Hemos vuelto de un país donde los niños se consideran personas importantes. Hasta en los sitios más inauditos hay columpios, y hasta en las Iglesias hay un rincón con libros y juguetes para que ellos se diviertan. Tienen, además, una apabullante oferta de actividades infantiles, sobre todo si lo comparamos con la agenda española.

En ese país nació Astrid Lindgren, creadora, entre muchos otros, de uno de los personajes más fascinantes y polémicos de la literatura infantil, Pipi Calzaslargas. En un bosque de las afueras de su ciudad de nacimiento, Vimmerby, han creado un parque dedicado a las obras de Astrid. Es un espacio imponente, con rincones mágicos en los que se representan sus cuentos y se cantan las canciones. Hay riachuelos, pueblos en miniatura, la Villa Kunterbunt (Villa Villekulla), … No hace falta haber tomado las píldoras “krumelur” para disfrutar de un sitio como ese…

«Pequeñas píldoras krumelur, no permitas que me haga “mayorur”.» –Pipi Calzaslargas.

Aunque no haya ningún espectador, los actores representan su papel cuando corresponde. Se les oye hablar mientras llegas a su casa por el bosque, o te saludan cuando te cruzas con ellos en uno de los senderos. No todos los días puede uno encontrarse a Donner-Karlsson y Bloom. El amor por el teatro y por la música de calidad deja asombrado a cualquiera que esté acostumbrado a las escasas y mediocres representaciones infantiles en España.

Aquí, desgraciadamente, Pipi es un personaje casi olvidado, salvo por las esporádicas reapariciones de los DVD en televisión. En Suecia, sin embargo, sigue siendo la protagonista absoluta.

Pipi ha contrarrestado durante más de 60 años la imagen de las lánguidas princesas de cuento, que no hacen otra cosa que esperar a un príncipe. Y no sólo ha sido un estímulo para que las chicas se sientan fuertes sino que también se ha atrevido a poner en duda las leyes de los adultos.

Suecia debería ser un destino obligado para todos los que vivan con niños. En verano, claro. Hablaremos más de ello en Kindsein.com