Nadie ha contado el número de mujeres embarazadas en la provincia de Aceh, una zona afectada por el tsumani hace casi un año, pero representantes de UNICEF aseguran que no hacen falta las estadísticas.
Muchas madres que perdieron a sus hijos después de la catástrofe están
desesperadas tratando de reconstruir su familia, aunque todavía no
tengan por casa más que una tienda de plástico.
Hace un par de meses nació un niño en un campo de refugiados al que han
llamado Asmaul Tzuchina. Le llaman Tzuchi y se ha convertido en una
especie de atracción turística. Representa la esperanza para todas las
mujeres que perdieron a sus niños.
Según la UNICEF, más de la tercera parte de las personas que murieron o
se perdieron en los 12 países afectados del Océano Índico eran niños: demasiado
débiles para correr, nadar o agarrarse a algo para salvar su vida.
Asma Sulaiman, que ha trabajado como comadrona durante 20 años, perdió
a cinco de sus seis hijos en el tsunami. Tiene 44 años, y también está
tratando de empezar de nuevo. Tuvo un aborto en agosto, pero sigue
intentándolo.