Revolución educativa
Salirse de la fila
He aquí una pequeña muestra de los revolucionarios de la educación. Son maestros, intelectuales, científicos, médicos que iniciaron la lucha por liberar a los niños de un encierro de más de 10 años que aniquila su creatividad y sus ganas innatas de aprender. Sus ideas le sorprenderán, y le harán comprender mejor a sus hijos. Quizás le ayuden a ver su propia vida desde otra perspectiva, y puede que le animen a seguir sus pasos.
Roger Shank: «¡Convirtamos las escuelas en apartamentos!»
La revista Edge
hace cada año una pregunta distinta (y polémica) a un grupo de
prestigiosos científicos y pensadores. Después, se colocan en el
apartado World Question Center. Este año, la cuestión ha sido: ¿Cuál es tu idea peligrosa? Y uno de los científicos habituales es Roger Shank, que este año ha titulado su respuesta No más miradas indecentes de los maestros (No More Teacher's Dirty Looks).
El
doctor Roger Shank es un líder mundial en investigación de Inteligencia
Artificial, teoría del aprendizaje, ciencia cognitiva, y la
construcción de entornos de aprendizaje virtuales. En los últimos 35
años, ha sido catedrático en la Universidad de Standford, la
Universidad de Yale y la Universidad de Northwestern, donde fundó el
prestigioso Institute for the Learning Sciences. Y, en los últimos
años, Shank se ha convertido en un revolucionario de la educación que
trata de derrocar lo que él considera un mal sistema educativo (en sus propias palabras).
Esta es la respuesta que envió a Edge:
Después
de un desastre natural, los locutores suelen anunciar emocionados que
la escuela por fin está abierta, así que no importa qué otras cosas
horribles puedan pasar en el lugar donde viven los niños, porque ya
pueden ir al colegio. Yo siempre siento pena por los niños.
Mi
idea peligrosa es una que la mayoría de la gente rechaza inmediatamente
sin pensarlo seriamente: la escuela es mala para los niños. Les hace
infelices y, tal y como se demuestra, no aprenden mucho en ella.
Cuando
oyes a los niños hablar sobre la escuela, descubres con facilidad en
qué piensan en el colegio: a quién gustan, quién está siendo malo con
ellos, cómo pueden mejorar su estatus social, como hacer para que el
profesor les trate bien y les ponga buenas notas.
Las escuelas
están estructuradas hoy casi de la misma forma en la que lo estaban
hace cientos de años. Y durante cientos de años, filósofos y otros han
señalado que la escuela es una mala idea:
Estamos
encerrados en la escuela y en la universidad en las habitaciones de
'recitación' durante diez o quince años, y salimos al final con la
barriga llena de palabras y sin saber nada. — Ralph Waldo Emerson La
educación es una cosa admirable, pero está bien recordar de tarde en
tarde que nada de lo que merece la pena saber se puede enseñar. — Oscar Wilde Las
escuelas simplemente deberían de dejar de existir tal y como las
conocemos. Es necesario que el Gobierno salga del negocio de la
educación y que deje de pensar que sabe lo que los niños deben saber,
examinándoles después constantemente para ver si pueden regurgitar lo
que les han metido con cuchara.
El gobierno es y siempre ha sido el problema de la educación:
Si
el gobierno se decidiera a requerir para cada niño una buena educación,
se evitaría el problema de tener que proporcionarla. Podría dejar a los
padres la opción de conseguir la educación donde y cómo quisiseran, y
contentarse con ayudar a pagar las tasas escolares de los niños más
pobres, y costear los gastos del colegio de aquellos que no tienen a
nadie que se lo pague. —JS Mill Primero, Dios creó a los idiotas. Fue sólo para practicar. Después, creó los Consejos de Educación. —Mark Twain. Es
necesario reemplazar las escuelas por lugares seguros donde los niños
puedan ir a aprender a hacer cosas que les interesen. Sus intereses
deberían guiar su aprendizaje. El papel del gobierno debería ser el
crear lugares que resulten atractivos a los niños y que les provoquen
ganas de ir.
Por eso ocurre que, por no haber elegido el camino correcto, a menudo
debemos hacer un gran esfuerzo, y emplear una buena parte de nuestro
tiempo, en formar a los niños en cosas para las que, por su constitución
natural, no están en absoluto capacitados. — Montaigne Tuvimos
un presidente hace muchos años que comprendió para qué sirve realmente
la educación. Actualmente tenemos otros que hacen discursos sobre el
Teorema de Pitágoras cuando estamos bastante seguros de que no saben
nada de ningún teorema.
Hay dos tipos de educación... Una debería enseñarnos cómo ganarnos la vida. Y la otra a como vivir. —John Adams. Alrededor
de un millón de estudiantes han optado por salir del sistema escolar
existente y están siendo escolarizados en casa. El problema es que los
Estados regulan la educación en casa y el home schooling se parece terriblemente a la escuela.
Tenemos
que dejar de producir una nación de estudiantes estresados que aprenden
a complacer al profesor en lugar de complacerse a ellos mismos.
