El otro día fuimos a la playa, a un chiringuito con copas de
cristal, servilletas de tela, muchas moscas y unos camareros bastante
secos que lucen un sello de oro de medio kilo en un dedo peludo. Para no volver,
vamos. Allí las niñas se lo pasaron en grande, aunque eso sucedió sólo
por estar juntas. Volaron las cometas a 10 metros de la mesa, hicieron
castillos de arena, corrieron bajo el sol, ….

Mientras veía jugar con ellas al padre de Maye, me di cuenta de que
muchos de los padres de los compañeros de Ana tienen algo en común:
suelen ser bastante mayores, segundos matrimonios y con hijos
anteriores. El padre de Maye, por ejemplo,—que, por cierto, se parece a
Mick Jagger hasta en la forma de vestir— tiene una nieta que es sólo unas semanas
menor que su hija.

Eso me hace pensar que lo estamos haciendo bien y que estamos en un buen colegio. Supongo que
una segunda paternidad sirve, entre otras cosas, para evitar los
errores de la primera vez, y uno de ellos suele ser el colegio donde se
lleva a los hijos.