Opinión
Igualdad ante la salud
Johan Eimeric
En 2003, la Unión Europea financió un proyecto sobre el
neumococo, causa de varias enfermedades como la meningitis, la septicemia y la
neumonía, sobre todo en niños y ancianos. Se envió un cuestionario a los entonces 15 estados miembros, así como a los 10 candidatos, a Noruega y a Suiza. De los 27
países, veintitrés lo devolvieron cumplimentado. Cuatro países no respondieron: Grecia, Hungría, Polonia y España.
Es difícil explicar esa falta de respuesta, pero quizá resulte
significativo que se trate de países de la UE normalmente en el furgón
de cola del progreso. En el caso de España, hay una relación inversa a
su potencia económica y demográfica. ¿Por qué ocurrió? ¿Tendrá algo que
ver la dispersión de la responsabilidad hacia las comunidades autónomas?
En cualquier caso, el problema parece más general. Para ciertas
enfermedades, la lucha más eficaz es la vacunación generalizada, que puede lograr
incluso la erradicación total, como ocurrió con la viruela. Sin
embargo, sólo hay que ver cómo difieren los calendarios de vacunación de los distintos países europeos.
Si la Unión Europea no es capaz de llegar a un consenso sobre las
vacunaciones infantiles, e incluso tolera discrepancias dentro de un
mismo país, resulta bastante utópico aprobar una Constitución básica. Sólo
cuando los niños sean tratados globalmente como ciudadanos europeos
desde su nacimiento, empezaremos a tener una generación orgullosa de
serlo. ¿Quién les explica que ya nacieron diferentes en derechos de
vacunación?
Por otra parte, la Comisión Europea ha excluido la salud de su
propuesta sobre el mercado interior de servicios. Si no existe ningún
tipo de coordinación, ni por medio de los Estados ni por medio de
los mercados, la solución va a quedar en tierra de nadie: el actual
doble pago a la seguridad social y a los seguros privados.
En esta época conformista, donde las únicas protestas juveniles, donde
las hay, se dirigen a tener un sueldo fijo, no está de mas recordar qué
no siempre ha sido así. En España hubo una revolución total, pacífica y
festiva, hace 75 años, con la llegada de la Segunda República. Ojalá
Europa llegue pronto a vivir una similar, ahora que han
desaparecido las tendencias involucionistas que incendiaron el
continente el siglo XX.
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