Opinión
Las caras de la violencia
Johan Eimeric
En una entrevista en TV3, Alec Reid, sacerdote irlandés inspirador del
proceso de paz en Irlanda del Norte, comentaba acerca de la
tregua de ETA: "En España no hay una cultura de diálogo. Y sin cultura
de diálogo, no hay democracia. A partir de ahora, el principal problema
ya no es ETA. El principal problema sería no saber dialogar" (transcripción Ferrán Monegal en El Periódico de Catalunya).
La posibilidad de introducir votos en una urna cada cierto tiempo no convierte
automáticamente un país en democrático. Es la actitud hacia la
política, hacia el gobierno, hacia las instituciones, y eso no puede
cambiar de un día para otro. Sólo un grandioso esfuerzo en Educación
puede acelerar los ritmos naturales, y eso es algo que no suele hacerse: siempre hay demasiada inercia en el sistema
Por ese motivo España, con sus 30 años de práctica, sigue
considerándose una democracia joven. En una democracia más madura probablemente no
hubiesen aparecido los antidisturbios como la semana pasada en Barcelona. Ante una reunión habitualmente pacífica, se estaba
estudiando un dispositivo "similar al de fin de año", pero acabó en
batalla campal. La culpa fue, cómo si no, de minorías bien organizadas de
violentos. El alcalde, Joan Clos, mencionó "extranjeros", "alcohol y
drogas" y "okupas".
Se va a prohibir beber en la calle, con multas
astronómicas, especialmente en la medida del dinero juvenil, una solución paradójica en un país de clima templado y experto en ferias y merenderos. Desafortunadamente, no se pueden ofrecer locales públicos para
que esas reuniones juveniles no molesten a los vecinos: están todos ocupados por jubilados, un grupo más tranquilo y más votante.
El derecho a la diversión permite gastar 600.000 euros en una
falla valenciana, pero el botellón y los litros son odiosos y
despreciables. Y precisamente son el odio y el desprecio unas de las causas de la violencia, como se ha visto en el País Vasco e Irlanda del
Norte. Afortunadamente, no habrá cientos de muertos en este conflicto, pero seguramente se echará de menos el diálogo que convertiría
a España en una democracia homologada en Europa.
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