Los vigilantes sanitarios normalmente toman muestras del agua de playas y de zonas recreativas cuando no hay nadie en ellas. Pero ahora un estudio sugiere que debería hacerse cuando están llenas. Unos investigadores de la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health han encontrado una relación entre el número de bañistas en una playa de Maryland y los niveles de esporas de microsporidios (hongos parásitos) y de los parásitos Cryptosporidiun y Giardia lamblia.
Estar expuesto a microorganismos como C. parvum y G. lamblia puede provocar náuseas, diarrea y vómitos. Y pueden ser particularmente peligrosos para personas que tengan un sistema inmunitario débil.
«Nuestra investigación sugiere que sería mejor examinar el agua de las playas cuando están activas para determinar si son seguras para su uso recreativo», dijo Thaddeus K. Graczyk, coautor de los estudios y profesor de dicha universidad.
Los investigadores examinaron el agua de la playa durante 11 semanas, a lo largo del verano de 2006. Tomaban muestras los miércoles, cuando la playa estaba más vacía y los sábados, cuando había mucha actividad. También contaron el número de bañistas para cada muestra de agua.
La concentración de parásitos era mayor durante el fin de semana, y el agua también era más turbia que entre semana, lo que sugiere que los bañistas podrían estar levantando los patógenos que se encuentran en el sedimento.
Normalmente, los análisis de agua de playas no incluyen la detección de esporas de hongos ni de los parásitos C. parvum y G. lamblia porque es costoso y difícil. Sí está regulado que se mida la concentración de Escherichia coli y enterococos como indicadores de contaminación fecal.
El estudio se publica en Applied and Environmental Microbiology.