardín, mis perros, mi biblioteca, y sé que un día no estaré ahí. Y pensar eso sí que duele.»
Saramago fue premiado con el Nobel de Literatura en 1998.