Nº 29

Estaba buscando una historia que contar, pero se encontró con unos niños a los que salvar.

Los niños de Huang Shi (The Children of Huang Shi, 2008) narra la historia de un periodista británico, George Hoog (interpretado por Jonathan Rhys Meyers), que acaba salvando a los niños de un orfanato en Huang Shi. Cuando descubre que los niños podrían ser reclutados por el ejército, emprende con ellos un peligroso viaje a lo largo de la Ruta de la Seda, atravesando China, para salvarles. Le acompañan el líder de un grupo de la resistencia china, Jack Chen (Chow Yun Fat), y una enfermera australiana (Radha Mitchell).

Está basada en hechos reales, aunque se han dejado personajes importantes fuera del guión. Es cierto que George Hoog ayudó a salvar a esos niños, pero la idea no fue suya, sino de otro hombre que el guión ni menciona: Rewi Alley, un neozelandés que dedicó 60 años de su vida a China, se convirtió en un mito viviente, creó talleres, escuelas técnicas, cooperativas, escribió decenas de libros sobre la China del siglo XX... pero también es sospechoso de pedofilia.

George Hoog, protagonista de la película, fue un británico que estudió Economía en Harvard y que, en 1937, antes de incorporarse a su nueva vida laboral dedicada a la banca decidió emprender un viaje alrededor del mundo. Embarcó hacia Nueva York en el Queen Mary, hizo auto-stop por los Estados Unidos, y viajó a Japón. En enero de 1938, se dispuso a hacer una visita de dos días a Shanghai, pero nunca volvió a casa. Murió siete años después en China.

El viaje a lo largo de la Ruta de la Seda es auténtico. George y Rewi recorrieron cerca de mil kilómetros a pie, en mula y, finalmente, en camión, con los 60 niños del orfanato. Se dirigían a la ciudad de Shandan, en el extremo del desierto de Gobi. Allí, Rewi alquiló algunos viejos templos budistas y los convirtió en aulas y talleres. Y eligió a George como director del colegio. Desde el principio, la escuela contó con la ayuda de amigos suyos de Nueva Zelanda, que luego formaron la New Zealand China Friendship Society. George la llamó Escuela Shandan Bailie, por su amigo misionero Joseph Bailie, que tenía interesantes ideas sobre la educación.

En el horario escolar, tenían una impresionante variedad de tareas: trabajaban el vidrio, el papel, la cerámica, el algodón, la lana, hacían zapatos y chaquetas con piel y hasta tenían un molino en el que elaboraban azúcar de remolacha. Disponían de una granja con ovejas que habían llegado de Nueva Zelanda, de una mina de hierro y de una planta generadora que les proveía de electricidad.

Enseñaban a los niños a convertirse en técnicos útiles porque su comunidad les necesitaba desesperadamente. Rewi buscó profesores con distintas habilidades, para que se las traspasaran a sus alumnos. Algunos de ellos vinieron desde Nueva Zelanda, como fue el caso de Bob y Bárbara Spencer, médico y enfermera, que fundaron el hospital escolar, el único hospital en cientos de kilómetros a la redonda. Cada día llegaban pacientes que habían recorrido largas distancias.

En 1945, George murió por el tétanos, después de cortarse un dedo mientras jugaba a baloncesto con los chicos. Fue enterrado a las afueras de la ciudad y Rewi asumió la dirección de la escuela. Reiwi quería enseñar a los jóvenes las técnicas modernas de utilización de los medios preservando la tierra. Sin embargo, hoy en día, la región sigue siendo una de las más pobres de China porque sus habitantes no han sido capaces de mantener un equilibrio entre sus granjas y la naturaleza. Las sobrepoblación de cabras y ovejas erosionan el terreno y el desierto avanza.

En los años 50, un terremoto destruyó la escuela y todos los edificios de Shandan. Y en 1987, se fundó una nueva Escuela Shandan Bailie, pero lejos de los planes que tenía Rewi Alley. No se han mantenido ni sus teorías educativas ni sus ideas sobre la estructura de la escuela. El dinero que se ha empleado para la nueva escuela ha ido destinado a embellecerla, con esculturas de Reiwi Alley y otros adornos, pero no a proyectos agrícolas. La escuela y su relación con Rewi Alley se ha usado sólo para atraer visitantes y fondos.

Y los antiguos "niños de Shandan", los antiguos alumnos, no han sido tenidos en cuenta para seguir en la escuela, a pesar de que muchos han mostrado interés para trabajar en ella.

La historia de la escuela está recogida en un controvertido libro escrito por Anne-Marie Brady sobre la vida de Rewi Alley: Friend of China -The Myth of Rewi Alley. Brady dice que Alley no era un pedófilo, pero reconoce que se sintió atraído por jóvenes chinos veinteañeros, nunca niños. «Pero es innegable que Alley tuvo relaciones sexuales con algunos de sus alumnos, y mientras esto es anatema para las morales contemporáneas occidentales, como un abuso de una relación confianza, en el clima social de China de aquellos tiempos no era en absoluto inusual», escribe Brady.