Necesitamos fabricar adultos que amen el conocimiento, no adultos que
eviten todo tipo de aprendizaje porque les recuerda los horrores de la
escuela. Tenemos que dejar de pensar que todos los niños necesitan
aprender las mismas cosas. Debemos crear adultos que sean capaces de
pensar por sí mismos y que no estén convencidos de entender situaciones
complejas en términos simplistas que puedan presentarse en pocas
palabras.
Desmontemos las escuelas. Convirtámoslas en apartamentos. ––––––––––––––––––
Roger Shank ha expuesto estas ideas en un libro titulado
Coloring Outside the Lines
("Pintando fuera de la línea").
Shank ha creado Socratics Arts, una empresa que proporciona servicios educativos de e-learning. Desde el web de Socratics Arts se puede acceder a la página NeedNoEd,
donde se recopilan historias de horror vividas en el colegio por la
gente: «El propósito de este sitio es ayudar a aquellos que están
confundidos por la escuela a sentir que no están solos».
John Taylor Gatto: «¿Cuántas pruebas más hacen falta?»
John Taylor Gatto
fue elegido Mejor Profesor del Año del Estado de Nueva York en tres
ocasiones, y, poco después presentó su dimisión por medio de un editorial
que se publicó en The Wall Street Journal titulado Puede que sea un maestro, pero no soy un educador. El mensaje es sobrecogedor:
He
enseñado en la escuela pública durante 26 años pero ya no puedo hacerlo
más. Durante años, pedí al Consejo de Educación local y al
superintendente que me dejara enseñar un currículum que no hiciese daño
a los alumnos, pero ellos tienen otras cosas de qué ocuparse. Así que
voy a dimitir, creo.
He llegado poco a poco a comprender lo
que significa realmente enseñar: un currículum de confusión, oposición
de la clase, justicia arbitraria, vulgaridad, rudeza, falta de respeto
a la intimidad, indiferencia a la calidad, y total dependencia. Enseño
cómo encajar en un mundo en el que yo no quiero vivir.
Simplemente,
no puedo hacerlo más. No puedo enseñar a niños que esperan que les
digan lo que tienen que hacer; no puedo enseñar a personas que dejan lo
que están haciendo cuando suena un timbre; no puedo persuadir a los
niños para sentir justicia en su clase cuando no la hay, y no puedo
convencer a los niños de que crean que los maestros tienen secretos
valiosos que ellos podrán conseguir si siguen nuestras disciplinas. No
es cierto.
La Educación del Gobierno es la aventura más
radical de la historia. Mata la familia al monopolizar las mejores
etapas de la infancia y al enseñar a no respetar el hogar y a los
padres.
¿Una exageración? Apenas. Los padres no tienen la
intención de participar en nuestra forma de educación, todo lo
contrario. Mis órdenes como maestro de escuela son hacer que los niños
encajen en un sistema de entrenamiento animal, no ayudar a que cada uno
encuentre su particular camino.
El anteproyecto completo del
procedimiento que sigue la escuela es egipcio, no griego ni romano.
Nace de la fe en que el valor humano es un bien escaso, representado
simbólicamente por la estrecha cima de una pirámide.
Esa idea pasó a la historia americana a través de los Puritanos. Encuentra su representación "científica" en la Bell Curve, a lo largo de la cual el talento se reparte supuestamente por alguna Ley de Hierro de la biología.
Es
una idea religiosa y las escuelas son su iglesia. La ciudad de Nueva
York me contrata como sacerdote. Yo ofrezco rituales para mantener
acorralada la herejía. Proporciono información para justificar la
pirámide celestial.
Sócrates previó que si la enseñanza se
convertía en una profesión formal sucedería algo así. El interés
profesional se sirve mejor si lo fácil se muestra como si fuera
difícil; si se subordina lo laico al sacerdocio. La escuela se ha
convertido demasiado vitalmente en un proyecto de trabajos, en un
contratista y una protectora del orden social para que pueda permitirse
que sea reformada. Tiene aliados políticos que vigilan su marcha.
Ese
el motivo de que las reformas vengan y vayan sin que haya muchos
cambios. Incluso los reformadores no pueden imaginar una escuela muy
distinta.
David aprende a leer a la edad de cuatro; Raquel, a
la edad de nueve: si el desarrollo es normal, cuando ambos tengan 13,
no se podrá decir cuál de los dos aprendió primero —la extensión de los
cinco años no significa nada en absoluto. Pero en la escuela
etiquetarán a Raquel como "incapacitada para el aprendizaje" y a David
lo frenarán un poco, también.
Por un sueldo, hago que David
dependa de mí diciéndole cuándo empezar y cuándo parar. Nunca superará
esa dependencia. A Raquel la identifico como mercancía de saldo,
"educación especial". Después de unos pocos meses, quedará encerrada en
su sitio para siempre.
En los 26 años que he estado enseñando
a niños ricos y pobres, casi nunca me he encontrado a un niño
"discapacitado para el aprendizaje"; casi nunca me he encontrado
tampoco con un "dotado". Como todas las categorías escolares, estos son
mitos sagrados, creados por la imaginación humana. Derivan de valores
cuestionables que nunca examinamos porque preservan el Templo de la
Educación. Ese es el secreto detrás de los exámenes con respuestas
cortas, los timbres, las clases de duración fija, las clases divividas
por edades, la estandarización, y todo el resto de religión escolar que
castiga nuestra nación.
