No había ni un solo wireless
desbloqueado entre mis vecinos barceloneses, lo cual es bueno para su
propia seguridad, pero malo para mis visitas esporádicas a Barcelona. He
estado incomunicada durante 8 días.
Me cuentan que en Austin (Texas), todo el espacio de la ciudad es WIFI Free, y que otras
ciudades van también en camino de dar acceso gratis a toda la
población desde cualquiera de sus rincones.
SAN FRANCISCO – The mayor says San Francisco plans to rapidly expand
its free wireless Internet access program and will soon make free
computers available at housing projects and community centers. … “We will not stop until every San Franciscan has access to free wireless Internet service,” Mayor Gavin Newsom declared in his first State of the City address.
Barcelona sigue igual que la dejamos hace un par de meses, un
“melting
pot” en el que el secuestro (mental y físico) es un castigo aceptado
por todos los ciudadanos. Cada vez hay más normas e impuestos que acatar, sin
rechistar. El último del Ayuntamiento es la zona verde. Con ella,
aparcar ya es del todo imposible. Tienes que estar empadronado allí
para poder dejar el coche en la calle por un módico precio, si hubiese
sitio, que no es el caso. Si no tienes ese distintivo pegado en tu
coche, dejarlo a la intemperie en tu propio barrio cuesta 2,5 euros la
hora. Y no es una broma. Lo mejor es que el coche todavía paga el impuesto de circulación de Barcelona.
Los primeros días, dedicamos más de media hora a buscar
aparcamiento. Pero el martes, después de haber recorrido todas y cada
una de
las calles de mi exbarrio y también de los circundantes para encontrar
un solo sitio, sufrimos un
secuestro. Al ir a buscar el coche, la fila entera había desaparecido.
En su lugar, el personal del Ayuntamiento había dejado una veintena de
triángulos azules en el suelo con los números de matrícula de los
secuestrados. Una nueva señal en el otro extremo, semi escondida,
¿nueva?, decía que era un estacionamiento quincenal alterno, como en
los pueblos.
La última vez que oí hablar de los costes de la grúa municipal de Barcelona (allí es un
tema habitual de conversación, junto al bilingüismo), ascendía a unas 18.000 pesetas. Ahora, si no se paga antes de lo que te
indican, puede subir a 134+90+horas de estancia en el depósito. Desde
ese momento, decidimos dejar el coche en un parking privado. De modo que ir en coche ha
costado casi como una plaza hotelera (sin mencionar los peajes abusivos de la autopista del
Mediterráneo: más de 40 euros).
Conozco a un tipo del barrio que, harto de esta situación
repetitiva, optó un día por no ir a recoger el coche al depósito. Desde
entonces vive más tranquilo. Es una opción. La otra es largarse de allí.
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