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Sheila me ha enviado esto: «El otro día fui a ver una escuela infantil que traspasaban en Valencia, era
un centro ubicado en el primer piso de una finca antigua y con una escalera
para subir que no creo que llegara a medir un metro de ancha. El centro
estaba legalizado para primer y segundo ciclo, sin embargo únicamente tenía
dos aulas, con un mobiliario viejo y desconchado, un aseo cuyo único
mobiliario era una bañera, y otro que no llegaba a los dos metros cuadrados
y con un inodoro viejo que ni siquiera tenía tapa, y que yo me hubiera
abstenido de utilizar si me lo encontraba en un bar.

La directora, muy amable, me decía que hace unos años dijeron que iban a
cerrar todas las escuelas que estuvieran en pisos, pero que no podían
hacerlo porque eran demasiadas, por lo que un representante del ministerio
se pasaba una vez al año para ver si los niños estaban bien.

En la página de Consellería no encontré el nombre de esta escuela entre los
centros educativos de Valencia, sin embargo, la dueña aseguraba que estaba
legalizada como escuela de educación infantil desde los años 70.

No entiendo como este tipo de centros, que desde que los abrieron no han
hecho ningún tipo de reforma, ni han cambiado el mobiliario, pueden seguir
estando abiertos “porque son demasiados”, y, sin embargo, Consellería no dé
ningún tipo de ayuda para poder abrir centros nuevos que se adecuen a la
normativa y cuyas plazas permitirían empezar a cerrar este tipo de aulas.»

En el próximo número de Kindsein
(lunes 19) hay una entrevista al
creador de la teoría del Diseño Incompetente, el doctor Don Wise,
catedrático emérito de Geología Estructural de la Universidad de
Massachusetts  Amherst y otras referencias a reacciones
pintorescas contra la nueva teoría del Diseño Inteligente. Además, las
sensatas  recomendaciones que
ofreció Nature, en un número
especial, para los científicos y profesores de ciencias, con o sin creencias religiosas.

Una de las ofertas derivadas de la denominada No children left behind (Que ningún niño se quede atrás) — la ley educativa estadounidense aprobada por George Bush en el año 2001—es la serie de guías para los padres Ayudando a su niño.
Está en inglés y en español y hay varios títulos: Cómo ayudar a su
hijo a aprender ciencias
; Cómo ayudar a su hijo a aprender matemáticas;
Cómo ayudar a su hijo en Preescolar; Cómo ayudar a su hijo a hacer los
deberes
; Cómo ayudar a su hijo a convertirse en un ciudadano
responsable
; Cómo ayudar a su hijo durante los primeros años de la adolescencia; Cómo ayudar a su hijo a ser un buen lector; y Cómo ayudar a su hijo en la tarea escolar.

Se pueden descargar gratuitamente en PDF. Son muy interesantes y
contienen información útil. En el caso del aprendizaje de las ciencias,
por ejemplo, no sólo hay experimentos divertidos y pautas para ayudar
al niño a descubrir la naturaleza sino también otros recursos: enlaces
a páginas web infantiles de museos de ciencia, libros, guías para
comprar juguetes o libros científicos, revistas para niños, … Y, de
paso, es una buena oportunidad para que los padres aprendan algo
también. Dos consejos para los padres, sacados de la guía para Preescolar:

«Como
padre, usted puede ayudar como nadie más a que su niño quiera aprender.
Ese deseo de aprender es esencial para el éxito de su niño más tarde en
la vida. ¡Es muy importante que lo disfrute! Por lo tanto, si usted y
su niño no disfrutan alguna de las actividades, sigan con otra»

«Ponga
un buen ejemplo. Los niños imitan lo que ven a otros hacer y lo que
escuchan a otros decir. Cuando usted hace ejercicio o se alimenta bien,
es más probable que su niño lo hará también. Cuando usted trata a otras
personas con respeto, es probable que su niño lo hará también. Si usted
comparte sus cosas con otras personas, su niño aprenderá a ser
considerado y a tomar los sentimientos de otras personas en cuenta.»

Bbaale County MP Sulaiman Madada, un miembro del  parlamento de
Uganda, ha prometido recompensar a las chicas por su castidad: se les
pagará las cuotas de la Universidad si salen vírgenes del colegio. No
ha dicho nada de los chicos. Este hombre dice que quiere que las
jóvenes se conciencien de la amenaza del sida y otras enfermedades de
transmisión sexual. «Nuestros hijos deberían ser informados de los
riesgos a los que se enfrentan si practican sexo a edades tempranas y
sin protección», dijo Madada.

