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Número Cinco.   13.02.2006

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Revolución educativa

Salirse de la fila

He aquí una pequeña muestra de los revolucionarios de la educación. Son maestros, intelectuales, científicos, médicos que iniciaron la lucha por liberar a los niños de un encierro de más de 10 años que aniquila su creatividad y sus ganas innatas de aprender. Sus ideas le sorprenderán, y le harán comprender mejor a sus hijos. Quizás le ayuden a ver su propia vida desde otra perspectiva, y puede que le animen a seguir sus pasos.

Roger Shank: «¡Convirtamos las escuelas en apartamentos!»



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La revista Edge hace cada año una pregunta distinta (y polémica) a un grupo de prestigiosos científicos y pensadores. Después, se colocan en el apartado World Question Center. Este año, la cuestión ha sido: ¿Cuál es tu idea peligrosa? Y uno de los científicos habituales es Roger Shank, que este año ha titulado su respuesta No más miradas indecentes de los maestros (No More Teacher's Dirty Looks).

El doctor Roger Shank es un líder mundial en investigación de Inteligencia Artificial, teoría del aprendizaje, ciencia cognitiva, y la construcción de entornos de aprendizaje virtuales. En los últimos 35 años, ha sido catedrático en la Universidad de Standford, la Universidad de Yale y la Universidad de Northwestern, donde fundó el prestigioso Institute for the Learning Sciences. Y, en los últimos años, Shank se ha convertido en un revolucionario de la educación que trata de derrocar lo que él considera un mal sistema educativo (en sus propias palabras).

Esta es la respuesta que envió a Edge:

Después de un desastre natural, los locutores suelen anunciar emocionados que la escuela por fin está abierta, así que no importa qué otras cosas horribles puedan pasar en el lugar donde viven los niños, porque ya pueden ir al colegio. Yo siempre siento pena por los niños.

Mi idea peligrosa es una que la mayoría de la gente rechaza inmediatamente sin pensarlo seriamente: la escuela es mala para los niños. Les hace infelices y, tal y como se demuestra, no aprenden mucho en ella.

Cuando oyes a los niños hablar sobre la escuela, descubres con facilidad en qué piensan en el colegio: a quién gustan, quién está siendo malo con ellos, cómo pueden mejorar su estatus social, como hacer para que el profesor les trate bien y les ponga buenas notas.

Las escuelas están estructuradas hoy casi de la misma forma en la que lo estaban hace cientos de años. Y durante cientos de años, filósofos y otros han señalado que la escuela es una mala idea:
Estamos encerrados en la escuela y en la universidad en las habitaciones de 'recitación' durante diez o quince años, y salimos al final con la barriga llena de palabras y sin saber nada. — Ralph Waldo Emerson
La educación es una cosa admirable, pero está bien recordar de tarde en tarde que nada de lo que merece la pena saber se puede enseñar. — Oscar Wilde
Las escuelas simplemente deberían de dejar de existir tal y como las conocemos. Es necesario que el Gobierno salga del negocio de la educación y que deje de pensar que sabe lo que los niños deben saber, examinándoles después constantemente para ver si pueden regurgitar lo que les han metido con cuchara.

El gobierno es y siempre ha sido el problema de la educación:
Si el gobierno se decidiera a requerir para cada niño una buena educación, se evitaría el problema de tener que proporcionarla. Podría dejar a los padres la opción de conseguir la educación donde y cómo quisiseran, y contentarse con ayudar a pagar las tasas escolares de los niños más pobres, y costear los gastos del colegio de aquellos que no tienen a nadie que se lo pague. —JS Mill
Primero, Dios creó a los idiotas. Fue sólo para practicar. Después, creó los Consejos de Educación. —Mark Twain.
Es necesario reemplazar las escuelas por lugares seguros donde los niños puedan ir a aprender a hacer cosas que les interesen. Sus intereses deberían guiar su aprendizaje. El papel del gobierno debería ser el crear lugares que resulten atractivos a los niños y que les provoquen ganas de ir.
Por eso ocurre que, por no haber elegido el camino correcto, a menudo debemos hacer un gran esfuerzo, y emplear una buena parte de nuestro tiempo, en formar a los niños en cosas para las que, por su constitución natural, no están en absoluto capacitados. — Montaigne
Tuvimos un presidente hace muchos años que comprendió para qué sirve realmente la educación. Actualmente tenemos otros que hacen discursos sobre el Teorema de Pitágoras cuando estamos bastante seguros de que no saben nada de ningún teorema.
Hay dos tipos de educación... Una debería enseñarnos cómo ganarnos la vida. Y la otra a como vivir. —John Adams.
Alrededor de un millón de estudiantes han optado por salir del sistema escolar existente y están siendo escolarizados en casa. El problema es que los Estados regulan la educación en casa y el home schooling se parece terriblemente a la escuela.

