Hoy es el cumpleaños de Julio Verne (1828-1905). Fue el primer hijo
de una familia de abogados de Nantes. Su destino era estudiar también
leyes. Pero, en lugar de eso, se dedicó a hacer lo
que más le gustaba: escribir. Se pudo ganar bien la vida vendiendo sus
clásicos de
ciencia ficción y logró comprarse un gran yate con el que navegó por
toda Europa, cumpliendo los sueños de su infancia. Una de sus citas
famosas es: «La libertad es algo por lo que merece la pena pagar».
Fragmento de un ensayo de Julio Verne titulado «Recuerdos de mi infancia y juventud»:
¡El
mar…! ¡Ni mi hermano, que fue marino años después, ni yo lo
conocíamos todavía! En el verano, nuestra familia se establecía en un
campo no lejos de la costa del Loira, en medio de viñedos, praderas y
pantanos. Era propiedad de un viejo tío, antiguo armador. ¡Había ido a
Caracas, a Porto-Gabello! Lo llamábamos Tío Prudente y en recuerdo de
él llamé con ese nombre a uno de los personajes de Robur el
Conquistador. Caracas quedaba en América, esa América que ya me
fascinaba. Y entonces, al no poder navegar por mar, mí hermano y yo lo
hacíamos en pleno campo, a través de bosques y praderas. ¡Sin mástil
adonde treparnos, nos pasábamos los días en los árboles! Jugábamos a
ver quién hacía su refugio más alto. ¡Charlábamos, leíamos,
concertábamos proyectos de viaje, mientras las ramas, agitadas por la
brisa, daban la ilusión del cabeceo y los bandazos…! ¡Ah, los
deliciosos ocios!
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