Hoy he conocido a una madre musulmana que ha ido a llevar a su hijo
de cuatro años al colegio. Nunca la había visto antes. Llevaba un
pañuelo negro que sólo dejaba ver su cara, y un niño de unos dos años
cogido de la mano. Se puso a hablarme espontáneamente mientras
caminábamos hacia la salida del colegio. Me explicó que su hijo está
traumatizado porque habían tenido que cambiar de ciudad y de colegio a
mitad de curso. Acaban de llegar de Toledo. Allí su hijo estaba en una
escuela infantil donde se sentía muy feliz y donde él era «el jefe de
toda la clase» y «todos los niños le querían mucho». Hacían clases de
inglés dos días a la semana, con canciones y juegos, y él estaba
plenamente integrado.
Ahora ha aterrizado en una clase donde no conoce a nadie, donde le
hablan en valenciano, donde nunca hay clase de inglés, y donde el 90%
de los alumnos son británicos. «Cuando cuento que todos los niños de su
clase son ingleses me preguntan si es que lo llevo a un colegio
privado», dijo entre risas. Dice que el niño tiene pesadillas por la
noche, y que le dice a todas horas que no quiere volver. «Yo no sé,
pero… ¿el valenciano para qué sirve, además de para quedarte aquí
siempre?», preguntó. «Yo creo que es más importante que aprendan inglés
y castellano, y, después, el valenciano que lo aprendan en la calle,
como yo he aprendido el español». La mujer, por cierto, hablaba
perfectamente el castellano.
Hablando de la
inmigración, se ha sorprendido de la cantidad de extrajeros que hay.
«Hace cinco años que nos fuimos, y aquí sólo estábamos los chinos y los
árabes», dijo, «pero ahora es increíble, parece que España va a
explotar. Aunque es lógico, vienen todos porque la gente aquí es muy
cariñosa, te acogen muy bien, y es normal que todos quieran venir».
Se marchó con su eterna sonrisa diciéndome que si quiero ir a Tánger
que ella me da la llave de su casa para que nos quedemos allí… ¡Qué
ímpetu! ¡Qué buena relaciones públicas escondida tras un velo!
Yo creo que en ellos esta la parte dinámica de nuestra sociedad. Y, aun con todos los inconvenientes que comporta, su aportación va a ser positiva.
En estos momentos, colegio con inmigrantes es sinónimo de mal colegio. Supongo que es porque les han o se han concentrado en determidados centros y la balanza se ha descompensado. Asà que hay muchas aulas donde ellos —ya sean inmigrantes o de la Comunidad Europea— son mayorÃa. Y eso ni es normal ni asegura un buena buena enseñanza para nadie.