Tenemos que dejar de producir una nación de estudiantes estresados que aprenden a complacer al profesor en lugar de complacerse a ellos mismos. Necesitamos fabricar adultos que amen el conocimiento, no adultos que eviten todo tipo de aprendizaje porque les recuerda los horrores de la escuela. Tenemos que dejar de pensar que todos los niños necesitan aprender las mismas cosas. Debemos crear adultos que sean capaces de pensar por sí mismos y que no estén convencidos de entender situaciones complejas en términos simplistas que puedan presentarse en pocas palabras.

Desmontemos las escuelas. Convirtámoslas en apartamentos.
––––––––––––––––––

Roger Shank ha expuesto estas ideas en un libro titulado Coloring Outside the Lines ("Pintando fuera de la línea").

Shank ha creado Socratics Arts, una empresa que proporciona servicios educativos de e-learning. Desde el web de Socratics Arts se puede acceder a la página NeedNoEd, donde se recopilan historias de horror vividas en el colegio por la gente: «El propósito de este sitio es ayudar a aquellos que están confundidos por la escuela a sentir que no están solos».


John Taylor Gatto: «¿Cuántas pruebas más hacen falta?»



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John Taylor Gatto fue elegido Mejor Profesor del Año del Estado de Nueva York en tres ocasiones, y, poco después presentó su dimisión por medio de un editorial que se publicó en The Wall Street Journal titulado Puede que sea un maestro, pero no soy un educador. El mensaje es sobrecogedor:

He enseñado en la escuela pública durante 26 años pero ya no puedo hacerlo más. Durante años, pedí al Consejo de Educación local y al superintendente que me dejara enseñar un currículum que no hiciese daño a los alumnos, pero ellos tienen otras cosas de qué ocuparse. Así que voy a dimitir, creo.

He llegado poco a poco a comprender lo que significa realmente enseñar: un currículum de confusión, oposición de la clase, justicia arbitraria, vulgaridad, rudeza, falta de respeto a la intimidad, indiferencia a la calidad, y total dependencia. Enseño cómo encajar en un mundo en el que yo no quiero vivir.

Simplemente, no puedo hacerlo más. No puedo enseñar a niños que esperan que les digan lo que tienen que hacer; no puedo enseñar a personas que dejan lo que están haciendo cuando suena un timbre; no puedo persuadir a los niños para sentir justicia en su clase cuando no la hay, y no puedo convencer a los niños de que crean que los maestros tienen secretos valiosos que ellos podrán conseguir si siguen nuestras disciplinas. No es cierto.

La Educación del Gobierno es la aventura más radical de la historia. Mata la familia al monopolizar las mejores etapas de la infancia y al enseñar a no respetar el hogar y a los padres.

¿Una exageración? Apenas. Los padres no tienen la intención de participar en nuestra forma de educación, todo lo contrario. Mis órdenes como maestro de escuela son hacer que los niños encajen en un sistema de entrenamiento animal, no ayudar a que cada uno encuentre su particular camino.

El anteproyecto completo del procedimiento que sigue la escuela es egipcio, no griego ni romano. Nace de la fe en que el valor humano es un bien escaso, representado simbólicamente por la estrecha cima de una pirámide.

Esa idea pasó a la historia americana a través de los Puritanos. Encuentra su representación "científica" en la Bell Curve, a lo largo de la cual el talento se reparte supuestamente por alguna Ley de Hierro de la biología.

