Exposición Handel y los 'castrati'
Castrados por amor al arte
Durante 200 años, se realizaron más de 4.000 castraciones anuales en
Italia a niños de entre 7 y 9 años. El objetivo era preservar el tono
alto y claro de la voz infantil mientras se adquiría la fuerza vocal de
un hombre y la técnica de un cantante adulto. Se les llamaba castrati, o, de forma más educada, musici o evirati.
Muy pocos lograron la fama y fortuna que perseguían sus padres con la
operación y ninguno igualó al gran Farinelli (en la imagen). Ocurrió en los siglos XVII y XVIII. Kindsein
hace un extenso análisis de estos grandes olvidados de la Historia de
la Música, con motivo de la exposición "Handel y los castrati" que se
inaugurará esta semana en Londres.
El gran Farinelli, 'il ragazzo'
Carlo Broschi (1705-82), conocido como Farinelli (arriba), nació en Andria, Nápoles, el 24 de enero de 1705. Su padre, Salvatore, era
compositor y maestro de capilla en la catedral de la ciudad y de
Caterina Barrese. La familia de Carlo no era pobre, como la de la mayoría de castrati, pero su padre, Salvattore, murió de repente a los 36 años, en 1717, y
se cree que la inestabilidad económica que esto provocó pudo ser el motivo por el que decidieron castrar al
pequeño Carlo. Tenía un hermano mayor, Ricardo Broschi, que fue compositor y creó varias óperas para él.
El nombre de Farinelli se debe a la familia Farina, que fue su protectora y se ocupó de que estudiara con el maestro Niccolò Porpora (en la imagen de abajo) en el Conservatorio di S. Onofrio. Porpora le enseñó a tener la voz más maravillosa. Con él viajó
por el sur de Italia, donde se le conocía como il ragazzo (el
niño).
La legendaria voz de Farinelli se extendía a lo largo de un registro de tres octavas
y media, desde C3 (131 Hz) hasta D6 (1175 Hz). Además, tenía un
desarrollo torácico que le permitía sostener una nota durante un minuto
entero sin necesidad de tomar aliento.
Debutó en la ópera a los quince años. En 1727, el joven Farinelli cantó por primera vez en Bolonia, en una especie de
competición contra Bernacchi, quince años mayor que él. Fue la
única vez que Farinelli se vió derrotado por otro cantante (en el dibujo de abajo). Pero su
reacción fue convencer a Bernacchi para que le enseñara su técnica.
Cuando el alumno aprendió el arte de la coloratura, ya no quedó ningún
rival que le hiciera sombra.
Más tarde, Farinelli se
convirtió en una celebridad del Barroco, el equivalente a una
estrella de Hollywood actual. Su belleza física, su sabiduría y su voz le dieron el nombre de "el divino Farninelli". Sin embargo, cuentan de él que era humilde y que tenía un caracter afable y equilibrado, cosa rara entre aquellas estrellas.
Las descripciones del canto de Farinelli son de
éxtasis. Dicen que podía producir 250 notas sin tomar aliento. Burney dice que
durante una actuación en Londres los músicos de la orquesta no podían
concentrarse en sus partituras porque estaban alucinados con el
virtuosismo de Farinelli: «Podía mantener las notas durante tanto tiempo que
los que le oían pensaban que era imposible hacer aquello de forma
natural. Pensaban que debía esconder algún instrumento que mantenía el
sonido de su voz mientras él tomaba aliento».
Manzini dijo que, cuando cantaba,
nadie podía percibir cómo respiraba:«Su voz es tan perfecta, tan
sonora y tan rica en extensión, tanto en los bajos como en los altos
del registro, que no se ha visto nunca nada igual en nuestro tiempo».
(Mancini, Practical Reflections on the Figurative Art of Singing, 1776).
|