La campaña de educación sobre sida del gobierno de Uganda ha logrado
bajar las tasas de infección en algunas zonas de ese país del 30% al
6%. Según los investigadores, Kayunga, una población de 300.000
habitantes en el centro de Uganda, es la que tiene peores tasas de
infección: más del 80% de las familias ha perdido a algún miembro por
causa del sida. Y las chicas que quieran beneficiarse de la
nueva iniciativa han de pertenecer a este distrito. / CNN

Las escuelas religiosas pakistanís están siendo de nuevo el punto de
mira después de los atentados de Londres del 7-J y después de que
líderes occidentales afirmaran que son un caldo de cultivo de
extremistas violentos, según dice la CNN. Las sospechas se agudizaron cuando se descubrió que Shahzad Tanweer, un
joven de 22 años de origen pakistaní que hizo explotar una de las
bombas en un tren londinense, había frecuentado varias madrassas.
Los profesores de estos centros religiosos y los representantes
islámicos que han condenado el atentado aseguran que no hay ninguna
relación entre las escuelas y el terrorismo. Tratan de defenderse
diciendo que están siendo el blanco de un ataque injusto contra el
Islam y que el Islam se opone firmemente al terrorismo.

En las madrassas, los alumnos leen y estudian El Corán. Son escuelas
gratuitas, y los padres que no pueden pagar las cuotas de la enseñanza
pública pakistaní suelen enviar a estos centros a sus hijos a los cinco
o seis años para que aprendan algo. Hoy existen unas 8.000 en Pakistán. Según el diario pakistaní Dawn,
la mayoría se mantiene localmente, a nivel del barrio, pero hay otras
que reciben fondos a través de «canales clandestinos», algo que el
gobierno está tratando de atajar.

Y aquí va el final de una loa publicada hoy en El Periódico de Cataluña: «La
educación está en un punto cero y hoy es casi imposible realizar,
mediante ella, la antigua y acreditada idea ilustrada de la
escolarización como vía real a la cultura individual y a esa gran
escuela de ordenamiento cívico que es la democracia. Muchos ciudadanos,
ante este panorama (que aquí hemos simplificado) piden mano dura, se
manifiestan incluso bajo palio y exigen la vuelta a los valores
inmutables, a la trama de la escuela tradicional, cuya simplista
sentencia central era: la letra con sangre entra.

¿Es posible hacer en tal clima social ciudadanos ilustrados y
responsables? Yo no lo creería si no fuera porque esos miles de
enseñantes que, aguantando el calorazo de este julio, reflexionan ya
sobre los deberes de septiembre.»

Así termina un artículo dedicado por entero a aplaudir y vitorear el manifiesto Per una nova educació pública elaborado por la Asociación de maestros Rosa Sensat.
Se pueden hacer varias cosas con esta declaración, dos de ellas son: leer cada linea y
lanzar confeti en cada punto y aparte, como han hecho en El Periódico;
o bien, analizarlo con detalle desde un punto de vista más crítico y ver que no todo
lo que dice tiene sentido (como tampoco lo tiene lo que dice El
Periódico, dicho sea de paso). El análisis crítico lo hizo ayer Wonka en su blog.

Esta asociación se creó hace 40 años en la clandestinidad y hace 30
sus afiliados redactaron una declaración parecida a la que se presentó el pasado jueves. Deben considerarla muy
importante porque al acto acudieron la ministra de
Educación y Ciencia, María Jesús San Segundo; el presidente de la
Generalitat, Pasqual Maragall; el alcalde de Barcelona, Joan Clos; el
director de la Representación de la Comisión Europea en Barcelona,
Josep Coll i Carbó; y la presidenta del Consejo Escolar del Estado,
Marta  Mata.   

Personalmente, me pregunto para qué lo han redactado y tengo serias
dudas sobre si hay que darle muchas vueltas a cada uno de los puntos del manifiesto. A mi me suena a discurso político.
Trata de ser efectista, pero es muy naif y no es una guía para
mejorar el panorama educativo. Por otro lado, la declaración en
cuestión parece un asunto local. La asociación Rosa Sensat se
define como Moviment de Renovació Pedagògica de Barcelona y la declaració exclusivamente en catalán.

Como sugerencia, quizás sería interesante dar un paso atrás, pero no
de 40 años sino de 500 o 1000, y tratar de redactar un proyecto
educativo con una visión más global. Quizás podríamos conseguir así un texto
ambicioso, basado en las buenas experiencias educativas de la Historia,
con datos científicos, y que no esté manchado de tripas y otros órganos vitales heridos en
guerras recientes y vecinas de las que los niños no tienen
culpa. Ya está bien de utilizarles para rectificar la Historia.


La Asociación Rosa Sensat edita una revista en catalán y castellano sobre la educación de 0 a seis años: In-fan-cia.

