Este año, animados por el hecho de que si se eliminan avispas a
principios de la primavera se evitan cientos de ellas en el verano,
colocamos pronto nuestra fantástica trampa antiavispas descubierta por
azar
el año pasado: el agua con gel al aroma de romero. A principios de
la primavera, allí estaba la piscina roja con agua y jabón y allí
empezaron a caer por decenas cada vez que se reponía.

Sin embargo, este verano el calor arrasador ha convertido nuestra
trampa en algo inútil. Hasta hemos bromeado diciendo que hemos creado
avispas mutantes con el jabón.  Este año, las avispas son más
abundantes que nunca y mucho más agresivas. Aunque siguen cayendo
diariamente de 100 en 100 en el cebo jabonoso, sus ejércitos no parecen
"acabarse" nunca. Y nadie tiene una solución.