Aunque lo parezca, esto no es un blog abandonado. El traslado en
busca del mejor colegio ha provocado otro maremágnum de cajas apiladas
en una enorme casa desangelada y, como decía Carmen Martín Gaite,
carente de recuerdos. El cole comenzó el martes pasado. ¡Qué distinto
es todo! ¡Qué tranquilidad! Después de tanto trasiego, cabía la duda de
las cosas no salieran como era de esperar. Ana está encantada, y ese
era el objetivo. En menos de una semana ha estado más ocupada,
entretenida y feliz que, probablemente, en un mes de la antigua
escuela, o quizás dos o tres. Ahora puede comparar, y cuando le decimos
si quiere volver al antiguo colegio, dice que ni hablar. Aquí los
maestros son profesionales con vocación. Y tanto los niños como los
padres están contentos. Pero ahora he de seguir abriendo cajas…