Revolución educativa
Salirse de la fila
He aquí una pequeña muestra de los revolucionarios de la educación. Son maestros, intelectuales, científicos, médicos que iniciaron la lucha por liberar a los niños de un encierro de más de 10 años que aniquila su creatividad y sus ganas innatas de aprender. Sus ideas le sorprenderán, y le harán comprender mejor a sus hijos. Quizás le ayuden a ver su propia vida desde otra perspectiva, y puede que le animen a seguir sus pasos.
John Holt: «A la mayoría de los americanos no le gustan los niños... ni siquiera los propios»
John
Holt fue un soltero empedernido del medio oeste americano,
criado en Colorado (EEUU), que adoraba a los niños y que se convirtió en
maestro por casualidad, poco después de haber estado al mando de
un submarino en la segunda Guerra Mundial. Su hermana le sugirió que fuese a pedir un trabajo a la nueva escuela de Rocky Mountain de
Colorado. Y allí empezó su aventura.
En las distintas escuelas por las que pasó,
fue observando y tomando minuciosas notas de lo que le preocupaba. Vio
que algunos alumnos no podían aprender matemáticas básicas y que eso no
tenía nada que ver con su capacidad para hacerlo. Holt se dió cuenta de
que los niños, en general, estaban más preocupados por los exámenes o
por el comportamiento del maestro, y pensaban más en cómo responder lo
que el maestro quería que en la propia aritmética.
Así que
buscó métodos alternativos, como suprimir exámenes, para que los
alumnos pudiesen concentrarse en el aprendizaje y no en el temor a las
notas. Esa iniciativa le sirvió, entre otras cosas, para que le echaran
de un colegio.
Las observaciones recopiladas las publicó en un libro titulado
How Children Fail
(1967)
que le hizo famoso. Holt dice en el libro que las escuelas
fomentan la competencia y la ansiedad, que los niños fracasan en ellas
porque sienten miedo de ser humillados o castigados; aburrimiento por el trabajo sin sentido; y confusión
por el hecho de que muchos profesores explican los procesos desde los
conceptos abstractos hasta los ejemplos concretos en lugar de hacerlo,
como sería más sensato, al revés.
«Me dí cuenta, después de
observar y enseñar, que la escuela es un lugar donde los niños aprenden
a ser tontos!», dijo en una entrevista a MotherEarthNews. «La mayoría
de jóvenes son, por naturaleza, listos, curiosos, y tienen ganas de
aprender. De hecho, como dije en mi segundo libro, How Children Learn,
los bebés son tan activos, tan buenos buscadores de conocimiento que
aprenden más en sus cinco primeros años de vida que la mayoría de
adultos en diez».
Entrenados para conseguir premios
«Si
alguien está haciendo algo por su propio placer y le ofreces algún tipo
de premio externo por ello, y haces que esa persona se acostumbre a
realizar esa tarea para recibir ese premio, dejará de hacerlo en cuanto
dejes de dárselo. Incluso puedes entrenar a los pequeños de la
guardería, a quienes les encanta pintar, para que dejen de hacerlo,
simplemente dándoles estrellas o algún otro tipo de premio durante un
par de meses... y después quitándoles esa "motivación" artificial.
«De
hecho, pienso que nuestra sociedad espera de las escuelas que obliguen
a los estudiantes a hacer cosas sólo por la recompensa externa. Las
personas que realizan tareas por sus propia motivación son difíciles de
controlar. No es que crea que los profesores se levanten cada mañana y
se digan a sí mismos "Voy a la escuela hoy a eliminar todas las
motivaciones internas de los jóvenes", pero es exactamente eso lo que
sucede.»
Holt sugirió que se hicieran escuelas donde hubiese
muchas cosas interesantes para ver y con las que trabajar y en las que
se permitiera a los niños aprender a su manera. «Si tienen preguntas,
responder las preguntas. Si quieren saber dónde encontrar algo,
enseñarles dónde tienen que buscar», dijo.
«Los estudiantes
que se colocan en lugares donde pueden sentirse libres para explorar y
recibir ayuda cuando lo necesitan, van bien», dijo Holt. «En aquel
momento, que tanto yo como otros —como Jim Herndon, que escribió
How to Survive in Your Native Land
, y George Dennison, autor de
The Lives of Children: The Story of the First Street School
—
habíamos demostrado ese hecho, pensé que seguro que todos querrían
intentar la "nueva" forma de enseñanza. Eso no es lo que sucedió, por
supuesto».
