En Las Leyes, uno de sus últimos diálogos, Platón describe la estructura política de una ciudad imaginaria llamada Magnesia. También sugiere cómo debe ser la educación. En este fragmento intervienen un extranjero ateniense y un cretense, Cleinias. Curiosamente, durante mucho tiempo se dudó si esta obra era realmente de Platón.
Las Leyes
[...]
Extranjero ateniense (At.). Si me preguntas qué grandes bienes obtiene el
estado del entrenamiento correcto de un solo joven, o de un solo coro--
cuando ponemos la cuestión de esa forma, no podemos negar que el bien
no es muy grande en cualquier caso particular. Pero si preguntas cuál
es el bien de la educación en general, la respuesta es fácil -- que la
educación hace hombres buenos, y que los hombres buenos actúan
noblemente, y conquistan a sus enemigos en la batalla, porque son
buenos. La educación sin duda consigue la victoria, aunque la victoria
algunas veces produce el olvido de la educación; porque muchos se han
vuelto insolentes por las victorias en la guerra, y esta insolencia les
ha provocado innumerables males; y muchas victorias han sido y serán
suicidas para los vencedores; pero la educación nunca es suicida.
[...]
At. Entonces, si te digo cuáles son mis nociones sobre educación, ¿pensarás si te convencen?
Cleinias (Cle.). Oigámoslas
At. En mi opinión, quien vaya a ser bueno en algo debe practicarlo
desde su juventud, tanto como deporte como en serio, en sus distintas
versiones: por ejemplo, el que va a ser un buen constructor debería
jugar a construir casas de niños; el que va a ser un buen campesino, a
labrar la tierra; y aquellos que tienen a cargo su educación deben
suministrarles herramientas de imitación cuando son jóvenes. Deben
aprender antes el conocimiento que después necesitarán en su arte. Por
ejemplo, el futuro carpintero tendría que aprender a medir o aplicar
las líneas jugando; y el futuro guerrero debe aprender a montar, o
cualquier otro ejercicio, como diversión, y el maestro debería procurar
dirigir las inclinaciones y placeres de los niños, con la ayuda de
diversiones, a su objetivo final en la vida. la parte más importante de
la educación es la formación correcta en la guardería. El alma del niño
en su juego debe guiarse al amor del tipo de excelencia en la que,
cuando crezca hasta la madurez, tendrá que perfeccionarse. ¿Estás de
acuerdo conmigo hasta ahora?
Cle. Sin duda
At. No dejemos el significado de la educación ambiguo o mal definido.
Hoy en día, cuando hablamos en términos de elogio o culpa sobre la
educación de cada persona, llamamos a un hombre educado y a otro maleducado, aunque el maleducado puede estar a veces muy bien educado
para los requisitos de un comerciante, o de un capitan de barco, y
otros. Porque no estamos hablando de educación en este sentido
limitado, sino de esa otra educación en la virtud desde la juventud,
que hace a un hombre buscar con ilusión la perfección ideal de la
ciudadanía, y que le enseña cómo mandar y obedecer correctamente. Esta
es la única educación que, en nuestra opinión, merece ese nombre; ese
otro tipo de entrenamiento, cuyo objetivo es la adquisición de riqueza
o fuerza física, o mera habilidad aparte de inteligencia y justicia, es
mezquino y ruin, y no digno de llamarse educación en absoluto. Pero no
discutamos por una palabra, suponiendo que la proposición expuesta es
correcta: esto es, que los que reciben una buena educación generalmente
se convierten en hombres buenos. Ni pongamos ninguna sombra de duda
sobre la educación, que es la primera y mejor de las cosas que el mejor
de los hombres puede llegar a tener y que, aunque susceptible de tomar
una dirección equivocada, es posible reformar. Y este trabajo de
reforma es la gran responsabilidad de un hombre mientras vive.
Cle. Muy cierto; y estamos totalmente de acuerdo contigo.
At. Y quedamos antes de acuerdo en que los hombres buenos son los que pueden guiarse a sí mismos, y malos los que no.
Las Leyes (Alianza Editorial)
The Laws (Penguin Classics)