Es una idea religiosa y las escuelas son su iglesia. La ciudad de Nueva York me contrata como sacerdote. Yo ofrezco rituales para mantener acorralada la herejía. Proporciono información para justificar la pirámide celestial.

Sócrates previó que si la enseñanza se convertía en una profesión formal sucedería algo así. El interés profesional se sirve mejor si lo fácil se muestra como si fuera difícil; si se subordina lo laico al sacerdocio. La escuela se ha convertido demasiado vitalmente en un proyecto de trabajos, en un contratista y una protectora del orden social para que pueda permitirse que sea reformada. Tiene aliados políticos que vigilan su marcha.

Ese el motivo de que las reformas vengan y vayan sin que haya muchos cambios. Incluso los reformadores no pueden imaginar una escuela muy distinta.

David aprende a leer a la edad de cuatro; Raquel, a la edad de nueve: si el desarrollo es normal, cuando ambos tengan 13, no se podrá decir cuál de los dos aprendió primero —la extensión de los cinco años no significa nada en absoluto. Pero en la escuela etiquetarán a Raquel como "incapacitada para el aprendizaje" y a David lo frenarán un poco, también.

Por un sueldo, hago que David dependa de mí diciéndole cuándo empezar y cuándo parar. Nunca superará esa dependencia. A Raquel la identifico como mercancía de saldo, "educación especial". Después de unos pocos meses, quedará encerrada en su sitio para siempre.

En los 26 años que he estado enseñando a niños ricos y pobres, casi nunca me he encontrado a un niño "discapacitado para el aprendizaje"; casi nunca me he encontrado tampoco con un "dotado". Como todas las categorías escolares, estos son mitos sagrados, creados por la imaginación humana. Derivan de valores cuestionables que nunca examinamos porque preservan el Templo de la Educación.
Ese es el secreto detrás de los exámenes con respuestas cortas, los timbres, las clases de duración fija, las clases divividas por edades, la estandarización, y todo el resto de religión escolar que castiga nuestra nación.

No hay una buena manera de educarse; hay tantas como huellas dactilares. No necesitamos profesores certificados para hacer que la educación ocurra ... eso probablemente garantiza que no lo haga.

¿Cuántas pruebas más hacen falta? Las buenas escuelas no necesitan más dinero o un año académico más largo; necesitan elecciones de libre mercado, variedad que hable para cada necesidad y corra riesgos. No necesitamos un currículum nacional, o un examen nacional. Ambas iniciativas surgen de la ignorancia de cómo aprenden las personas, o de una deliberada indiferencia hacia ello.

No puedo enseñar así por más tiempo. Si os enteráis de algún trabajo en el que no tenga que hacer daño a los niños para ganarme la vida, hacédmelo saber. En otoño estaré buscando trabajo, creo.

__________________

J. T. Gatto dimitió cuando aún era Mejor Profesor del Año, en 1991. Desde entonces, se dedica a dar conferencias sobre las posibilidades de salvar el sistema educativo, las alternativas, y los éxitos académicos conseguidos con el home schooling (educación en casa, un sistema bastante extendido en Estados Unidos). También prepara una serie de documentales con un antiguo alumno, Roland Legiardi-Laura, titulada The Fourth Purpose.



Más información:

Web oficial de John Taylor Gatto.

The nine assumptions of modern schooling. John Taylor Gatto. Alliance for the Separation of School & State

AGAINST SCHOOL. How public education cripples our kids, and why, por John Taylor Gatto. Harper's Magazine. 2001.

Francesc Ferrer i Guàrdia: Fundador de la Escuela Moderna



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«Los gobiernos siempre han procurado dirigir la educación del pueblo. Saben mejor que ninguno que su poder se basa totalmente en la escuela; por eso la monopolizan cada vez con más interés» —F. Ferrer i Guàrdia
Francesc Ferrer i Guàrdia (1859-1909) nació en Alella, Barcelona, en el seno de una familia muy católica. Desde que era muy pequeño, tuvo que ganarse la vida trabajando. Un comerciante de harinas para el que trabajó marcó su vida. Al ver el interés de Francesc por el estudio, le prestó libros de su biblioteca y le inscribió en clases nocturnas cuando aún no tenía quince años, iniciándole en los ideales republicanos. Con el tiempo, desterró sus ideas religiosas y se interesó por la educación.