Se crearon unas 1.000 escuelas privadas alternativas,
con 50 alumnos cada una, inspiradas en las ideas de Holt. «Pero la
población en edad escolar de la época era algo así como 30 ó 40
millones de niños... Comparado con eso, 50.000 era como una gota en el
océano».
«Nadie quería mejorar las escuelas»
El método era eficaz, pero el movimiento que promovía su uso en las escuelas falló desde el principio. ¿Por qué?
Según
Holt, fue «simplemente porque nadie quería mejorar las escuelas. Es
imposible imaginar cómo me costó afrontar esa verdad. Al principio
pensé que la mayoría de profesores serían aliados potenciales y que
cuando se les diera la oportunidad de ayudar a los estudiantes a
aprender, aprovecharían la oportunidad. Pero después de hablar con los
profesores de las escuelas públicas con programas alternativos, me
encontré con que sus colegas les trataban como parias. Por ejemplo,
supe de unos profesores que formaban parte de un proyecto de educación
alternativa en Alburquerque, Nuevo Mexico. ¡Sus anteriores colegas
dejaron de jugar a golf con ellos, o de tomar una cerveza o incluso de
hablarles!».
Muchos de esos profesores querían hacer cambios en
clase, como tener menos alumnos, menos papeleo, más sueldo para el
profesorado, pero no querían cambiar el sistema educativo básico.
Tampoco hubo mucha presión para el cambio desde fuera de las escuelas. ¿Por qué?
«Me
temo que la simple y llana realidad es que a la mayoría de los americanos
no les gustan los niños... ni siquiera los propios. Los adultos no
confían en los jóvenes, y la escuela es una expresión
institucionalizada de ese hecho. O, dicho de otra forma, una de las
piedras de los cimientos sobre los que descansan las escuelas es una
enorme roca que dice que los niños, en su mayoría, no son nada bueno.»
Homeschooling
El
paso siguiente que siguió Holt fue animar a la gente a abandonar el
sistema educativo tradicional y fundar sus propias escuelas. Pero el
esfuerzo y la incansable búsqueda de fondos acababa con casi todas las
iniciativas. Finalmente, pensó que la salida más práctica era la
escolarización en casa, que, según Holt, no significa reproducir la
escuela en casa sino escapar de esas restricciones.
«Creo que
aprender no es el resultado de enseñar, sino de la curiosidad y la
actividad del que aprende. La intervención de un profesor en este
proceso debería ser para proporcionar herramientas, experiencias,
libros que se correspondan con los intereses del estudiante», dijo
Holt. «Creo también que el aprendizaje no es una actividad que se
separe del resto de la vida. La gente aprende mejor cuando están
haciendo un trabajo real y valioso, que requiere destreza y juicio».
En 1977, Holt fundó la primera revista sobre Homeschooling, Growing Without Schooling,
desde donde proporcionaba información y aconsejaba a los padres que
querían educar a sus hijos en casa. Según Holt, los que empiezan a
hacerlo, descubren que es mucho más fácil y divertido de lo que
pensaban, y no hay que dedicarle seis horas al día, porque tampoco se
dedica tanto tiempo en el colegio.
En la escuela, 35 minutos
de cada hora de clase son para prepararse para el trabajo, según Holt.
El resto del tiempo es explicación del maestro y entrenamiento
repetitivo en un libro de ejercicios. «Sé por mi propia experiencia
como estudiante, y yo era un buen estudiante en buenas escuelas, que
rara vez conseguía 15 minutos al día de auténtica enseñanza», dijo. Un último mensaje de John Holt para los padres:
«Muchos
de vosotros creéis, y con razón, que el Gobierno interfiere
demasiado en vuestras vidas. Bien, yo creo que no hay lugar donde esa
interferencia esté menos justificada y sea más dañina, y más fácilmente
resistible, que en la educación de los niños. Así que creo que los que
quieran minimizar el efecto del poder que el Gobierno tiene sobre sus
vidas deberían pensar que la educación de sus hijos tendría ser el
primer objetivo en el que deberían trabajar para conseguirlo. » Más información:
Página oficial de John Holt
Entrevista a MotherEarthNews (1980): The Plowboy Interview
Algunas de las obras escritas por John Holt:
Escape from childhood: The needs and rights of children (Pelican books)
The Underachieving School
Teach Your Own: The John Holt Book of Homeschooling
«Muchas personas han venido hasta mí y me han dicho"Sus libros han cambiado mi vida", y yo les creo» —John Holt (1923-1985)
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