Atención a una Carta al Director enviada a El País
por Maria Teresa López Moreno, de Torredelcampo, Jaén, sobre los
Centros de Atención Socioeducativa (antiguas guarderías), dependientes
de la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social: «El curso en
estos centros no comienza el 8 o el 12 de septiembre sino el 1 de
septiembre, y no finaliza el 23 de junio, sino el 31 de julio. El
horario no es de 9.00 a 14.00, sino de 9.00 a 17.00. Lo más doloroso es
que no se dispone en la mayoría de los centros de aire acondicionado.

Los padres dejan a sus hijos y problema resuelto para ellos, sin
importarles en qué condiciones están ni a ellos, ni a la
Administración. Los niños duermen la siesta a las tres de la tarde en
sitios en los que durante todo el verano no se baja de 35 a 40 grados a
la sombra. La Administración, en lugar de reducir el horario de estos
centros o de dotarlos de mejores infraestructuras, lo que hace es
aumentar los horarios y también las cuotas que han de pagar los padres.

El 1 de septiembre se pretende abrir los centros, con los niños en
las aulas sin que existan las condiciones higiénicas y educativas.
Simplemente se pretende que estos centros sean auténticos contenedores
de niños.

Las promesas electorales están para cumplirlas, pero no de cualquier
manera, si no, se transforman en demagogia. Los servicios públicos
deben ser de calidad y por tanto no se puede poner en marcha un Plan de
Apoyo a las Familias sin destinar los recursos necesarios. Los niños y
los trabajadores de los centros se merecen unos servicios de calidad y
más en una consejería que se dice de Bienestar Social.»

Esta carta era un suma y sigue de Arden las Aulas, otra carta enviada unos días antes.

El de arriba es Prakash Nair, un arquitecto de
escuelas que estuvo hace unos días en Barcelona en el Forum Mundial de Designshare
sobre diseño de colegios innovadores y alternativos. A diferencia de
otros arquitectos que también construyen escuelas, a Nair no sólo le
preocupa el aspecto final que tendrá el centro y el número de espacios
previstos para llenar de alumnos pasivos, sino que piensa en cómo
lograr que el edificio repercuta en una mejor educación, en
el bienestar, en la integración en la comunidad y en el crecimiento personal del alumno.

Nair nació, se crió y estudió en India, pero a principios de los
ochenta acabó en Nueva York supervisando presupuestos billonarios para
la construcción de 100 escuelas y la renovación de otras 500 ya
existentes del New York City School Construction Program. Esa
experiencia le impulsó a dejar un poco de lado la arquitectura y a
interesarse también por lo que pensaban los educadores y los estudiosos
de la educación. «Me encontré con que casi todos ellos estaban de
acuerdo en que para avanzar en el siglo XXI necesitamos un tipo
distinto de sistema educativo. Necesitamos uno que no cree un estándar
sobre lo que cada estudiante debe aprender, sino una educación a medida
para cada alumno ya que no hay dos estudiantes que acaben haciendo lo
mismo en la vida», dijo Nair en una entrevista. A esa educación personalizada se le llama aprendizaje centrado en el estudiante (Student-centered-learning) frente al actual aprendizaje centrado en el profesor, que consiste en que «un puñado de estudiantes van a la escuela a ver cómo trabajan los adultos», dice Nair.

Para que el aprendizaje sea efectivo, dice este experto, «los
estudiantes necesitan formar parte activa de los miembros de la
comunidad y los profesores necesitan convertirse en facilitadores,
mantenerse un paso atrás y permitir que el aprendizaje ocurra de forma
espontánea, de cierta manera incontrolada, impredecible. Eso es lo que
realmente significa aprender. Pero si miras la mayoría de las escuelas
que estamos construyendo son exactamente lo contrario. Están muy
controladas, con entornos muy predecibles. Los edificios de las
escuelas no permiten que los estudiantes hagan algo diferente a lo que
se supone que tienen que hacer en un programa de educación centrado en
el profesor».

Cuando le encargan una nueva escuela, lo primero que hace Nair es
preguntar cómo quieren que se lleve a cabo la educación dentro del
edificio antes que averiguar qué aspecto quieren que tenga. Cambia el
diálogo sobre diseño de contrucción al de aprendizaje, a las demandas
de los niños, a cómo van a tener que adaptarse a este mundo tan
cambiante, a las técnicas que van a necesitar y a lo distintas que son
de las que se usaban hace 40 años.

