Hoy Ana ha vuelto al cole, y yo he tenido la genial idea de explicar a
la maestra lo del  eritema infeccioso y lo del posible riesgo para
embarazadas. Habría jurado que todas las profesoras conocían esta
infección tan común y que no había ninguna maestra embarazada. Y
resulta que no habían oído hablar de ella jamás, y, además, una de las
profesoras de Ana está embarazada. Me he enterado por la tarde, cuando
me ha pedido que fuese yo a explicarle a la enfermera “qué es eso del
eritema”, “porque si hay enfermedades infecciosas hay que avisar”. Sonaba a que estaba un poco asustada y a que estaba
confundiendo el parvovirus humano con algo así como el anthrax.

De camino a la enfermería, iban aumentando mi preocupación y mi enfado.
No acababa de encajar eso de que en un colegio no se conozca una de las
infecciones más típicas de la infancia y tenga que ser yo la que
explique a una enfermera lo que es. Para más inri, parecía que Ana
estaba empezando a protagonizar el brote, cuando el virus lleva un mes circulando
por clase y ella ha sido, seguramente, la última en pillarlo.

Me consta que no se suele llevar un certificado cada vez
que un niño pilla un resfriado o una gripe. Y son tan infecciosos y tan leves como el eritema.

Por otro lado, las embarazadas que trabajan con niños tienen la obligación de estar informadas de los
riesgos de infección
, igual que si tienen un gato tienen que haber oído hablar de la toxoplasmosis. Después, es
decisión propia seguir asistiendo al trabajo o seguir teniendo gato.

La
enfermera y el pediatra deberían haber indagado por qué
en esa clase hace quince días que falta la mitad. Para qué vamos a
engañarnos, la mayoría de la gente envía a los niños al cole hasta con
fiebre, y nadie dice nada. La propia enfermera me lo ha confesado.
Precísamente, cuando llegué le estaban dando Dalsy a una niña de
Infantil de cinco años y la madre parecía estar dando largas al
teléfono. Así que los contagios están a la orden del día, y las
infecciones oportunistas posteriores, ídem.

Un dermatólogo conocido se reía esta tarde a carcajadas de la anécdota.
Me decía
que el eritema infeccioso lo único
que hace es “poner coloradotes y muy graciosos los mofletes de los
niños”. Y una madre de otra clase, de vuelta a casa, me dijo: “Ah,
eritema, la semana pasada lo cogió este”, señalándome a su pequeño de
dos años.

De la conversación con la enfermera, mejor no hablar.