Archives for category: (Sobre casi nada)

Lo he visto desde pequeña y nunca me había llamado la atención hasta
ahora, que llevo más de 10 años fuera de Barcelona. Se trata de esos
pequeños orinales que venden
allí en Navidad. Tienen dentro un excremento humano hecho de dulce, y
se
supone que es para comer. Debe tener mucho éxito porque las tiendas de
chucherías para niños están llenas de ellos.  No sé si alguien
habrá estudiado el tema de la coprofagia en Cataluña. Ahora no lo veo
tan normal como antes…. No hay nada como mirar las cosas desde fuera
para verlas bien.

Llevo varios días soñando con Mozart. ¿Por qué será?
En uno de los sueños, era compañero de Ana. Iban a la misma clase de
música. Su padre, en lugar de llevarle a recorrer el mundo entero
(ahora sí que lo tendría fácil) para exponerle a lo mejor de lo mejor
en el mundo de la música y para mostrarle a personas que podrían
aportarle algo, lo había apuntado a un curso de iniciación musical en un pueblo
de España.

El Ayuntamiento había olvidado por completo aquel centro, que estaba
medio en ruinas desde hacía décadas, y las maestras no tenían formación
musical de ningún tipo. Hablaban casi a gritos a los niños porque
pensaban que así las entenderían mejor, y les hacían pasar el tiempo
pintando fotocopias de instrumentos musicales o cantando canciones
aburridas en una sala desangelada y fría. Fue una mezcla de
pesadilla horrible y realidad.

Estos días hemos estado viendo títeres. La gran decepción ha sido
comprobar, una y otra vez, que los guiones deben ser iguales que los
que se usaban en la Edad Media. Estaban todos los estereotipos. La
mujer
es una indefensa y débil
criatura y el garrotazo es la herramienta habitual para conseguir lo
que sea. El Bien —siempre representado por un muñeco bastante tonto—
trata de defenderse del Mal —un muñeco feo que pega mucho—, y ambos
quieren conquistar a la chica, que está aturdida con tanto
pretendiente.

Entre línea y línea, tampoco ahorran en comentarios despectivos
hacia los defectos físicos (“¡Qué horrible, parece un enano!”, decía
una princesa sobre su enamorado, que había encogido). El colmo fue
cuando, en una de las representaciones, apareció (gratuitamente) la
figura de la muerte, tétrica, con guadaña, y con un sonido de fondo que
ponía el pelo de punta. Varios niños rompieron a llorar, y Ana ha
tenido pesadillas desde entonces.

Los mejores fueron unos titiriteros de la República Checa, pero
tenían tantas dificultades con el idioma que la Blancanieves quedó
bastante “forzada”. «Hemos aprendido de memoria lo que estamos
diciendo», comentaba uno de ellos. «Y no tenemos ni idea de qué es lo
que decimos».

He aquí una carta satírica escrita en el web KansasMorons (literalmente, gilipollas de Kansas) sobre el nuevo auge del creacionismo que allí impera. Si Darwin levantara la cabeza…

Dear Kansas Teahching Proffsional,

As you probibally had already herd, The
Kansas Bored of Edukation has recently voted to teach alternatives to
the Theory of Evoluition. As I have said before publicly, Evoluion is
an “age-old fairytale”, as opposed to Intellgient Design, which is
based on faith, bible scripture, and other non-fairytales.

We are also happy to announce that, in
our finite wisdom, we have also decided to redefine the word “Science”
to include the comptemplation of supernatural explanations for natural
phenomenon. I am so excited!

Although this will now allow Kansas
Science teachers to teach Witchcraft, Satanism, VooDoo Worship, and
Advanced Flat-Earth Theory, right along with our right-wing Christian
views of science, we feel that we owe it to our students who would
otherwise only be exposed to boring old logical and rational ways of
thinking.

With that, I am happy to present to you
a copy of the new “Intelligent Design Teachers Guide”. Please use it to
stimulate conversation, but also feel free to branch out and encourage
your students to invent intelligent design theories of their own. This
learning package was also supposed to include a Ouija Board, candles,
incense, and a Magic 8 Ball, but the budget wouldn’t permit it. If I’m
re-elected and not ousted by some fancy “book-learnin’ elitest,
sexular-humanest”, I plege to get you those things, God willing.

We hope you make the most of this
material, and support our crusade to destroy the pubic edukiton system,
and to keep Kansas the laughing stock of the Nation.

Sinsurly,

P.S. This is a parody for those of you who don’t get humor, sarcasm or irony.

Kindsein ya está aquí. Una
semana parecía poco tiempo para esta tarea, así que la revista será
quincenal. Espero que os guste. Serán bienvenidos vuestros comentarios,
sugerencias, avisos, … 

Cuando Kindsein cumpla un año el próximo diciembre, ya estará
dividido en dos. El blog seguirá su camino en kindsein.org. Y, por otro
lado, nacerá un nuevo Kindsein (kindsein.com), una publicación semanal
que siempre tendrá como punto de referencia a la infancia, en su sentido más
amplio.

