Me gusta estar con mi hija, pero eso es incompatible con el colegio.
Allí la dejo a primera hora de la mañana, fresca, llena de energía; y de
allí sale a media tarde, derrotada, comportándose la mayoría de las
veces como si no fuese muy capaz de distinguir entre el colegio y su
casa, entre sus compañeras y yo.
Después del cole, es imposible hacer nada “interesante” porque toda
la energía la ha gastado allí. Ni paseos, ni playa, ni nada porque
cualquier cosa es un sobreesfuerzo. Y la hora de dormir llega demasiado
pronto, porque por fuerza tiene que irse pronto a la cama.
Y vueve a comenzar el ciclo.
Pagamos para que otros disfruten de nuestros hijos en su mejor
momento. Sería aún más grave si no disfrutaran, cosa que ocurre a miles
de profesores no vocacionales. Por lo menos, este colegio tiene una
sección de Infantil muy buena y Ana está feliz. Pero sigo pensando que
los horarios escolares son desproporcionados y que los humanos nos
organizamos la vida como si fuésemos inmortales, o como si lo que
decimos que tanto nos importa, en realidad nos diese igual.
Medio día de dosis escolar sería más que suficiente. La otra mitad
serviría para darle rienda suelta a la creatividad y a la libertad. Por
lo menos, debería de ser una opción.
Nosotros buscamos la jornada continua (aun asà demasiado larga) y las tardes las pasa con su Mamá. Ahora tengo que conseguir yo las tardes libres 😉
Creo que tienes toda la razón. Además como tu hijo vaya a una escuela de las que les mandan deberes desde infantil, entonces si que te puedes olvidar de él.
Empezando por infantil, creo, que ya que es una etapa no obligatoria, deberÃan de dar a todos los padres la opción de recoger a sus hijos a medio dÃa, no conozco ninguna escuela que lo haga y me puedo imaginar sus respuestas si se lo preguntamos.
– Es que el niño se va a quedar retrasado.
Cuando en realidad los que se quedan retrasados son ellos, porque tienen que terminar de pintar y poner gomets en ese “maravilloso” libro, antes de que termine el curso; y supongo que no se les ocurre que si ellos informan a los padres de los conceptos que están dando, éstos podrÃan colaborar de una manera directa en la educación de sus hijos.
No serÃa maravilloso que los padres, que quisieran, pudieran pasar todas las tardes con sus hijos y enseñarles el concepto dentro-fuera, jugando en la playa a meter caracolas o piedras en una bolsa para llevárselas a casa.
Y si hablamos de primaria creo que serÃa igual de aconsejable, quizá asà los niños podrÃan tener un rato de tiempo libre cada dÃa en el que estar con su/s padres y en el que jugar con sus juguetes, quizá de esta manera no dejarÃan de ser niños tan pronto. No es curioso que cada vez tengan más juguetes y sepan jugar menos.
Teniendo en cuenta que, en el colegio la mayorÃa se aburre y no suele haber tiempo para fomentar la imaginación o la creatividad y que después, en el ratito de casa sólo tienen tiempo para hacer los deberes, no es de extrañar que se les vaya olvidando lo que es jugar sin estar dirigidos.