No hay una buena manera de educarse;
hay tantas como huellas dactilares. No necesitamos profesores
certificados para hacer que la educación ocurra ... eso probablemente
garantiza que no lo haga.
¿Cuántas pruebas más hacen falta?
Las buenas escuelas no necesitan más dinero o un año académico más
largo; necesitan elecciones de libre mercado, variedad que hable para
cada necesidad y corra riesgos. No necesitamos un currículum nacional,
o un examen nacional. Ambas iniciativas surgen de la ignorancia de cómo
aprenden las personas, o de una deliberada indiferencia hacia ello.
No
puedo enseñar así por más tiempo. Si os enteráis de algún trabajo en el
que no tenga que hacer daño a los niños para ganarme la vida, hacédmelo
saber. En otoño estaré buscando trabajo, creo. __________________
J. T. Gatto dimitió cuando aún era Mejor Profesor del Año, en 1991. Desde entonces, se dedica a dar conferencias sobre
las posibilidades de salvar el sistema educativo, las alternativas, y
los éxitos académicos conseguidos con el home schooling
(educación en casa, un sistema bastante extendido en Estados Unidos).
También prepara una serie de documentales con un antiguo alumno, Roland Legiardi-Laura, titulada The Fourth Purpose.
Más información:
Web oficial de John Taylor Gatto.
The nine assumptions of modern schooling. John Taylor Gatto. Alliance for the Separation of School & State
AGAINST SCHOOL. How public education cripples our kids, and why, por John Taylor Gatto. Harper's Magazine. 2001.
Francesc Ferrer i Guàrdia: Fundador de la Escuela Moderna
«Los gobiernos siempre han procurado dirigir la educación
del pueblo. Saben mejor que ninguno que su poder se basa totalmente en
la escuela; por eso la monopolizan cada vez con más interés» —F. Ferrer i Guàrdia Francesc
Ferrer i Guàrdia (1859-1909) nació en Alella, Barcelona, en el seno de
una familia muy católica. Desde que era muy pequeño, tuvo que ganarse la
vida trabajando. Un comerciante de harinas para el que trabajó marcó su
vida. Al ver el interés de Francesc por el estudio, le prestó libros de
su biblioteca y le inscribió en clases nocturnas cuando aún no tenía
quince años, iniciándole en los ideales republicanos. Con el tiempo,
desterró sus ideas religiosas y se interesó por la educación.
Se
declaró anticlerical y apoyó el pronunciamiento militar cuya finalidad
era proclamar la república. Como éste fracasó, tuvo que exiliarse en
Francia, donde tuvo tiempo para planear el sistema educativo anarquista
que más tarde aplicaría en España, en la Escuela Moderna.
La
Escuela Moderna abrió sus puertas en Barcelona en 1901. En ella, la fe
religiosa fue suplantada por la exploración científica. Se enseñaba más
la práctica que la teoría, porque era la que tenía verdadero
significado para el niño. Y la disciplina fue reemplazada por la
participación activa de los alumnos. La Fundación Francesc Ferrer i
Guàrdia lo explica así:
«El éxito de la Escuela y
la fama de los métodos que se proponían fueron corroborados por la
multiplicación de centros educativos racionalistas en todo el Estado.
El momento era propicio para una acción escolar que intentara
neutralizar la tendencia de la Iglesia hacia el control de la educación
pública. Esta circunstancia explica el interés que en las sociedades
obreras y populares -no necesariamente anarquistas- tenían los planes
escolares y los libros de la Escuela Moderna. También se explica la
acogida favorable que recibió la Escuela en los medios burgueses
republicanos radicalizados, además de las innovaciones metodológicas y
didácticas que podía aportar la Escuela Moderna.
Ferrer
pedía una educación basada en la evolución real y psicológica del niño,
individualizada. La ciencia sobre los niños, que tanto ha avanzado,
afirmaba, no se debe utilizar contra ellos, sino a su favor y del
desarrollo espontáneo de sus facultades, a fin de que puedan buscar
libremente la satisfacción de sus necesidades físicas, intelectuales y
morales. La Escuela Moderna proponía, además, una educación basada
metodológicamente en la ayuda mutua, en la solidaridad entre los
hombres y la crítica de las injusticias mediante el estudio de los
mecanismos y las condiciones que las hacen posibles.
(...) El
día 31 de Mayo de 1906, día de la boda del rey Alfonso XIII, un hecho
llenó de estupor el país: cuando la comitiva real pasaba por la calle
Mayor madrileña, el sabadellense Mateo Morral lanzó una bomba que
provocó la muerte de veintitrés personas. Dos días más tarde era
arrestado en Barcelona el director de la Escuela Moderna de la cual el
joven anarquista era bibliotecario. Francisco Ferrer fue acusado de
complicidad pero los tribunales no pudieron probar ningún cargo y,
después de un año en prisión, fue liberado el 12 de junio.
El
alboroto que el caso Ferrer provocó tanto en España como especialmente
en el extranjero fue realmente extraordinario, se movilizaron a su
favor desde los liberales y los republicanos librepensadores hasta la
familia socialista y anarquista. El argumento de los acusadores de
Ferrer -la derecha autoritaria y conservadora, básicamente- en 1906, se
podría resumir con la siguiente inferencia: la Escuela Moderna es un
centro de propaganda ácrata, y la propaganda ácrata genera
necesariamente la acción terrorista. Por fuerza Ferrer fue cómplice de
Morral, como lo había sido de otros actos terroristas anteriores.
