Phoebe, de 15 años, se suicidó el 14 de enero porque no podía soportar el acoso despiadado en su nuevo instituto.
Ahora, sus
nueve torturadores, en su mayoría chicas, esperan la resolución final del
juez, mientras muchos se preguntan por qué no se han tomado
medidas también contra el personal del colegio —South Hadley, en Massachusetts, Estados Unidos— que no hizo nada por
evitarlo.
El escándalo ha acaparado la atención
del mundo, y ha despertado la conciencia de padres, educadores y
políticos, que buscan soluciones contra el acoso escolar y la agresión
relacional. Este es un término relativamente nuevo que
define un tipo de acoso más sutil, más típico femenino y tan difícil de detectar que ni los
científicos lo habían tenido en cuenta hasta hace poco.
El caso de Phoebe
Los padres de Phoebe dejaron Irlanda
el pasado otoño, y se trasladaron a Massachusetts para «experimentar América», tal como han descrito en el
obituario de su hija.
La vida de Phoebe fue un infierno desde el principio, al parecer porque tuvo la osadía de salir con dos muchachos muy populares entre las chicas, y que además tenían novia. Ambas novias tenían otras amigas, y todos juntos — siete chicas y dos chicos, entre 16 y 18 años— organizaron una campaña intensa de acoso y persecución contra Phoebe. Según la abogada del distrito, Elizabeth Schibel, «la investigación ha revelado que hubo una actividad despiadada contra Phoebe destinada a humillarla y hacerle imposible seguir en la escuela».
Los torturadores y los cargos contra ellos
—Sean
Mulveyhill, 17, de South Hadley: estupro (statutory rape),
violación de los derechos civiles con daño corporal, acoso y disturbios
en una reunión escolar.
—Kayla Narey, 17, de South Hadley: violación de
los derechos civiles con daño corporal, acoso y disturbios en una
reunión escolar.
—Austin Renaud, 18, de Springfield: estupro
(statutory rape).
— Ashley Longe, 16, de South Hadley: delincuencia
juvenil con violación de derechos civiles y daño corporal.
—Sharon Chanon Velazquez, 16, de South Hadley:
delincuencia juvenil con violación de derechos civiles y daño corporal.
—Flannery Mullins, 16, de South Hadley: delincuenCIA juvenil con violación de derechos civiles y daño corporal, y
acecho.
— Otras tres acolescentes de South Hadley, de 16 años, cuyos nombres no se han revelado, tienen cargos de violación de derechos civiles con daño corporal, acoso, disturbios en el colegio y ataque con un arma peligrosa.
«Puta irlandesa»
Las
adolescentes solían acorralar a Phoebe, arrancarle los libros de las
manos, perseguirla, amenazarla, e insultarla. La llamaban “puta
irlandesa”, le gritaban cosas como: "Cierra las piernas", "Odio a las
zorras estúpidas", según detalla MassLive.com. Estas situaciones podían ocurrir en
cualquier lugar —pasillos, biblioteca, lavabos o cafetería de la
escuela—, a veces a gritos, y alguna vez en presencia de los
profesores. Sharon Velazquez fue expulsada en una ocasión
por sus gritos en la cafetería.
Según testigos, Phoebe se mostraba aterrorizada y muy inquieta. Varios alumnos han declarado que la consolaron alguna vez al encontrarla llorando. Y, según la abogada del distrito, el acoso a Phoebe era de dominio público en la escuela, donde hay unos 700 alumnos matriculados. Las amenazas continuaban en casa, vía mensajes de texto o vía Facebook.
El 14 de enero fue especialmente duro. Según las investigaciones, Phoebe encontró a sus torturadores en la biblioteca, en el comedor y en los pasillos; la amenazaron con pegarle «un puñetazo en la cara» y, cuando volvía a casa caminando, Ashley Longe le tiró una lata de bebida desde un coche, insultándola y riéndose. Según parece, fue la gota que colmó el vaso. A las cuatro y media de la tarde, su hermana la encontró colgada dentro de un armario, bajo la escalera, todavía con la ropa del colegio.
El personal de la escuela
El gobernador
de Massachusetts, Deval Patrick, ha dicho que los cargos, que podrían conllevar sentencias graves, son un «mensaje de que este tipo de
comportamiento tendrá consecuencias». Muchos padres han pedido la dimisión de los responsables escolares, según el Irish Central. En una reunión del Consejo de la
Escuela de South Hadley, en la que tuvo que intervenir la policía, el
presidente, Edward Boiselle, dijo que el centro no sabía nada del
acoso a Phoebe. Algunos padres defendieron a la escuela porque
«hizo lo que
pudo». Boiselle dimitió en esa reunión, según dijo, por causas
ajenas a este asunto.
La madre de Phoebe había hablado con al
menos dos miembros del personal sobre el acoso a su hija. Según
testigos entrevistados, en la semana antes del suicidio, la propia Phoebe
le dijo a un administrador de la Escuela que estaba asustada y quería
irse a casa. Phoebe volvió otra vez a clase diciendo que no iban a hacer nada
para protegerla y que le iban a dar una paliza. El gobernador
Patrick describió este detalle como «indignante».
Mitch
Brouillard, que tiene una hija en el centro, dijo que estaba
«horrorizado» de que no se haya tomado ninguna medida contra los
miembros del staff. «Deberían acabar con esta situación», dijo
Brouillard, que explicó que su propia hija había sido atacada por hablar
en contra de los matones. «Algunos de los chicos que lo vieron en
televisión al día siguiente, hicieron frente a mi hija. La empujaron
contra las taquillas y la golpearon repetidas veces», dijo Brouillard,
según CBS3Springfield.
Se trataba de esos mismos adolescentes que se enfrentan a diferentes
cargos.
Por lo visto, los acusados tampoco sintieron remordimientos ni piedad por Phoebe después de su muerte. Siguieron atacándola a ella y a las personas que la defendían en la página de Facebook que se abrió en memoria de la adolescente. Uno de los torturadores escribió: «Acomplished» (cumplido). Según testigos, el día después del suicidio, Sharon Velazquez dijo: «No soy la única culpable de la muerte de Phoebe, y no me importaba nada que se haya muerto».
«Sólo la insultaba»
La madre de Sharon Velazquez defiende a su hija diciendo que jamás levantó la mano a Phoebe, que «sólo la insultaba». La madre admitió que a su hija la expulsaron de clase por abusar verbalmente de Phoebe, pero culpó a la acosada de iniciarlo. «Sharon intercambió un par de palabras con ella», dijo la madre al Boston Herald, «Phoebe la insultó. Son adolescentes. Los adolescentes se insultan».