13.02.2006

Filosofía

Más Platón y menos...

En Las Leyes, uno de sus últimos diálogos, Platón describe la estructura política de una ciudad imaginaria llamada Magnesia. También sugiere cómo debe ser la educación. En este fragmento intervienen un extranjero ateniense y un cretense, Cleinias. Curiosamente, durante mucho tiempo se dudó si esta obra era realmente de Platón.



Las Leyes

[...]

Extranjero ateniense (At.). Si me preguntas qué grandes bienes obtiene el estado del entrenamiento correcto de un solo joven, o de un solo coro-- cuando ponemos la cuestión de esa forma, no podemos negar que el bien no es muy grande en cualquier caso particular. Pero si preguntas cuál es el bien de la educación en general, la respuesta es fácil -- que la educación hace hombres buenos, y que los hombres buenos actúan noblemente, y conquistan a sus enemigos en la batalla, porque son buenos. La educación sin duda consigue la victoria, aunque la victoria algunas veces produce el olvido de la educación; porque muchos se han vuelto insolentes por las victorias en la guerra, y esta insolencia les ha provocado innumerables males; y muchas victorias han sido y serán suicidas para los vencedores; pero la educación nunca es suicida.

[...]

At. Entonces, si te digo cuáles son mis nociones sobre educación, ¿pensarás si te convencen?

Cleinias (Cle.). Oigámoslas

At. En mi opinión, quien vaya a ser bueno en algo debe practicarlo desde su juventud, tanto como deporte como en serio, en sus distintas versiones: por ejemplo, el que va a ser un buen constructor debería jugar a construir casas de niños; el que va a ser un buen campesino, a labrar la tierra; y aquellos que tienen a cargo su educación deben suministrarles herramientas de imitación cuando son jóvenes. Deben aprender antes el conocimiento que después necesitarán en su arte. Por ejemplo, el futuro carpintero tendría que aprender a medir o aplicar las líneas jugando; y el futuro guerrero debe aprender a montar, o cualquier otro ejercicio, como diversión, y el maestro debería procurar dirigir las inclinaciones y placeres de los niños, con la ayuda de diversiones, a su objetivo final en la vida. la parte más importante de la educación es la formación correcta en la guardería. El alma del niño en su juego debe guiarse al amor del tipo de excelencia en la que, cuando crezca hasta la madurez, tendrá que perfeccionarse. ¿Estás de acuerdo conmigo hasta ahora?

Cle. Sin duda

At. No dejemos el significado de la educación ambiguo o mal definido.
Hoy en día, cuando hablamos en términos de elogio o culpa sobre la educación de cada persona, llamamos a un hombre educado y a otro maleducado, aunque el maleducado puede estar a veces muy bien educado para los requisitos de un comerciante, o de un capitan de barco, y otros. Porque no estamos hablando de educación en este sentido limitado, sino de esa otra educación en la virtud desde la juventud, que hace a un hombre buscar con ilusión la perfección ideal de la ciudadanía, y que le enseña cómo mandar y obedecer correctamente. Esta es la única educación que, en nuestra opinión, merece ese nombre; ese otro tipo de entrenamiento, cuyo objetivo es la adquisición de riqueza o fuerza física, o mera habilidad aparte de inteligencia y justicia, es mezquino y ruin, y no digno de llamarse educación en absoluto. Pero no discutamos por una palabra, suponiendo que la proposición expuesta es correcta: esto es, que los que reciben una buena educación generalmente se convierten en hombres buenos. Ni pongamos ninguna sombra de duda sobre la educación, que es la primera y mejor de las cosas que el mejor de los hombres puede llegar a tener y que, aunque susceptible de tomar una dirección equivocada, es posible reformar. Y este trabajo de reforma es la gran responsabilidad de un hombre mientras vive.

Cle. Muy cierto; y estamos totalmente de acuerdo contigo.
At. Y quedamos antes de acuerdo en que los hombres buenos son los que pueden guiarse a sí mismos, y malos los que no.

Las Leyes (Alianza Editorial)
The Laws (Penguin Classics)