Friedrich Froebel,
el hombre de la imagen, de aire tan sombrío, fue el creador de la
primera escuela infantil en 1837, en Alemania, y sus teorías sobre el
juego y el aprendizaje revolucionaron la enseñanza. Según dice Norman
Brosterman en su libro Inventing Kindergarten,
las teorías de Froebel influyeron en artistas, filósofos y arquitectos
de la talla de Georges Braque, Piet Mondrian, Paul Klee, Wassily
Kandinsky, Frank Lloyd Wright, and Le Corbusier y en escuelas como la
Bauhaus.
La baronesa Bertha Marie von Marenholtz-Bülow su más fiel
discípula y colega desde 1849 hasta 1852 describió así
cómo le conoció: «Un hombre se había ido a vivir a una pequeña granja
cerca del río, y bailaba y jugaba con los niños del pueblo y por eso le
llamaban el viejo loco. Era
alto, enjuto, con pelo largo grisáceo, y dirigía a un grupo de niños
del pueblo de entre tres y ocho años, muchos de ellos descalzos, hacia
lo alto de una colina donde jugaban y cantaban.
La encantadora paciencia
del hombre y su forma de relacionarse con ellos hicieron que se nos
saltaran las lágrimas a mi y a los que me acompañaban. Cuando acabaron
el juego me acerqué a ellos y le dije: “Veo que usted se ocupa de la
educación de las personas”. Asintió y dijo: “Las otras personas
[mayores] no vendrán a menos que las eduquemos, así que tenemos que
empezar con los niños”.»
Froebel desarrolló una serie de juegos y
actividades que llamó: regalos y ocupaciones (aquí está la lista).«Los regalos llevan al descubrimiento; la ocupación al invento. Los regalos conducen al entendimiento; la ocupación ofrece poder», escribió.
Cuatro de los regalos
de Froebel son una caja que contiene bloques de formas variadas,
precursores de los populares bloques de construcción actuales. Como el
resto de los regalos de
Froebel, son sencillos y elegantes. Permiten explorar en profundidad el
razonamiento espacial, el pensamiento analítico y el diseño creativo y
pueden ser disfrutados también por los adultos.
Cuando se levanta la
caja por encima de los bloques, el niño ve un cubo. La primera
experiencia del regalo es la percepción de unidad. Cuando el pequeño se
da cuenta de que el cubo está formado por distintos bloques, el deseo
natural del niño es desmontar el cubo. Entonces se encuentra con muchos
bloques con distintas formas.
Tradicionalmente, el juego de bloques se
hacía sobre una superficie en rejilla, y tenían que utilizarse todas
las piezas. Al montarlas de nuevo, se enfatizaba la unidad entre el
cubo original y las formas creadas, que eran un todo a partir de sus
partes. Froebel decía que hasta volver a meter los bloques en la caja
era parte del juego.
«Los bloques de madera de arce… han estado en mis
dedos hasta hoy», dijo Frank Lloyd Wright
en su autobiografía, refiriéndose a la influencia de los bloques de
Froebel en su trabajo.
El genial arquitecto se interesó por la
arquitectura desde pequeño y su madre le compró un juego de bloques de
Froebel en la Exposición Centenaria de Filadelfia para que pudiese
empezar a construir. Frank estaba fascinado por los bloques y gran
parte de su diseño arquitectónico está influenciado por las formas
geométricas que experimentó de niño. Las casas construídas con este
regalo recuerdan a la arquitectura de Wright.
Con
el tiempo, los bloques de construcción se han convertido en un juego
universalmente conocido, y todo el mundo está de acuerdo en que ayudan
a desarrollar el juicio crítico, la destreza manual, y la habilidad
para pensar de los niños. Pero también se pueden comprar los originales, diseñados por Froebel.Esta información procede de Froebel Web.