Una de las profesoras de Ana sabe desde hace tiempo de la existencia de este blog y de Kindsein.com.
Y, hace unos días, me encontré con una simpática sorpresa: en la puerta
de clase habían colocado un expositor con algunas publicaciones. Un
cartel decía: «Para padres. Leer y devolver». Había entre los papeles
algunas copias grapadas de las portadas de Kindsein.com, según la
profesora, para que los padres de la clase lo conozcan. Gracias.

Aquella única muestra de Kindsein desapareció, así que repuse yo con
algunas copias más. Hoy, una abuela de habla alemana se acercó
directamente a Kindsein, pero al ver que estaba en español volvió a
retroceder, supongo que decepcionada.

Me ha dado la sensación de que pocos o ningún padre mira el nuevo
expositor. La mayoría lo esquiva, como si fuese un mueble vacío, y
algunos se acercan a él como si les fuese a picar. Quizás es sólo una
falsa impresión, y cuando yo no lo veo se arremolinan a su alrededor.
Quizás están pensando en traer recortes de prensa o nuevas
publicaciones. Quizás la semana que viene, como en el cuento de La
Castañera, el expositor está a rebosar y se crea un flujo de
comunicación y de intercambio entre los padres.

Pero va a ser que no.

Incluso cuando escribes para una publicación de gran tirada, tienes
la certeza de que poca gente va a leerte. Tu trabajo sirve,
básicamente, para envolver bocadillos. Pero las publicaciones on-line
son un reto mucho mayor, aunque más interesante, sobre todo en un país sin
cultura de Internet donde está todo por hacer. ¿Qué es lo que a la
gente le gustaría leer en Internet y cómo? Creo que todavía está por
descubrir.

Kindsein recibe la mayoría de audiencia vía Google. Hemos tenido
visitas desde lugares remotos: Ottawa, Kista, Stayton, West Branch,…
Y más de la mitad son de latinoamérica. Bienvenidos todos.

Y ahora, la despedida. Kindsein vuelve a
desaparecer hasta el próximo martes. La semana próxima volveremos con las pilas cargadas y
Kindsein resurgirá de su letargo como el Ave Fenix de sus cenizas.