La
crisis social y política que arrastra desde hace años el Estado español
de la Restauración encuentra su más alta expresión en los hechos de la
Revolución de julio (Semana Trágica) de Barcelona en el año 1909,
verdadero principio del fin del régimen monárquico. El nombre de Ferrer
va ligado a estos acontecimientos populares y a su represión. Fue, de
hecho, la víctima más significativa y el principal cabeza de turco. Los
argumentos que no habían triunfado en el año 1906, lo hacían esta vez:
Francisco Ferrer fue condenado a muerte y ejecutado después de un
turbio consejo de guerra. Moría en Montjuïc el 13 de octubre de 1909.
Nunca se demostró que fuese culpable de lo que se le imputaba. Su
muerte interesaba a la derecha ultramontana y al estamento militar.
Una
cosa conviene tener en cuenta: el tiempo y el consenso histórico han
dictaminado la injusta incriminación de Ferrer. El discurso
justificador de su condena se silencia -aunque con fuertes brotes
sectarios- a partir de la segunda década del siglo. Pero, aunque
parezca increíble, aún hoy en día, existen sectores en nuestro país
(sectores conservadores ligados al mundo de la educación y de la
cultura) que siguen defendiendo la imagen delincuente de Ferrer.
Mantienen
actualidad las palabras pronunciadas por Piotr Kropotkin en Londres
unos días después de la muerte de Francisco Ferrer: "Now he is dead,
but it is our duty to resume his work, to continue it, to spread it, to
attack all the fetishes which keep mankind under the joke of state,
capitalism and superstition". Más información: Fundación Francesc Ferrer i Guàrdia Francisco Ferrer and the Modern School. Anarchy Archives. Register of Francisco Ferrer. Francisco Ferrer y Guardia. Anarchist Encyclopedia.
John Holt: «A la mayoría de los americanos no le gustan los niños... ni siquiera los propios»
John
Holt fue un soltero empedernido del medio oeste americano,
criado en Colorado (EEUU), que adoraba a los niños y que se convirtió en
maestro por casualidad, poco después de haber estado al mando de
un submarino en la segunda Guerra Mundial. Su hermana le sugirió que fuese a pedir un trabajo a la nueva escuela de Rocky Mountain de
Colorado. Y allí empezó su aventura.
En las distintas escuelas por las que pasó,
fue observando y tomando minuciosas notas de lo que le preocupaba. Vio
que algunos alumnos no podían aprender matemáticas básicas y que eso no
tenía nada que ver con su capacidad para hacerlo. Holt se dió cuenta de
que los niños, en general, estaban más preocupados por los exámenes o
por el comportamiento del maestro, y pensaban más en cómo responder lo
que el maestro quería que en la propia aritmética.
Así que
buscó métodos alternativos, como suprimir exámenes, para que los
alumnos pudiesen concentrarse en el aprendizaje y no en el temor a las
notas. Esa iniciativa le sirvió, entre otras cosas, para que le echaran
de un colegio.
Las observaciones recopiladas las publicó en un libro titulado
How Children Fail
(1967)
que le hizo famoso. Holt dice en el libro que las escuelas
fomentan la competencia y la ansiedad, que los niños fracasan en ellas
porque sienten miedo de ser humillados o castigados; aburrimiento por el trabajo sin sentido; y confusión
por el hecho de que muchos profesores explican los procesos desde los
conceptos abstractos hasta los ejemplos concretos en lugar de hacerlo,
como sería más sensato, al revés.
«Me dí cuenta, después de
observar y enseñar, que la escuela es un lugar donde los niños aprenden
a ser tontos!», dijo en una entrevista a MotherEarthNews. «La mayoría
de jóvenes son, por naturaleza, listos, curiosos, y tienen ganas de
aprender. De hecho, como dije en mi segundo libro, How Children Learn,
los bebés son tan activos, tan buenos buscadores de conocimiento que
aprenden más en sus cinco primeros años de vida que la mayoría de
adultos en diez».
Entrenados para conseguir premios
«Si
alguien está haciendo algo por su propio placer y le ofreces algún tipo
de premio externo por ello, y haces que esa persona se acostumbre a
realizar esa tarea para recibir ese premio, dejará de hacerlo en cuanto
dejes de dárselo. Incluso puedes entrenar a los pequeños de la
guardería, a quienes les encanta pintar, para que dejen de hacerlo,
simplemente dándoles estrellas o algún otro tipo de premio durante un
par de meses... y después quitándoles esa "motivación" artificial.
«De
hecho, pienso que nuestra sociedad espera de las escuelas que obliguen
a los estudiantes a hacer cosas sólo por la recompensa externa. Las
personas que realizan tareas por sus propia motivación son difíciles de
controlar. No es que crea que los profesores se levanten cada mañana y
se digan a sí mismos "Voy a la escuela hoy a eliminar todas las
motivaciones internas de los jóvenes", pero es exactamente eso lo que
sucede.»
