En 1989, unos titulares espeluznantes en la prensa estadounidense
conmocionaron a la población. Se referían a la violación, mutilación y
más brutalidades sólo aptas para estómagos de acero que un hombre
llamado Earl Kenneth Shriner cometió contra un niño de siete años, Ryan
Alan Hade (en una foto reciente, arriba). Aquel caso hizo que se
cambiara la ley y se contemplase por primera vez la cadena perpetua
para depravados sexuales como Shriner, al que le cayeron 131 años, y
que tenía un historial previo de 25 años de violencia contra menores.

Ahora Hade ha vuelto a salir en prensa porque hace un par de semanas murió
en un accidente de moto. Dicen que tenía debilidad por los deportes de
riesgo y que vivía siempre al límite, como si pensara que si había
sobrevivido a aquella brutalidad, podría seguir experimentando milagros. Consiguió
que muy poca gente le relacionara con el suceso, y aseguraba no
recordar nada del asunto, pero cuando se acercaba el aniversario del
ataque, dicen que se volvía irritable, tenso y físicamente enfermo.

Aunque su agresor le dió por muerto, Hade se salvó milagrosamente
de aquel ataque sufrido junto a su colegio, en un parque de Tacoma,
Washington. Pero nada pudo devolverle la infancia. Con siete años tuvo
que someterse a cirugía reconstructiva (Shriner, además, le cortó el
pene) y a terapia psicológica hasta los 13 años. Cuando los compañeros
de curso le empezaron a preguntar si era él la víctima de Shriner,
cambió de escuela y de zona. Fue a la New Horizon School, en Renton,
donde le ayudaron con su dislexia y su trastorno por déficit de
atención.

En el momento de su muerte, cuando su recién comprada
Suzuki chocó contra un pick-up cerca de Yelm, Hade vivía con su abuela en una
casa móvil instalada en un terreno, en Roy. Hade,  que se había
ganado la vida con el negocio inmobiliario y con el tapizado de
muebles, estaba buscando un dúplex en Tacoma para trasladarse con su
abuela, por la que sentía adoración.

Hay muchos niños que pierden la niñez de un plumazo, ya sea de una
forma brutal, como Hade, o por temas tan en la palestra ahora como el
terrorismo o el maltrato. Sobrevivir a esas situaciones no significa
haberse salvado de ellas.