¿Si la mayoría de nuestros amigos pueden reducirse ya a meras fichas virtuales de
Facebook, por qué no tener también un amigo o un profesor robot?
Es lo que pretende Hiroshi Ishiguro, que acaba de crear un robot a su imagen y semejanza. Antes de eso, construyó un robot niño, diseñado para aprender igual que lo hace un niño real o para interaccionar con su mamá.
Robot niño:
Ya existe, y está "aprendiendo". Es uno de los robots más sofisticados. Mide 130 cm., pesa 33 kilos, y está diseñado para aprender como lo hace un niño pequeño. «Los niños y los bebés tienen programas muy, muy limitados. Pero tienen espacio para aprender más», dijo su creador, Minoru Asada, profesor de la Universidad de Osaka.
Los creadores del robot niño con Biomimetic Body, o
CB2, dicen que va desarrollando habilidades sociales a medida que
interacciona con los humanos y se fija en las expresiones faciales, para poder imitar la relación de una madre con su bebé.
El equipo creador —formado por ingenieros de robótica, especialistas en el cerebro, psicólogos y otros expertos— está tratando de conseguir que el robot reconozca caras, como lo haría un bebé con su madre, y clasifique las expresiones en categorías básicas, como alegría o tristeza. CB2 reconoce las expresiones emocionales porque las graba con sus ojos-cámara, los memoriza y después las hace coincidir con sensaciones físicas.
El robot también cuenta con una fina película de sensores bajo su piel gris elástica, de manera que también puede reconocer el contacto humano, como una caricia. Desde que se presentó al público, en 2007, CB2 ha aprendido también a caminar con ayuda de un humano, además de con sus 51 “músculos” impulsados por presión de aire.
Para el futuro, Asada espera que CB2 aprenda a hablar con frases simples, como lo haría cualquier niño de dos años. Y allá por el año 2050, este científico espera tener un equipo de fútbol formado por jugadores robot que ganarán la Copa del Mundo.
Dentro de una década, podría haber miles de humanoides trabajando con los humanos, si la sociedad quiere, según Fumio Miyazaki, ingeniero del Campus Toyonaka en la Universidad de Osaka.
Robot profesor:
Ishiguro cree que los robots podrían establecer
relaciones con los niños y que éstos podrían aprender de los robots.
Esta idea se estudió recientemente en un colegio de Primaria japonés durante 18 días.
Dos robots “Robovie”, angloparlantes, interaccionaron en clase con niños
de primero y de sexto durante dos semanas.
Con sensores y etiquetas identificativas, los robots detectaban e interactuaban con los niños utilizando un vocabulario de unas 300 frases para hablar y unas 50 palabras para reconocimiento. A los niños se les hizo un test de inglés en el que tenían que hacer coincidir unas palabras con su imagen. Se repitió el ejercicio al principio del estudio, después de una semana y tras dos semanas.
Los niños estaban encantados de tratar con los robots durante la primera semana, pero perdieron el interés en la segunda, aunque todavía quedaban algunos interaccionando con ellos.
Un
análisis posterior demostró que los robots podían conseguir más éxito si
los niños tenían algún conocimiento previo de inglés, o algún interés en
aprenderlo. De lo cual, los autores del estudio dedujeron que los robots
interactivos deberían diseñarse para tener algo en común con sus
usuarios.