Para averiguar cómo influye una educación infantil de calidad en la vida
adulta, se realizó este curioso estudio: entre los años 1962 y 1967, se
eligió un grupo de 123 niños afroamericanos de 3 y 4 años de familias
pobres y marginales. A la mitad del grupo se la incluyó en un programa
de educación infantil de calidad y a la otra no. Ahora, han
entrevistado a aquellos niños, que ya tienen 40 años, y también han
extraído datos paralelos de lugares como los servicios sociales, los colegios por donde han pasado o
la policía.

El resultado es que el grupo que asistió a aquella escuela
infantil ejemplar tiene hoy más probabilidades de haber conservado su
trabajo, ha tenido menos que ver con la delincuencia, cuenta con un sueldo
más elevado y posee un mayor número de licenciados en la Universidad. En
general, se considera que el grupo afortunado ha devuelto a la sociedad
más de 17$ por cada dólar de impuestos invertido en el programa de
educación infantil que les educó durante sus primeros años escolares.

El estudio fue realizado por David P. Weikart, fundador de la Fundación para la Investigación de la Educación High/Scope, de Estados Unidos,
Larry Scheinhart, presidente de dicha fundación, y sus colegas.
«Nuestros profesores estaban muy bien cualificados, no atendían a más
de ocho niños de las familias de bajos ingresos al mismo tiempo,
visitaban a las familias, como parte del programa, para hablar sobre el
desarrollo del pequeño, y las clases se impartían diariamente para los
niños de tres y cuatro años», dijo Scheinhart.

El High/Scope Perry Preschool study
se puede descargar entero en PDF. Hay otro estudio similar que se
inició en los años setenta, y que evalúa el efecto positivo del
programa preescolar Head Start en la vida adulta. Se llama InToAdulthood.
El programa estadounidense Head Start se considera una de las contadas
iniciativas interesantes que han surgido en los últimos años para
mejorar y potenciar la educación infantil.