Ferran Monegal, ayer, en El Periódico: «Esta semana los de Caiga quien caiga (T-5) le han concedido las gafas de
sol a Serrat. ¡Ah! lo más bonito de esta entrega fueron los reflejos que
por azar surgieron del cristal de estas gafas. Resulta que mientras el
reportero del programa circulaba por el campus de la Complutense en
busca del cantante, se encontró con grupos de estudiantes. Y aprovechó
para hacerles algunas preguntas sobre la marcha. Primera: “¿Sabes por
qué han investido a Serrat doctor honoris causa de tu universidad?”.
Respuesta: silencio y perplejidad. Segunda: “¿Sabes quién es Lech
Walesa?”. Respuesta: “Un francés de la quema de París”. Tercera: “¿Sabes
quién fue Charles de Gaulle?”. Respuesta: “Un futbolista”. Y así un buen
rato.

Al final, los jóvenes exclamaron, quejándose: “¡Joder, nos haces
una preguntas, tío…! ¡Pregúntanos por Gran Hermano!”. Interesante. Si
añadimos a este cuestionario el comentario del propio reportero,
advirtiéndoles: “En París los estudiantes están haciendo una revolución
contra los contratos de primer empleo y vosotros, aquí, hacéis la
revolución del macrobotellón”, el paisaje conseguido en ese campus no
puede ser más decepcionante: por un lado, ignorancia supina, y por otro,
pasotismo por la vía de la garrafa. Hombre, cabe analizarlo. Aunque los
estudiantes que enfocó el programa no pueden elevarse a categoría, su
ignorancia es preocupante. Y la tele no es ajena a esta hazaña. Pero lo
del macrobotellón es otro cantar.

Ayer, en Informe Semanal (TVE-1)
salieron psicólogos analizando las causas. Les faltó la principal: ese
terrorífico cóctel que hemos legado a nuestra juventud para que pueda ir
progresando. A saber: mala formación + falta de trabajo + contratos
basura + inaccesibilidad a la vivienda + jaulas hipotecarias a 50 años.
Bien mirado, es una suerte que por ahora sólo estallen a través del
botellón. Llegará el día en que estallarán de otra manera. Y no podremos
reprochárselo.»

Personalmente, creo que en este país no estallará nadie pase lo que pase.