Holt sugirió que se hicieran escuelas donde hubiese
muchas cosas interesantes para ver y con las que trabajar y en las que
se permitiera a los niños aprender a su manera. «Si tienen preguntas,
responder las preguntas. Si quieren saber dónde encontrar algo,
enseñarles dónde tienen que buscar», dijo.
«Los estudiantes
que se colocan en lugares donde pueden sentirse libres para explorar y
recibir ayuda cuando lo necesitan, van bien», dijo Holt. «En aquel
momento, que tanto yo como otros —como Jim Herndon, que escribió
How to Survive in Your Native Land
, y George Dennison, autor de
The Lives of Children: The Story of the First Street School
—
habíamos demostrado ese hecho, pensé que seguro que todos querrían
intentar la "nueva" forma de enseñanza. Eso no es lo que sucedió, por
supuesto».
Se crearon unas 1.000 escuelas privadas alternativas,
con 50 alumnos cada una, inspiradas en las ideas de Holt. «Pero la
población en edad escolar de la época era algo así como 30 ó 40
millones de niños... Comparado con eso, 50.000 era como una gota en el
océano».
«Nadie quería mejorar las escuelas»
El método era eficaz, pero el movimiento que promovía su uso en las escuelas falló desde el principio. ¿Por qué?
Según
Holt, fue «simplemente porque nadie quería mejorar las escuelas. Es
imposible imaginar cómo me costó afrontar esa verdad. Al principio
pensé que la mayoría de profesores serían aliados potenciales y que
cuando se les diera la oportunidad de ayudar a los estudiantes a
aprender, aprovecharían la oportunidad. Pero después de hablar con los
profesores de las escuelas públicas con programas alternativos, me
encontré con que sus colegas les trataban como parias. Por ejemplo,
supe de unos profesores que formaban parte de un proyecto de educación
alternativa en Alburquerque, Nuevo Mexico. ¡Sus anteriores colegas
dejaron de jugar a golf con ellos, o de tomar una cerveza o incluso de
hablarles!».
Muchos de esos profesores querían hacer cambios en
clase, como tener menos alumnos, menos papeleo, más sueldo para el
profesorado, pero no querían cambiar el sistema educativo básico.
Tampoco hubo mucha presión para el cambio desde fuera de las escuelas. ¿Por qué?
«Me
temo que la simple y llana realidad es que a la mayoría de los americanos
no les gustan los niños... ni siquiera los propios. Los adultos no
confían en los jóvenes, y la escuela es una expresión
institucionalizada de ese hecho. O, dicho de otra forma, una de las
piedras de los cimientos sobre los que descansan las escuelas es una
enorme roca que dice que los niños, en su mayoría, no son nada bueno.»
Homeschooling
El
paso siguiente que siguió Holt fue animar a la gente a abandonar el
sistema educativo tradicional y fundar sus propias escuelas. Pero el
esfuerzo y la incansable búsqueda de fondos acababa con casi todas las
iniciativas. Finalmente, pensó que la salida más práctica era la
escolarización en casa, que, según Holt, no significa reproducir la
escuela en casa sino escapar de esas restricciones.
«Creo que
aprender no es el resultado de enseñar, sino de la curiosidad y la
actividad del que aprende. La intervención de un profesor en este
proceso debería ser para proporcionar herramientas, experiencias,
libros que se correspondan con los intereses del estudiante», dijo
Holt. «Creo también que el aprendizaje no es una actividad que se
separe del resto de la vida. La gente aprende mejor cuando están
haciendo un trabajo real y valioso, que requiere destreza y juicio».
En 1977, Holt fundó la primera revista sobre Homeschooling, Growing Without Schooling,
desde donde proporcionaba información y aconsejaba a los padres que
querían educar a sus hijos en casa. Según Holt, los que empiezan a
hacerlo, descubren que es mucho más fácil y divertido de lo que
pensaban, y no hay que dedicarle seis horas al día, porque tampoco se
dedica tanto tiempo en el colegio.
En la escuela, 35 minutos
de cada hora de clase son para prepararse para el trabajo, según Holt.
El resto del tiempo es explicación del maestro y entrenamiento
repetitivo en un libro de ejercicios. «Sé por mi propia experiencia
como estudiante, y yo era un buen estudiante en buenas escuelas, que
rara vez conseguía 15 minutos al día de auténtica enseñanza», dijo. Un último mensaje de John Holt para los padres:
«Muchos
de vosotros creéis, y con razón, que el Gobierno interfiere
demasiado en vuestras vidas. Bien, yo creo que no hay lugar donde esa
interferencia esté menos justificada y sea más dañina, y más fácilmente
resistible, que en la educación de los niños. Así que creo que los que
quieran minimizar el efecto del poder que el Gobierno tiene sobre sus
vidas deberían pensar que la educación de sus hijos tendría ser el
primer objetivo en el que deberían trabajar para conseguirlo. » Más información:
Página oficial de John Holt
Entrevista a MotherEarthNews (1980): The Plowboy Interview
Algunas de las obras escritas por John Holt:
Escape from childhood: The needs and rights of children (Pelican books)
The Underachieving School
Teach Your Own: The John Holt Book of Homeschooling
«Muchas personas han venido hasta mí y me han dicho"Sus libros han cambiado mi vida", y yo les creo» —John Holt (1923-1985)
Maria Montessori: «Yo estudio a mis niños, y ellos me muestran cómo debo enseñarles»
En
los años 90, antes de la llegada del euro, Maria Montessori (1870-1952)
figuró en las monedas italianas de 200 liras y en los billetes de 1000
liras, sustituyendo a Marco Polo. Da una idea de la trascendencia de
este personaje en su país.
