Nº 32

Cine

Alicia en "Underland"

Debería llamarse Alicia en Underland. En cualquier caso, conviene saber que no tiene mucho que ver con la Alicia original, sino que es una visión postapocalíptica de Tim Burton del clásico Alicia en el País de las Maravillas.

Música

Amanda es así

Amanda Palmer es la mitad de The Dresden Dolls. También es compositora, pianista, artista callejera, provocadora y… explícita.

Libros

FLIPS: E-books para niños

FLIPS son los primeros libros electrónicos para niños. Son interactivos, divertidos y una nueva forma de leer.

La "Otra madre" con ojos de botón

A Neil Gaiman, autor de Coraline, le decían de pequeño que tenía que dejar de inventarse cosas porque, en caso contrario, le sucederían cosas terribles.

Mi amigo Mr. Leakey

Cuando le preguntaron qué se podría deducir de la mente del Creador basándose en la obra de Su Creación, John Burdon Sanderson Haldane (1892-1964) respondió: «Que tiene un exagerado cariño a los escarabajos».

¿Qué es el acoso relacional?

«No le hables»

Aislar a la víctima, excluirla, dejar de hablarle. Es un tipo de acoso sutil y dañino, que afecta más a las chicas, aunque puede ocurrir en ambos sexos y a cualquier edad.

Nicki Crick, de la Universidad de Minnesota, acuñó por primera vez el término "agresión relacional" en 1995, porque nadie hasta entonces había reparado en la agresión femenina, más aguda y solapada que la típicamente masculina. Está basada en dañar y manipular las relaciones sociales de la víctima y, según Crick, suele estar motivada por el deseo de mantener una relación en exclusividad.

Según la psicóloga Susan Fee, la comunicación entre chicos es muy diferente de la de las chicas, y eso explica que el acoso y la agresividad también sean distintos. Para ellos, lo que más importa es su posición en la jerarquía. Para ellas, la comunicación es vital. «Hablan entre sí, para autoafirmarse, para darse apoyo y para validar a otras personas», dice Fee. «Es fácil darse cuenta de que las chicas hablan mucho entre sí, y que es muy importante para ellas tener al menos una mejor amiga», dice la psicóloga. «Para nosotras, la comunicación es la forma de conectar, de demostrar lo importantes que somos unas para las otras, así que la mejor forma de hacerse daño es arrancar esa conexión, dejar de hablarse, dejar de comunicarse».

Este comportamiento puede ya ocurrir en Preescolar y Primaria. En esas edades, es más explícito («Si juegas con ella, no puedes jugar con nosotras»); sin embargo, entre adolescentes puede ser muy sutil y difícil de detectar. Aunque, como dice Fee, si alguien quiere saber cómo funciona el mundo de las chicas, sólo tiene que sentarse a observarlas 15 minutos.

Típico escenario

En su artículo "Mejores amigas, peores enemigas", Fee describe un escenario típico en una cafetería llena de adolescentes:

Mesa 1: Un grupo de chicas se sientan muy juntas, hablando. Una de ellas susurra algo al oído de otra, y esta responde con una sonora carcajada. Cuando le preguntan cuál era el chiste, ambas responden que no era nada. Otra de las chicas está segura de que hablaban de ella. Decide no ir a pedir su comida para no perderse lo que está pasando.

Mesa 2: Una chica está sentada con un grupo de chicos. No tiene amigas porque no le gusta el drama que organizan. Dice que no le importa lo que piensen las chicas de ella, pero secretamente siempre ha deseado tener una amiga.

Mesa 3: Un grupo de chicas no habla a otra chica. Ésta se siente invisible. Come rápidamente y se escapa, simulando que tiene algo que hacer. La mayoría de días, acude a la enfermera del colegio quejándose de dolor de estómago.

Hay muchos más escenarios en marcha, incluso el de alguna chica que se las arregla bien. Sin embargo, a lo largo de una misma semana, la mayoría de las chicas [de entre 11 y 14 años] se queja de que una amiga le ha hecho daño de alguna forma.

"Ojalá fuesen como los chicos y simplemente me golpearan y se olvidaran después", me dijo una chica de 14 años. Los morados se curan, pero el daño emocional puede durar toda la vida.

Las pautas más frecuentes

La base de la agresión relacional es la exclusión y las pautas más repetidas son:

1. Dejar de hablar. «Muchas veces la chica no tiene ni idea de por qué han dejado de hablarle. Simplemente, ocurre un día, y la chica empieza a darle vueltas y a pasar todo su tiempo pensando por qué ha ocurrido. Puede ser muy doloroso», dice Susan Fee.

2. Lenguaje corporal hostil (mirar con desdén, sacar la lengua, risas burlonas, etc).

3. Exclusión. Tratar de conseguir que la víctima no se relacione con los amigos de la agresora. No dejar que entre en el grupo; no dejarle jugar en el patio; no dejarle que se siente al lado en el comedor, no invitarla a las fiestas,...

4. Mentir sobre la víctima a otros.

5. Cotilleos maliciosos. Contar información personal de la víctima. Revelar secretos.

6. Traición. Romper acuerdos.

7. Humillación. Avergonzar a la víctima delante de los demás.

8. Ciber-acoso. Utilizar todos los medios tecnológicos para asediar y acosar a la víctima: mensajes de texto, blogging, redes sociales, vlogging (videoblogging), etc.

¿Cosas de niños?


Aún hoy en día, este tipo de agresión encubierta entre niños o adolescentes se ve como algo "normal", "cosas de niños" o como un "ritual por el que hay que pasar a esa edad". Sin embargo, sólo en Estados Unidos, hay 160.000 niños al día se niegan a ir al colegio porque tienen miedo de ser atormentados por sus compañeros de clase, según la National Education Association. Para estos niños, «la agresión relacional es cualquier cosa menos "normal"», reza en el web del Proyecto Ophelia, creado para hacer frente a este problema.

Cualquiera de estas muestras de rechazo puede ser muy dolorosas y, en el peor de los casos, pueden acarrear consecuencias graves para el futuro de la víctima y el agresor. Numerosos estudios han relacionado la agresión relacional, tanto de los agresores como de las víctimas, con problemas en el futuro: comportamiento antisocial, depresión, soledad, ansiedad, baja autoestima,...


¿Cómo prevenirlo?

Es necesario enseñar a los niños y adolescentes a buscar y mantener relaciones sanas. Es importante porque lo que los niños aprenden a tolerar cuando son pequeños es un entrenamiento para sus relaciones futuras. La agresión relacional es un comportamiento aprendido, y si no se ponen medios o esfuerzos para prevenirlo o erradicarlo, no desaparece después de la adolescencia.

Muchos expertos creen que la mejor solución es que la escuela disponga de una política clara y fuerte contra el acoso, y que todo el personal, desde los directivos hasta el personal del comedor, reciba formación periódica sobre los peligros del acoso, sobre cómo prevenirlo y sobre cómo detectarlo a tiempo.

Fee cree que la mejor forma de ayudar a las chicas es enseñándoles estrategias de comunicación positiva, para que sean capaces de comunicar sus sentimientos y establecer límites sin ser agresivas. Según esta psicóloga, la clave está en dejarles tomar sus propias decisiones para que aprendan a resolver sus propios problemas «ofreciéndoles una guía, no una solución». Fee dice que los padres deberían sentarse a su lado, hablar del tema con ellas, y hacerles preguntas como: «¿Qué quieres hacer con esta situación?» o «¿Qué parte de esta situación crees que puedes controlar?». En el mejor de los casos, acaban dándose cuenta por sí solas de que lo más práctico es buscar amistades más sanas.


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