A Ana nunca le había gustado el color rosa, ni llevar falda, ni le
preocupaba combinar colores, y mucho menos medias, que ni sabía que
existían. Antes de llegar a este colegio, solía vestir como un “niño
travieso”, jeans, pelo largo suelto, camisetas rojas, que era su color
favorito,…
Supongo que era influencia mía porque es como visto yo. Desde el día
de su nacimiento, me negué a comprar ropita de niña rosa y la niña iba
siempre de blanco o azul (porque ahí acaba el triste surtido de ropa
para los que acaban de llegar al mundo). La comadrona se echaba las
manos a la cabeza el día del parto: «Siempre he deseado poner una
ropita rosa a una hija mía, pero no pude. ¡He tenido cuatro niños! ¡Y
tú ahora me traes ropa azul!»
El caso es que ahora Ana ha entrado en un estado de princesitis que
aturde. Y parece que en su clase todas las niñas piensan igual. Habrá sido un contagio generalizado.
Todo tiene que ser rosa y hay una especie de muestreo matutino de
ropa entre algunas de ellas que a mí me no me hace mucha gracia: «Mira
lo que
llevo! Mira qué falda! Mira mi cinturón de purpurina! Tú no eres
princesa!», le dijeron a Ana un día. «Sí soy princesa». «No, no lo
eres, ah, ah». (Seguro que Leticia Ortíz piensa en esos mismos
términos.)
El otro día fui a una excursión con ellos, como “madre voluntaria”. En el desayuno, oí
que una niña le decía a otra: «Lidia no es princesa porque lleva
pantalones»
¡Tienen cuatro años! ¿Como lo han hecho los de Walt Disney y los de Barbie? ¿Alquien se ha fijado en que este año
hay princesas hasta en el Calendario de Adviento? En el de Ana no hay
un Belén, sino Blancanieves, la Bella, la Cenicienta y la
Belladurmiente. Han aparecido varias revistas en el mercado para
Princesas con regalitos (siempre rosa). ¿Será cosa de Maria Isabel, y
su Antes muerta que sencilla? Hay anillos de princesa en la panadería y zapatillas de deporte con purpurina rosa.
En cualquier caso, prefiero el princesismo que el comportamiento en el
otro colegio. Había niños violentos que soltaban unos tacos de aquí te
espero. Y las maestras no hacían nada para remediarlo. Y eso también era contagioso. En este colegio no hay nada de
eso. Este colegio, en Infantil, es como el país de las hadas… Supongo que a la vuelta de las
vacaciones las cambiarán de grupo y se disolverá el marujeo. Eso espero.
No comments