Maria Montessori rompió los moldes
de la mujer de su época y también la imagen que se tenía de los niños,
a los que en aquel entonces se veía pero rara vez se escuchaba. Además de
ser la primera mujer que se graduó en medicina en la Universidad de
Roma, en 1894, fundó el sistema de enseñanza que lleva su nombre, el Método Montessori, que está considerado como una educación para la vida.
Influenciada
por educadores como Froebel, Montessori creía que los niños podían
aprender a hablar, escribir y leer de la misma forma que aprenden a
gatear o caminar. Decía que los más pequeños tienen una "mente
absorbente" y que era necesario que estuviesen libres para ser sus
popios amos, tomar sus propias decisiones, y aprender por si mismos.
Para ello, les proporcionaba un ambiente adecuado, estimulante, con
materiales y actividades diseñadas para tal fin.
Maria
Montessori no estaba de acuerdo con las técnicas de enseñanza rígidas, con frecuencia crueles, que se usaban en Europa. Trataba con extremo
respeto a sus alumnos. Su método se basaba en la capacidad del niño
para aprender. No trataba de moldearle sino de darle libertad para
adquirir conocimientos desde los primeros años de desarrollo. «Yo
estudio a mis niños, y ellos me muestran cómo debo enseñarles», decía.
Montessori fue la primera que adaptó el
mobiliario de clase al tamaño de los pequeños. Pensaba que el entorno
era tan importante como la propia enseñanza, y por eso sus escuelas
eran lugares en los que se respiraba paz, armonía y orden, y en los que
los niños podían concentrarse en el aprendizaje. Asombró al mundo
mostrando niños de cuatro o cinco años que aprendieron a leer y
escribir de forma espontánea; que elegían trabajar a comer dulces; que
adoraban el orden y el silencio; que podían estar concentrados en
alguna actividad intelectual durante largo rato; que se mostraban
cooperantes con sus compañeros, sin competitividad. En sus alumnos, la
libertad no producía caos sino una disciplina colectiva.
Las
escuelas seguidoras del método Montessori se han multiplicado en todos
los países. Aunque, lamentablemente, no se puede decir que todas ellas
sean el vivo ejemplo de la fundadora. El experto en educación Herbert
Kohl dijo al respecto en la revista Mothering:
«Hay
muchas razones para enviar a un preescolar a una escuela Montessori. El
currículum está bien elaborado y estimula a los niños a lo que podría
llamarse un descubrimiento guiado. Puede proporcionar una base
excelente para el aprendizaje complejo del futuro. Sin embargo, hay
escuelas Montessori y escuelas Montessori. Algunas son rígidas y
tristes mientras que otras, aunque utilicen los mismos sistemas y
materiales, están llenas de vida y movimiento. Estas últimas, con
frecuencia van más allá del curriculum Montessori, hacia las artes, el
teatro, la música y los deportes. Creo que este segundo tipo de
escuelas Montessori es preferible porque estimula a los niños a
desarrollar su imaginación y a aprender a través del juego creativo».
«Decidí
darle a los niños una lección un poco humorística de cómo sonarse la
nariz. Después de mostrarles distintas formas de utilizar el pañuelo,
acabé indicándoles cómo se podía hacer de la manera menos inoportuna
posible. Cogí el pañuelo de forma que ellos casi no pudieran verlo y me
soné la nariz tan suavemente como pude. Los niños me miraban
embelesados, pero no se reían. Yo me preguntaba por qué, pero no había
terminado todavía mi explicación cuando empezaron todos a aplaudir como
si fuese una ovación reprimida en un teatro. Cuando estaba a punto de
irme, los niños empezaron a gritar: «¡Gracias, gracias por la
lección!». —Maria Montessori Paul Goodman: «Nuestra sociedad carece de un discurso público honrado y no toma en serio a la gente»
Paul
Goodman (1911-1972). Nació en Nueva York y no conoció a su padre, que
abandonó a la familia cuando Paul era un bebé. Más tarde dijo que haber
"nacido sin padre" fue la gran circunstancia de su vida. Su infancia no
estuvo muy supervisada, porque su bohemia madre trabajaba y le cuidaban
sus tías, y él creció en el ambiente intelectual judío del Nueva York de
principios de siglo, vagando libremente por las calles de Manhattan,
por sus museos, sus bibliotecas, ...
Este poeta, escritor,
intelectual, anarquista, bisexual, ... se definía a sí mismo como
"hombre de letras" y es conocido sobre todo por su activismo político y
su crítica del sistema educativo en los años 60 y 70. El libro que le
hizo famoso fue Growing up Absurd
(1960), en el que refleja su convencimiento de que hay que tratar
de educar a los jóvenes en vez de, como tan a menudo ocurre, mutilarlos y
deformarlos para que sean útiles a otros en las funciones sociales para
las que se prepararán.
