¿Y, hablando de casas y altos precios, por qué no vivir en un contenedor?
Muchos de nuestros hijos lo hacen, en el colegio. Hay algunas
alternativas a la vivienda clásica, y en algunos casos sólo hace falta
imaginación. El arquitecto británico Charlie Luxton presentó el año
pasado una serie de programas en la BBC titulados Guerrilla Homes,
en los que ofrecían todo tipo de sugerencias. Luxton se ha
especializado en convertir contenedores de embarque en preciosas
casitas que, una vez montadas y decoradas, descarga en el pedazo de
terreno que elija el cliente. Según él, hay mucho terreno en la
periferia de las ciudades donde puede uno colocar su casa después de
unas sencillas comprobaciones. Y, si no es en el suelo, pues en la
azotea de los edificios, algo que estuvo muy de moda en Londres hace
unos años.

En España tenemos arquitectos igual o más subversivos que Luxton. Un ejemplo es Santiago Cirugeda. Según Josep Bohigas, promotor del proyecto APTM,
Cirugeda juega con la alegalidad. «Se sitúa en los límites de lo que es
legal, sin sobrepasarlos». Para el proyecto APTM propuso estos
apartamentos sujetados con andamios y dijo que iba a meter a una
familia en ellos. Estas casas están hechas con materiales reciclados, según Bohigas.

Pero, además de los contenedores, hay arquitectos de todo el mundo
ideando viviendas mínimas. Unos escoceses fueron los
pioneros al proponer esta especie de casa portátil:

O esta otra, llamada TurnOn-Urban.Sushi, que se mostró el año pasado en Barcelona en la exposición Living in Motion:

Son ejemplos de viviendas Xtremas, que, lamentablemente, no suelen tener en cuenta la existencia de los niños.