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Leonardo da Vinci nació un día como hoy, hace 553 años, como hijo
ilegítimo. Los primeros tres años de su vida los pasó con su madre,
Caterina, y después se fue a vivir con su padre, Ser Piero, que era
notario, se casó con otra y no tuvo más hijos. Pero se cree que el
pequeño pasó la mayor parte de su infancia con un tío granjero,
Francesco, y que estaba todo el tiempo en el campo, observando la
naturaleza y puede que dibujándola. Leonardo se sintió rechazado por
sus padres.  Las clases sociales más altas del quatrocento solían
ignorar la ilegitimidad de los hijos y permitían que los bastardos
heredaran la fortuna y el poder del padre, pero no era igual en las
clases medias, como era el caso del notario. En cuanto a Caterina, se
casó con otro hombre y tuvo hijos legítimos a los que prestó más
atención que al genio.

Como no se esperaba de él que fuese notario, pudo elegir con
libertad aquello que le apetecía hacer: dibujar. El notario se preocupó
de que recibiera educación elemental y Leonardo se ocupó de aprender
por sí mismo todo aquello que le interesaba, comenzando así su
imparable carrera de autodidacta. Su nombre completo era Leonardo di
ser Piero da Vinci, aunque siempre firmaba Leonardo o «Io,
Leonardo».