«Puede demostrarse –y es mi
intención hacerlo– que ... nuestra sociedad de la abundancia no ofrece
en la actualidad muchas de las oportunidades objetivas y de los
objetivos más elementales que podrían hacer posible el crecimiento. No
ofrece bastante trabajo humano. Carece de un discurso público honrado y
no toma en serio a la gente. Penaliza la aptitud y crea estupidez.
Corrompe el patriotismo sincero. Corrompe las bellas artes. Destruye la
ciencia. Ahoga el ardor animal. Desalienta las convicciones religiosas
de la Justificación y la Vocación y apaga el sentimiento de que existe
una Creación. No tiene Honor. No tiene Comunidad.
Obsérvese
simplemente esta lista. No hay nada sorprendente en ella ni en las
minúsculas ni en las mayúsculas. No tengo nada sutil ni novedoso que
decir en esta obra; son cosas que todos saben».
«La
enseñanza pública obligatoria se generalizó universalmente durante el
siglo XIX a fin de enseñar a los niños a leer, escribir y contar,
conocimientos necesarios para construir una economía industrial
moderna. En la actual economía superdesarrollada, los maestros luchan
por conservar ese sistema elemental cuando la economía ya no lo
necesita y se resiste a pagar el costo correspondiente. La demanda pide
científicos y técnicos, el 15% de los “académicamente dotados”».
Cuatro años después de Growing Up Absurd, Goodman publicó Compulsory Miseducation,
un libro sobre la “des-educación” obligatoria. En esta obra, afirma que
«el sistema educativo obligatorio se ha convertido en una trampa
universal que no tiene nada bueno», y propone cómo mejorarlo:
«En
las escuelas y a través de los medios de comunicación, y no en el hogar
o en contacto con los amigos, la mayor parte de nuestros ciudadanos de
todas las clases aprenden que la vida es inevitablemente rutina,
despersonalización y banalidad; que es mejor obedecer y callarse; que
no hay sitio para la espontaneidad, la sexualidad abierta y la libertad
de espíritu.
Formados en las escuelas, se adaptan a los mismos
puestos de trabajo, la misma cultura y la misma política. Esto es la
educación, la deseducación, la adaptación a las normas nacionales y el
enrolamiento en función de las “necesidades” nacionales.»
Sus seis propuestas alternativas son:
«1. Prescindir totalmente de la escuela en algunas clases.
Estos niños deberían escogerse entre familias tolerantes, pero no
necesariamente instruidas. Deberían ser vecinos y lo suficientemente
numerosos para constituir una sociedad por sí mismos y de esta forma no
sentirse simplemente “diferentes”... Este experimento no puede causar
ningún daño a los estudios de los niños, ya que hay pruebas de que los
siete primeros años de trabajo escolar podrían llevarse a cabo en el
caso de niños normales impartiéndoles una buena enseñanza que durase
entre cuatro y siete años.
2. Prescindir del edificio escolar
en algunas clases; asignar maestros y utilizar la propia ciudad como
escuela –sus calles, cafeterías, almacenes, cines, museos, parques y
fábricas ...–.
3. Recurrir a los servicios de ciertos adultos adecuados de la comunidad no especializados en la enseñanza
–el farmacéutico, el tendero, el mecánico– como educadores de los
jóvenes para introducirlos en el mundo de los adultos... Sería sin duda
una experiencia útil y alentadora también para los adultos.
4. Hacer que la asistencia a clase no sea obligatoria, como en la escuela Summerhill de A.S. Neill. Si los maestros son buenos, habrá poco absentismo;
si son malos, habrá que hacerlo saber. La asistencia obligatoria es
útil para liberar a los padres de la presencia delos hijos, pero no tiene por qué ser una trampa para los niños...
5. Descentralizar las escuelas urbanas
(o no construir nuevos edificios grandes) en pequeñas unidades, de 20 a
50, en locales disponibles. En estas pequeñas escuelas, dotadas de
tocadiscos y máquinas de juegos, podrían combinarse la sociabilidad,
los debates, los juegos y la enseñanza formal. En circunstancias
especiales, estas pequeñas unidades podrían reunirse en un auditorio o gimnasio común para transmitir la sensación de una comunidad más amplia (...).
6. Utilizar una parte del dinero de la escuela para enviar a los niños durante un par de meses al año a explotaciones agrícolas
económicamente marginales, por ejemplo en cada caso seis niños de
orígenes distintos. La única exigencia sería que el agricultor los
alimentara y no les pegara. Sería mejor todavía que participasen en los
trabajos agrícolas... »
En Compulsory Miseducation, hay un espacio dedicado a la enseñanza universitaria. Dice que
muchos jóvenes se ven obligados a ir a la Universidad para asegurarse
el sustento, pero que la Universidad no les aporta nada. Y presenta
"dos propuestas sencillas" para hacerla más accesible y útil: 1. Dos años de pausa antes de entrara en la Universidad. “... media
docena de las universidades más prestigiosas en el terreno de las
humanidades anunciarán desde 1966 que para ingresar en ellas exigirán
haber dedicado dos años, después de la enseñanza media, a alguna
actividad de maduración... Esta propuesta tiene dos finalidades:
conseguir que los alumnos hayan acumulado suficiente experiencia en la
vida para recibir educación a nivel universitario ... y romper el
cerrojo que supone haber seguido durante 12 años lecciones obligatorias
para obtener una nota, de forma que el alumno pueda enfocar los
estudios universitarios con alguna motivación intrínseca, y por
consiguiente tal vez pueda asimilar algo que le permita cambiar”.
