Los menores de cinco años no pueden volar solos, pero sí los que
tienen entre cinco y 12 años. Sólo con Iberia, cada año viajan solos
más de
60.000 niños. Se les llama UM en el argot del aeropuerto (del inglés Unaccompanied Minor,
Menor no acompañado). Llevan toda su documentación colgada al cuello en
una bolsita de plástico colorida y todos están pendientes de ellos, la policía
del aeropuerto y el personal de tierra y de aire de la compañía con la
que viaje el pequeño. Hay compañías que establecen un límite. En
Iberia, por ejemplo, no pueden ir más de seis niños solos de entre 5 y
8 años por avión, según Cinco Días.
En la bolsita que llevan al cuello se incluye información del tipo:
la identificación de las personas que llevan al niño al aeropuerto y
que irán a buscarle a la llegada; los idiomas que habla el niño; las
alergias o necesidades especiales que pueda tener; el itinerario que
hará el pequeño; y un descargo de responsabilidad. En algunas
compañías, como Lufthansa, British Airways o Iberia, se hacen cargo del
pequeño desde el mostrador de facturación. En otras, como Spanair, sólo
se ocupan de él a partir del embarque. En el avión, se les ofrece
comida especial para niños presentada de forma divertida, y, en según
qué compañía, el personal les atiende de manera exclusiva.
Hay compañías que no aceptan críos que tengan que hacer itinerarios
con escalas. Y si al llegar a su destino no viene nadie a recoger al pequeño o
quien viene no va documentado, el personal de la compañía entrega el niño a las
autoridades.
En el tren o en autobús también pueden ir los pequeños viajantes. En
el AVE hay trayectos con servicio para niños de entre 4 y 11 años, y en
Grandes Líneas, entre 5 y 14 años.
Tiene que ser toda una aventura para ellos.