«La
experiencia de más de 40 años como pediatra ha llevado al francés Aldo
Naouri a tratar las relaciones intrafamiliares en diversos libros que
pretenden ser manuales de orientación. Su última obra, Padres permisivos, hijos tiranos,
publicada por Ediciones B, ahonda en un problema de gran actualidad al
que Naouri aporta la teoría de que los vástagos tienen que ser educados
en la disciplina y los padres deben recuperar su papel de educadores.
Naouri
entronca la crisis entre padres e hijos con la realidad política sobre
la que se construyó Europa en la mitad del siglo XX. Los países
desarrollados estaban aún muy marcados por las dictaduras y “no estaba bien visto todo lo que sonara a autoritarismo”.
Con este panorama las futuras generaciones de hombres y mujeres
llegaron a padres con la teoría de ser tolerantes con los hijos. Pero
las consecuencias fueron catastróficas, asegura Naouri, porque “a esos niños que nada se les impone, se les deja a expensas de sus pulsiones”.
Naouri reconoce que a su teoría se le puede colocar la etiqueta de “retrógrada”, pero sólo pretende “respetar las necesidades del niño”.
El pediatra, autor del best-seller Las hijas y las madres,
considera que el actual modelo educativo no ha mejorado las relaciones
familiares ni ha creado individuos más responsables y felices. Por el
contrario, los niños dan muestras de angustia desde edades tempranas al
tiempo que tienen conductas egoístas.
Padres permisivos, hijos tiranos
explica la forma en que el hijo ha pasado de ser una consecuencia de la
sexualidad a convertirse en un objeto deseado y, por tanto, en
protagonista de las relaciones familiares. En la segunda mitad del
siglo pasado, sostiene Naouri, el principio de autoridad se ha
subvertido, de tal forma que los padres se sienten juzgados por los
hijos y tratan de adoptar los sistemas de valores de éstos. Pero los
vástagos no han podido llegar a establecer una jerarquía de principios
coherentes.
EDUCADOS EN EL PLACER
La propuesta del experto es
que la familia actual debe adoptar de la familia tradicional elementos
que siguen siendo favorables al desarrollo de individuos responsables.
En ese modus vivendi entre padres e hijos, Naouri pone el acento en el valor educativo de la frustración para evitar que haya niños tiranos, que son los que sólo han tenido como referencia el placer desde que nacieron.
Además,
recomienda a los padres acentuar sus diferentes roles –el padre es el
que pone orden y la madre es, además, mujer– para velar por la “calidad de la pareja”.»
El Periódico de Cataluña
publica hoy esta reseña de un nuevo libro. Todo en ella es bastante
coherente menos la última frase, que sí que suena un poco retrógrada.
¿y un punto intermedio?