Lo he visto desde pequeña y nunca me había llamado la atención hasta
ahora, que llevo más de 10 años fuera de Barcelona. Se trata de esos
pequeños orinales que venden
allí en Navidad. Tienen dentro un excremento humano hecho de dulce, y
se
supone que es para comer. Debe tener mucho éxito porque las tiendas de
chucherías para niños están llenas de ellos. No sé si alguien
habrá estudiado el tema de la coprofagia en Cataluña. Ahora no lo veo
tan normal como antes…. No hay nada como mirar las cosas desde fuera
para verlas bien.
Los niños perciben las cosas de forma distinta a los adultos, ¿no? Para un niño, esta golosina es una especie de travesura (me pongo en su lugar, en el mÃo hace algunos años, y asà me resulta). Pero lo veo ahora y me da cosa… :-S Me debo de estar haciendo viejo