Mercado de ilusiones

Johan Eimeric

El mercado de las ilusiones navideñas comienza oficialmente en España con el Sorteo Extraordinario de la Lotería Nacional. Esta juego se inició en plena invasión napoleónica como "un medio de aumentar los ingresos del erario público sin quebranto de los contribuyentes" o, lo que es lo mismo, conseguir más dinero sin quejas, no precisamente para entretener a los ciudadanos.

En España, esta venta de sueños está reservada a unos pocos, ya que en teoría tiene fines sociales. En "La Lotería Nacional y su función social", apartado del web oficial, se recuerda que el «25% de la venta revierte a los Presupuestos del Estado, destinándose a través de estos para la construcción de hospitales, carreteras, educación, lucha contra la marginación, etc». Con unos objetivos tan amplios, se convierte en una cantidad relativamente pequeña dentro de los presupuestos generales. Así se esquiva fácilmente el seguimiento del destino de esos ingresos.

En Estados Unidos, la inversión en Educación es en muchos casos la única justificación constitucional para autorizar un juego en el que la inmensa mayoría de los participantes siempre pierde, y que puede crear adicción. Alguna gente lo llama allí "el impuesto para los que no saben matemáticas", en alusión a la mínima probabilidad de ganar.

Por otra parte, las demás empresas han encontrado ya las lagunas de la ley. No se permite vender boletos, pero la digitalización de las comunicaciones ha permitido establecer sobreprecios en ciertas llamadas y mensajes telefónicos. Por un euro se puede enviar un mensaje con la palabra "GANAR" al número NNNN. Sin límite de números vendidos, es imposible saber qué probabilidad hay de conseguir el premio. Es un negocio fácil, y ya se puede encontrar en todas partes, a veces camuflado como votación o concurso.

Los partidarios de las loterías defienden que es un entretenimiento más, como el cine. Después de todo, es difícil valorar los sentimientos. ¿Cuánto vale la ilusión de quien se cree dueño de la torre Eiffel durante un tiempo? ¿Se trata de un timo, sólo porque nunca puede llegar a hacerse realidad? ¿Y si la sorteamos poniendo a la venta un billón de boletos, lo que prácticamente garantiza que no le toque a nadie? Estas Navidades, creer que puedes llegar a ser el dueño de 300.000 euros cuesta "sólo" 20 euros. Pero seguirá siendo más probable morir en un accidente de coche a lo largo del año.

Ya que es imposible erradicar este comercio, la continuación de la ilusión de los regalos de los Reyes Magos, sigamos el ejemplo de Florida, nuestro análogo estadounidense: que el dinero ganado se convierta en financiación añadida para una buena causa, la educación de las nuevas generaciones... aunque no sea en matemáticas.

. Mercado de ilusiones