Se declaró anticlerical y apoyó el pronunciamiento militar cuya finalidad era proclamar la república. Como éste fracasó, tuvo que exiliarse en Francia, donde tuvo tiempo para planear el sistema educativo anarquista que más tarde aplicaría en España, en la Escuela Moderna.

La Escuela Moderna abrió sus puertas en Barcelona en 1901. En ella, la fe religiosa fue suplantada por la exploración científica. Se enseñaba más la práctica que la teoría, porque era la que tenía verdadero significado para el niño. Y la disciplina fue reemplazada por la participación activa de los alumnos. La Fundación Francesc Ferrer i Guàrdia lo explica así:

«El éxito de la Escuela y la fama de los métodos que se proponían fueron corroborados por la multiplicación de centros educativos racionalistas en todo el Estado. El momento era propicio para una acción escolar que intentara neutralizar la tendencia de la Iglesia hacia el control de la educación pública. Esta circunstancia explica el interés que en las sociedades obreras y populares -no necesariamente anarquistas- tenían los planes escolares y los libros de la Escuela Moderna. También se explica la acogida favorable que recibió la Escuela en los medios burgueses republicanos radicalizados, además de las innovaciones metodológicas y didácticas que podía aportar la Escuela Moderna.

Ferrer pedía una educación basada en la evolución real y psicológica del niño, individualizada. La ciencia sobre los niños, que tanto ha avanzado, afirmaba, no se debe utilizar contra ellos, sino a su favor y del desarrollo espontáneo de sus facultades, a fin de que puedan buscar libremente la satisfacción de sus necesidades físicas, intelectuales y morales. La Escuela Moderna proponía, además, una educación basada metodológicamente en la ayuda mutua, en la solidaridad entre los hombres y la crítica de las injusticias mediante el estudio de los mecanismos y las condiciones que las hacen posibles.

(...)

El día 31 de Mayo de 1906, día de la boda del rey Alfonso XIII, un hecho llenó de estupor el país: cuando la comitiva real pasaba por la calle Mayor madrileña, el sabadellense Mateo Morral lanzó una bomba que provocó la muerte de veintitrés personas. Dos días más tarde era arrestado en Barcelona el director de la Escuela Moderna de la cual el joven anarquista era bibliotecario. Francisco Ferrer fue acusado de complicidad pero los tribunales no pudieron probar ningún cargo y, después de un año en prisión, fue liberado el 12 de junio.

El alboroto que el caso Ferrer provocó tanto en España como especialmente en el extranjero fue realmente extraordinario, se movilizaron a su favor desde los liberales y los republicanos librepensadores hasta la familia socialista y anarquista. El argumento de los acusadores de Ferrer -la derecha autoritaria y conservadora, básicamente- en 1906, se podría resumir con la siguiente inferencia: la Escuela Moderna es un centro de propaganda ácrata, y la propaganda ácrata genera necesariamente la acción terrorista. Por fuerza Ferrer fue cómplice de Morral, como lo había sido de otros actos terroristas anteriores.

La crisis social y política que arrastra desde hace años el Estado español de la Restauración encuentra su más alta expresión en los hechos de la Revolución de julio (Semana Trágica) de Barcelona en el año 1909, verdadero principio del fin del régimen monárquico. El nombre de Ferrer va ligado a estos acontecimientos populares y a su represión. Fue, de hecho, la víctima más significativa y el principal cabeza de turco. Los argumentos que no habían triunfado en el año 1906, lo hacían esta vez: Francisco Ferrer fue condenado a muerte y ejecutado después de un turbio consejo de guerra. Moría en Montjuïc el 13 de octubre de 1909. Nunca se demostró que fuese culpable de lo que se le imputaba. Su muerte interesaba a la derecha ultramontana y al estamento militar.