Ayer fuimos a la fiesta de fin de curso del nuevo colegio.
Impresionante, sobre todo al compararlo con el anterior, ese
que ha ocupado la zona de Infantil-3 años de este blog. Empezó a las 10
de la mañana, con una hora de puertas abiertas durante la cual se
podían visitar las aulas y bibliotecas. La zona de Infantil se llenó de
padres de niños que empezarán este próximo curso o que planean hacerlo
en el 2006. Era la primera vez que veía un grupo de padres muy
pendientes de cada detalle del funcionamiento de la escuela. Yo diría
que algunos eran especialmente tiquis-miquis.

Cada aula de Infantil (hay cinco), además de tener lo reglamentario
(lavabos dentro, espacio suficiente, etc), dispone de un ordenador,
televisión, DVD, minibiblioteca, un patio privado, juguetes, mucho material para “trabajar” en clase y detalles que hablaban por
sí solos. También tienen otros espacios para ellos, como el aula de
psicomotricidad, el patio común, la zona independizada en el comedor,
la biblioteca grande, un aula para actividades periescolares,…

El patio común es gigantesco, con una zona de columpios para los más
pequeños y otra para los no tan pequeños, fuentes a la altura de los
más bajitos, recintos con arena de playa para jugar, …

La fiesta contó con hinchables para hacer saltar a los peques,
comida (tapas) que salían sin parar del recién estrenado comedor y
bebida (la cerveza con alcohol sólo de una a tres¡!). Había un pequeño
rastro de libros, cuentos y juguetes en una parte del recinto, y unas
alumnas adolescentes pasaban de vez en cuando leyendo por un altavoz
las próximas actividades del día, en varios idiomas.

Mientras, unos expertos en paellas gigantes preparaban la gran comilona bajo la solana que nos cae en el Levante estos días.

Se veía gente (sobre todo de la Asociación de Padres que era la organizadora) muy pendiente de que todo marchase
bien.

Al final de la tarde, la actuación de los niños de Infantil fue muy
digna. El salón de actos tiene espacio suficiente para alojar a más de
quinientas personas. Cada grupo aparecía con su
maestra/o y con la ayudante (porque aquí el ratio en infantil no es 23
por profesor sino 17/1, y si hay más tienen maestro + ayudante).
Después de la actuación, los más peques cantaron todos juntos la canción del colegio, con pequeños fragmentos en francés, alemán e inglés, pero no en valenciano. 

Hace unos días, El País publicó un artículo
sobre Educación escrito por una profesora de Lengua Castellana y
Literatura de un instituto de Elda, Alicante. Llegar sin aliento al
final del texto es fácil, por lo barroco y por lo denso. Stephen King
dijo en una entrevista para La Vanguardia
que los autores españoles
escriben siempre tratando de demostrar que saben mucho. Se podría
añadir: o tratando de ocultar lo que no saben. El problema está en que
les ocurre lo mismo a muchos profesores, que son los que enseñan (y,
por descontado, a muchos periodistas). Tenemos muchos ejemplos de
columnistas que no dicen absolutamente nada relevante pero que cobran
mucho dinero por rizar palabras. Hacen chicle para los ojos. Y lo normal es
salir de la Universidad pensando que escribir mucho para decir poco es
escribir bien.

Aquí van dos de los párrafos barrocos de la profesora eldense:

«La asignaturización del currículo, el enciclopedismo de los
programas, la actual formación inicial del profesorado, los libros de
texto tradicionales, la rigidez en la distribución de espacios y
tiempos son herramientas tan oxidadas como el morrión que Don Quijote
pretende convertir en celada.»

Glups. No puedo evitar pensar si en clase será igual. Pero en el penúltimo párrafo me quedo estupefacta por partida doble:

«Necesitamos escuelas a la altura de los tiempos, y ello requiere
profundas transformaciones en las estructuras educativas y profundas
reformas sociales. De no hacerlo así, profesores y profesoras
seguiremos desembarcando en las aulas haciendo jurar a nuestros
estupefactos interlocutores que Dulcinea (o la estructura del átomo o
la filosofía de Aristóteles o las ecuaciones de segundo grado o las
rocas sedimentarias o la música de Haydn o el genitivo sajón) es la más
hermosa de las mujeres de la Tierra. Y ellos, nuestros estupefactos
interlocutores, como aquellos mercaderes toledanos a quienes no les era
dado juzgar por sí mismos, oscilarán entre la indiferencia, la burla o
la crueldad.»

La reforma educativa debería incluír las asignaturas: “Claridad de ideas” y “Cómo transmitir un pensamiento sin usar el retruécano“, ya que utilizarlo de forma natural está garantizado en este país.
No es posible facilitar información útil sin hacerlo de forma clara y
concisa, sobre todo en la era de Internet. Deberíamos de dejar de
premiar a los churriguerescos y empezar a buscar a comunicadores y profesores
más acordes con el siglo en el que estamos.