Exposición Handel y los 'castrati'
Castrados por amor al arte
Durante 200 años, se realizaron más de 4.000 castraciones anuales en
Italia a niños de entre 7 y 9 años. El objetivo era preservar el tono
alto y claro de la voz infantil mientras se adquiría la fuerza vocal de
un hombre y la técnica de un cantante adulto. Se les llamaba castrati, o, de forma más educada, musici o evirati.
Muy pocos lograron la fama y fortuna que perseguían sus padres con la
operación y ninguno igualó al gran Farinelli (en la imagen). Ocurrió en los siglos XVII y XVIII. Kindsein
hace un extenso análisis de estos grandes olvidados de la Historia de
la Música, con motivo de la exposición "Handel y los castrati" que se
inaugurará esta semana en Londres.
Un día en la escuela de los 'castrati'
Después de la operación, los niños eran enviados a escuelas de canto, donde se les entrenaba de forma intensiva hasta durante diez años, y donde llevaban una vida austera. Aunque había escuelas por toda Italia, las mejores se encontraban en Roma, Bolonia y Nápoles. El centro neurálgico de la educación musical era Nápoles, donde había nada menos que cuatro conservatorios dedicados al entrenamiento de los pequeños cantantes.
Sólo había escuelas de castrati en Italia. En ellas, trataban a los niños como un "producto de exportación" y les preparaban para cubrir la fuerte demanda de voces que había en toda Europa. A cambio de la formación, las escuelas los utilizaban para funerales, misas, procesiones, conciertos privados, ... A los más pequeños, los querubines, los vestían de angelitos y les hacían cantar en los funerales de los niños, lo que reportaba muchos ingresos dada la alta mortalidad infantil de la época.
En las escuelas les sometían a un duro trabajo y una estricta disciplina. He aquí el ejemplo de cómo era un día en la vida de uno de ellos, en este caso del joven Caffarelli:
Por la mañana: 1 hora para cantar pasajes de difícil ejecución 1 hora para el estudio de letras 1 hora de ejercicios de canto frente a un espejo, para practicar gesto y las formas y para evitar feas expresiones de la cara mientras se canta, etcétera.
Por la tarde: 1/2 hora de trabajo teórico 1/2 hora de contrapunto en un “canto fermo” (práctica de improvisación) 1 hora de contrapunto con la “cartella” 1 hora de estudio de letras El resto del día lo pasaban haciendo ejercicios con el clavicordio, componiendo salmos, motets (canciones polifónicas de la iglesia que se cantan a capela), etc.
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