Si quieres que te avise cuando salga el número uno, sólo tienes que enviar un mensaje vacío a boletin-subscribe@kindsein.com.
Si no, tendrás que esperar todavía un par de semanas para volver a ver
novedades en este web. Gracias a todos los que habéis pasado por aquí
alguna vez. Os espero en el futuro.

Tengo la terrible condición de fijarme en detalles en los que
malgasto mucha energía. Pero lo de hoy me va a servir de
escarmiento. Al subir al tranvía, al principio de su recorrido, había
un joven que me ha parecido muy sospechoso, y no era porque tuviese
pinta de árabe. Aquí hay miles. No daría abasto. Estaba nervioso;
miraba a
todas partes; juntaba las manos como para rezar; parecía estar incómodo
en el asiento; ponía la palma de la mano, abierta, sobre el bolsillo
izquierdo de los vaqueros, que eran muy amplios, … No podía dejar de
mirarle, ante el mosqueo de mi acompañante, que me
estaba hablando sin que yo le prestara mucha atención. El pálido joven,
de
unos 18 ó 19 años, cerraba los ojos, agachaba la cabeza, se tocaba la
cara, palpaba los pantalones una y otra vez,… Por su
expresión, me parecío que estaba  rezando a algún dios para pedir
perdón.

A mi me empezó a dar miedo. Empecé a imaginar cosas muy raras en sus abultados vaqueros. «Ese tipo es muy sospechoso», le
dije a mi acompañante. «Vámonos al otro extremo». Seguí mirándole de
lejos. De repente, se levantó y avanzó rápidamente hacia donde
estábamos. A mitad de camino, se sentó en otro asiento. Un hombre vino
detrás, buscándole, para entregarle algo que se le había caído al suelo
al cambiar de sitio. Era una pulsera de oro de señora, bastante gruesa,
por cierto. La ví bien porque el hombre la llevó colgando, cogida de un
extremo, desde una punta a otra del tren. La cara que puso el joven era
un poema, se quedó helado.
Lentamente, extendió la mano, cogió la pulsera y, sin decir nada,
volvió a metérsela en el bolsillo.

Nos bajamos. Era nuestra parada. Llamé al 112. Expliqué lo sucedido
con pelos y señales. El interlocutor, muy amable, tomó nota de toda la
información y me agradeció la llamada. Al cabo de una media hora me
llama la policía local de la estación final del tranvía.

—«A ver, señora, ¿usted está todavía en el tranvía?», me dice un policía al más puro estilo Torrente.

—«No, ya le dije al del 112 que acababa de bajar cuando les llamé».

—«¿Y usted ha visto a esta persona quitarle la pulsera a alguien?», continuó, con muy malas maneras.

—«Pues no, sólo les he avisado porque su comportamiento era muy sospechoso y …. »

Pero oí que el policía estaba hablando con otra persona.

—«Perdone, ¿me está escuchando?», pregunté.

—«Sí, sí, es que tengo que atender a todos, ¿sabe?»

—«Mire, yo sólo trataba de ayudar, pero si no quiere escucharme, pues colgamos y en paz».

—«¡Cuéntemelo si le da la gana!  Pero si se va a poner así…»

—«Pero ¿cómo que si me voy a poner así? Encima que les llamo, parece que me esté riñendo»

¡¡¡¡¡Y me colgó!!!!

Hace muchos años denuncié a un conocido bar de Barcelona que hay
detrás del Ayuntamiento. Dicen que era muy frecuentado por Pasqual
Maragall. Descubrí que tenían unos espejos en los
retretes que, en realidad, eran cristales transparentes, como los que
usa la policía para las ruedas de reconocimiento.
O sea, que los camareros veían perfectamente todo lo que ocurría dentro
de los servicios cuando la luz estaba encendida. Y eso explicaba muchas
idas y venidas por esa puerta donde rezaba “Sólo Personal”. Al poner la
denuncia, la policía me hizo la misma pregunta que hoy: «¿Usted ha
visto a estas personas mirar por ese cristal?» Por cierto, aunque en
aquel caso se presentaron inmediatamente dos coches patrulla para
comprobarlo, me han dicho que el
cristal sigue en el mismo sitio.

Y el joven del tranvía, seguramente, estará
vendiendo su botín.

Y yo no volveré a llamar al 112. 

No había ni un solo wireless
desbloqueado entre mis vecinos barceloneses, lo cual es bueno para su
propia seguridad, pero malo para mis visitas esporádicas a Barcelona. He
estado incomunicada durante 8 días.
Me cuentan que en Austin (Texas), todo el espacio de la ciudad es WIFI Free, y que otras
ciudades
van también en camino de dar acceso gratis a toda la
población desde cualquiera de sus rincones.

SAN FRANCISCO – The mayor says San Francisco plans to rapidly expand
its free wireless Internet access program and will soon make free
computers available at housing projects and community centers. … “We will not stop until every San Franciscan has access to free wireless Internet service,” Mayor Gavin Newsom declared in his first State of the City address.

