Tradiciones
Los "mercados húmedos", un caldo de cultivo
En
los países desarrollados, la carne se compra refrigerada o congelada.
Pero en otros lugares de la Tierra, como Indonesia, China o Vietnam,
los animales que se comen se suelen comprar vivos en los llamados
mercados húmedos. Por ellos pasea una muchedumbre entre pilas de jaulas
con cerdos, gallinas, patos, gansos, reptiles, pescado,... Estos
mercados tradicionales han funcionado siempre a espaldas de cualquier
inspector alimentario y sin medidas sanitarias.
Siempre han
sido lugares de atracción para los turistas, pero todavía son más
populares entre los nativos, especialmente los más mayores, que se
niegan a comprar carne congelada o refrigerada en el supermercado.
Dicen que el animal sabe mucho mejor si se sacrifica justo antes de
comérselo.
Hay mercados húmedos en muchos países —en
Sudamérica, Asia, Este Medio, y Sur de China—, pero los más exóticos
son los del sur de China, donde existe la creencia popular de que comer
animales salvajes mejora la salud y muchas otras cosas. En Guangdong,
por ejemplo, se venden tortugas, ranas, aves salvajes, monos, faisanes,
pangolines (unos mamíferos que parecen armadillos), serpientes pitón,
... Algunas de las tortugas que se allí se encuentran son capturadas en
Sumatra, a 300 Kilómetros de distancia. Los pangolines llegan desde
Vietnam (1.500 Km) y las serpientes pitón de la zona de Mandalay. Y
todos estos animales viajan y llegan cargados de "nuevos"
microorganismos: virus, bacterias y otros parásitos.
No es que
los animales de la zona estén más limpios, pero sus microorganismos
pasan de una especie a otra sin provocar enfermedades graves, porque
sus vecinos —tanto animales como humanos— han desarrollado cierta
inmunidad. Además, quienes los consumen siguen una serie de
procedimientos culturales y religiosos para prepararlos que previenen
la enfermedad.
Cuando se trata de animales salvajes,
capturados y transportados a miles de kilómetros, la situación cambia.
Los microorganismos, las personas y los animales se mezclan, por
primera vez, en un mercado masificado, y se forma un inusitado caldo de
cultivo. Los clientes eligen la pieza y el vendedor la descuartiza en
el acto, dejando caer las tripas, la orina y los excrementos al suelo.
Y, aunque de vez en cuando limpian los pasillos con mangueras a presión
para arrastrar los ríos de sangre y heces, y los microorganismos tienen
todas las oportunidades para encontrar nuevos huéspedes en nuevos
animales e incluso en personas. Salmonella, Escherichia coli o Giardia
son preocupantes, pero no tanto como los virus que provocan
enfermedades respiratorias fácilmente transmisibles, como son los virus
de la gripe o el coronavirus (que causa el SARS).
Desde los años
70, se sabe que los mercados húmedos son una fuente de virus de la
gripe. Y estos virus son especialmente "promiscuos", propensos a
mezclarse entre ellos e intercambiar su material genético. Se han
tomado algunas medidas higiénicas para estos mercados tradicionales que
acabarán desapareciendo tarde o temprano. Los jóvenes prefieren comprar
en el supermercado.
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