En un pueblo rural de Camboya donde las casas no tienen
electricidad, las noches se iluminan (durante un rato) con los
ordenadores portátiles que los niños se llevan de la escuela. El
benefactor es la Fundación de Nicholas Negroponte y su esposa Elaine, que funciona a través del MIT Media Lab.
Forma parte de un proyecto que pretende iluminar las vidas de cientos
de millones de niños de países en vías de desarrollo. La gran idea es
conseguir ordenadores resistentes y multimedia con acceso a internet y
con un coste de menos de 100 euros por unidad. Serían producidos a gran
escala y los pedidos no serían inferiores a un millón de unidades. Los
comprarían los gobiernos, y también ellos serían los encargados de
distribuirlos. El mejor ejemplo es el Simputer,
desarrollado en el años 2001 por un científico indio, que se puso a la
venta el año pasado, aunque no se está vendiendo muy bien. 

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