Barcelona sigue igual que la dejamos hace un par de meses, un
“melting
pot” en el que el secuestro (mental y físico) es un castigo aceptado
por todos los ciudadanos. Cada vez hay más normas e impuestos que acatar, sin
rechistar. El último del Ayuntamiento es la zona verde. Con ella,
aparcar ya es del todo imposible. Tienes que estar empadronado allí
para poder dejar el coche en la calle por un módico precio, si hubiese
sitio, que no es el caso. Si no tienes ese distintivo pegado en tu
coche, dejarlo a la intemperie en tu propio barrio cuesta 2,5 euros la
hora. Y no es una broma. Lo mejor es que el coche todavía paga el impuesto de circulación de Barcelona.

Los primeros días, dedicamos más de media hora a buscar
aparcamiento. Pero el martes, después de haber recorrido todas y cada
una de
las calles de mi exbarrio y también de los circundantes para encontrar
un solo sitio, sufrimos un
secuestro. Al ir a buscar el coche, la fila entera había desaparecido.
En su lugar, el personal del Ayuntamiento había dejado una veintena de
triángulos azules en el suelo con los números de matrícula de los
secuestrados. Una nueva señal en el otro extremo, semi escondida,
¿nueva?, decía que era un estacionamiento quincenal alterno, como en
los pueblos.

La última vez que oí hablar de los costes de la grúa municipal de Barcelona (allí es un
tema habitual de conversación, junto al bilingüismo), ascendía a unas 18.000 pesetas. Ahora, si no se paga antes de lo que te
indican, puede subir a 134€+90€+horas de estancia en el depósito. Desde
ese momento, decidimos dejar el coche en un parking privado. De modo que ir en coche ha
costado casi como una plaza hotelera (sin mencionar los peajes abusivos de la autopista del
Mediterráneo: más de 40 euros).

Conozco a un tipo del barrio que, harto de esta situación
repetitiva, optó un día por no ir a recoger el coche al depósito. Desde
entonces vive más tranquilo. Es una opción. La otra es largarse de allí.

No había ni un solo wireless
desbloqueado entre mis vecinos barceloneses, lo cual es bueno para su
propia seguridad, pero no para mis visitas esporádicas a Barcelona. He
estado incomunicada durante 8 días.
Me cuentan que en Austin, toda la ciudad es WIFI Free, y que otras
ciudades también van en camino de dar acceso gratis a toda la
población. Barcelona está igual que la dejamos hace un par de meses, un
“melting
pot” en el que el secuestro (mental y físico) es un castigo aceptado
por todos los ciudadanos. Cada vez hay más normas que acatar, sin
rechistar. La última del Ayuntamiento es la zona verde. Con ella,
aparcar ya es del todo imposible. Tienes que estar empadronado allí
para poder dejar el coche en la calle por un módico precio, si hubiese
sitio, que no es el caso. Si no tienes ese distintivo pegado en tu
coche, dejarlo a la intemperie en tu propio barrio cuesta 2,5 euros la
hora. Y no es una broma.

Nosotros dedicábamos cada día más de media hora para buscar
aparcamiento. Un día, después de haber recorrido todas y cada una de
las calles de mi exbarrio y también de los circundantes, sufrimos un
secuestro. Al ir a buscar el coche, la fila entera había desaparecido.
En su lugar, el personal del Ayuntamiento había dejado una veintena de
triángulos azules en el suelo con los números de matrícula de los
secuestrados. Una nueva señal en el otro extremo, semi escondida, decía que era un estacionamiento quincenal alterno.

La última vez que oí hablar de la grúa municipal de Barcelona (allí es un
tema habitual de conversación, junto al bilingüismo), la broma
ascendía a unas 18.000 pesetas. Ahora, si no se paga antes de lo que te
indican, puede subir a 134�+90�+horas de estancia en el depósito. Desde
ese momento, decidimos dejarlo en un parking. De modo, que el coche ha
costado casi como una plaza hotelera, sin contar con la autopista del
Mediterráneo, cuyos conocidos peajes te despluman

Conozco a un tipo del barrio que, harto de la situación, optó por no ir a recoger el coche. Desde entonces vive más tranquilo.

El otro día fuimos a la playa, a un chiringuito con copas de
cristal, servilletas de tela, muchas moscas y unos camareros bastante
secos que lucen un sello de oro de medio kilo en un dedo peludo. Para no volver,
vamos. Allí las niñas se lo pasaron en grande, aunque eso sucedió sólo
por estar juntas. Volaron las cometas a 10 metros de la mesa, hicieron
castillos de arena, corrieron bajo el sol, ….

Mientras veía jugar con ellas al padre de Maye, me di cuenta de que
muchos de los padres de los compañeros de Ana tienen algo en común:
suelen ser bastante mayores, segundos matrimonios y con hijos
anteriores. El padre de Maye, por ejemplo,—que, por cierto, se parece a
Mick Jagger hasta en la forma de vestir— tiene una nieta que es sólo unas semanas
menor que su hija.

Eso me hace pensar que lo estamos haciendo bien y que estamos en un buen colegio. Supongo que
una segunda paternidad sirve, entre otras cosas, para evitar los
errores de la primera vez, y uno de ellos suele ser el colegio donde se
lleva a los hijos.