Esta Navidad, Joel Krupnik y Mildred Castellanos han decorado así la
puerta de su casa en Manhattan. Semioculto tras un árbol, exponen un
Santa Claus que sostiene un cuchillo sangriento en una mano y, en la
otra mano, una muñeca decapitada  a la que han pintado sangre en
las órbitas de los ojos. Dicen que es una protesta contra la
comercialización de las Navidades. Y añaden que Santa Claus no está en
la Biblia, que no es un símbolo religioso, como lo es la Navidad.