2. Debe suprimirse el sistema de calificaciones y utilizarse más los tests para efectuar diagnósticos que permitan orientar la enseñanza.
Más información: The Radical Individualism of Paul Goodman, por Richard Wall Paul Goodman (documento en PDF, en español), por Edgar Z. Friedenberg. UNESCO.
Friedrich Froebel: Inventor del Kindergarten Kindsein habló de este educador en un número anterior.
Jerry Mintz: 10 signos para saber si su hijo necesita otro tipo de educación
Jerry
Mintz ha sido un líder mundial en el movimiento de educación
alternativa en los últimos 30 años. Trabajó como maestro en escuelas
públicas e independientes durante 17 años y fundó varias escuelas
alternativas y organizaciones. Fue el primer director ejecutivo de la National Coalition of Alternative Community Schools, entre 1985 y 1989. En 1989 fundó la Alternative Education Resource Organization, que todavía dirige, y la revista on-line The Education Revolution. Ha dado conferencias y asesorado a escuelas de todo el mundo.
Mintz ha enumerado los 10 signos de que necesitas encontrar una educación distinta para tu hijo:
1. ¿Dice tu hijo que odia la escuela? Si
es así, probablemente algo falla en la escuela porque los niños son
estudiantes naturales. Cuando son pequeños, no puedes hacer que no
aprendan. Si tu hijos dicen que odian la escuela, escúchales.
2. ¿A tu hijo le cuesta mirar a un adulto a los ojos, o interactuar con niños más pequeños o mayores que él? Si
es así, tu hijo puede que haya socializado con ese grupo muy estrecho
con el que la mayoría de niños interactúan en la escuela, y puede que
esté perdiendo la habilidad de comunicarse con un grupo más amplio de
niños y adultos.
3. ¿Tu hijo parece fijarse en marcas y ropa de moda para la escuela? Este
es un síntoma de la superficialidad del enfoque de las escuelas
tradicionales, que provoca que los niños dependan de medios externos de
comparación y aceptación, en lugar de en valores más profundos.
4. ¿Vuelve tu hijo cansado e irritado del colegio? Este es un signo seguro de que sus experiencias educativas no están reforzándole sino debilitándole.
5.
¿Vuelven tus hijos del colegio quejándose de conflictos que han tenido
en la escuela y de situaciones injustas a las que han estado expuestos? Esta es una señal de que su escuela no tiene un buen sistema de resolución de conflictos y comunicación.
6. ¿Ha perdido tu hijo el interés en expresarse de forma creativa a través del arte, la música y la danza? Estas
cosas no se fomentan normalmente en la escuela tradicional hoy en día y
no se valoran mucho. Son consideradas secundarias al área "académica".
En algunos casos, no se ofrecen cursos de estas materias. Esto tiende a
extinguir el talento natural y las habilidades de los niños.
7.
¿Ha dejado tu hijo de leer por pura diversión, o de leer o escribir por
placer? ¿Están tus hijos haciendo los mínimos deberes y escapándose a
hacer cualquier otra actividad? Esto es señal de que estas
actividades espontáneas no están siendo valoradas en su escuela.
También es otro signo de que están perdiendo su creatividad.
8. ¿Deja tu hijo para el último minuto la tarea de los deberes? Esta
es una señal de que los deberes no son muy interesantes, no satisfacen
sus necesidades y tiende a extinguir su curiosidad natural.
9. ¿Suele tu hijo volver a casa contando cosas extraordinarias que le han ocurrido en el colegio ese día? Si no, puede que a tu hijo no le ocurra nada interesante en la escuela. ¿Querrías seguir trabajando si tu trabajo fuese así?
10.
¿Te ha sugerido algún consejero guía del colegio que tu hijo tiene
alguna enfermedad extraña con tres letras, como ADD (déficit de
atención), y que deberían darle Ritalin o algún otro fármaco? Creo que lo más probable es que la escuela tenga la enfermedad EDE
—Enfermedad de Déficit Educacional— y que ha llegado la hora de que
saques a tu hijo de esa situación!
Jerry Mintz ha publicado The Almanac of Education Choices,
una lista de más de 6.000 escuelas alternativas públicas y privadas, en
Estados Unidos y Canadá. Entre ellas, hay más de 2.500 escuelas
Montessori y más de 100 Waldorf, escuelas basadas en el método de
Rudolf Steiner. También hay miles de escuelas públicas, 60 cuáqueras,
500 escuelas independientes, 700 escuelas en casa, ... «Y sobre todo,
¡tú mismo puedes, con ayuda, crear una escuela alternativa! Se está
haciendo en todo el mundo, cuando grupos de padres, profesores y
estudiantes se reunen para formar nuevas escuelas independientes, o
programas en escuelas existentes».
–––––––––––––––––– Web oficial de Jerry Mintz.
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