Una cosa conviene tener en cuenta: el tiempo y el consenso histórico han dictaminado la injusta incriminación de Ferrer. El discurso justificador de su condena se silencia -aunque con fuertes brotes sectarios- a partir de la segunda década del siglo. Pero, aunque parezca increíble, aún hoy en día, existen sectores en nuestro país (sectores conservadores ligados al mundo de la educación y de la cultura) que siguen defendiendo la imagen delincuente de Ferrer.

Mantienen actualidad las palabras pronunciadas por Piotr Kropotkin en Londres unos días después de la muerte de Francisco Ferrer: "Now he is dead, but it is our duty to resume his work, to continue it, to spread it, to attack all the fetishes which keep mankind under the joke of state, capitalism and superstition".

Más información:
Fundación Francesc Ferrer i Guàrdia
Francisco Ferrer and the Modern School. Anarchy Archives.
Register of Francisco Ferrer.
Francisco Ferrer y Guardia. Anarchist Encyclopedia.


John Holt: «A la mayoría de los americanos no le gustan los niños... ni siquiera los propios»



JohnHolt


John Holt fue un soltero empedernido del medio oeste americano, criado en Colorado (EEUU), que adoraba a los niños y que se convirtió en maestro por casualidad, poco después de haber estado al mando de un submarino en la segunda Guerra Mundial. Su hermana le sugirió que fuese a pedir un trabajo a la nueva escuela de Rocky Mountain de Colorado. Y allí empezó su aventura.

En las distintas escuelas por las que pasó, fue observando y tomando minuciosas notas de lo que le preocupaba. Vio que algunos alumnos no podían aprender matemáticas básicas y que eso no tenía nada que ver con su capacidad para hacerlo. Holt se dió cuenta de que los niños, en general, estaban más preocupados por los exámenes o por el comportamiento del maestro, y pensaban más en cómo responder lo que el maestro quería que en la propia aritmética.

Así que buscó métodos alternativos, como suprimir exámenes, para que los alumnos pudiesen concentrarse en el aprendizaje y no en el temor a las notas. Esa iniciativa le sirvió, entre otras cosas, para que le echaran de un colegio.

Las observaciones recopiladas las publicó en un libro titulado How Children Fail (1967) que le hizo famoso. Holt dice en el libro que las escuelas fomentan la competencia y la ansiedad, que los niños fracasan en ellas porque sienten miedo de ser humillados o castigados; aburrimiento por el trabajo sin sentido; y confusión por el hecho de que muchos profesores explican los procesos desde los conceptos abstractos hasta los ejemplos concretos en lugar de hacerlo, como sería más sensato, al revés.

«Me dí cuenta, después de observar y enseñar, que la escuela es un lugar donde los niños aprenden a ser tontos!», dijo en una entrevista a MotherEarthNews. «La mayoría de jóvenes son, por naturaleza, listos, curiosos, y tienen ganas de aprender. De hecho, como dije en mi segundo libro, How Children Learn, los bebés son tan activos, tan buenos buscadores de conocimiento que aprenden más en sus cinco primeros años de vida que la mayoría de adultos en diez».

Entrenados para conseguir premios

«Si alguien está haciendo algo por su propio placer y le ofreces algún tipo de premio externo por ello, y haces que esa persona se acostumbre a realizar esa tarea para recibir ese premio, dejará de hacerlo en cuanto dejes de dárselo. Incluso puedes entrenar a los pequeños de la guardería, a quienes les encanta pintar, para que dejen de hacerlo, simplemente dándoles estrellas o algún otro tipo de premio durante un par de meses... y después quitándoles esa "motivación" artificial.

«De hecho, pienso que nuestra sociedad espera de las escuelas que obliguen a los estudiantes a hacer cosas sólo por la recompensa externa. Las personas que realizan tareas por sus propia motivación son difíciles de controlar. No es que crea que los profesores se levanten cada mañana y se digan a sí mismos "Voy a la escuela hoy a eliminar todas las motivaciones internas de los jóvenes", pero es exactamente eso lo que sucede.»

Holt sugirió que se hicieran escuelas donde hubiese muchas cosas interesantes para ver y con las que trabajar y en las que se permitiera a los niños aprender a su manera. «Si tienen preguntas, responder las preguntas. Si quieren saber dónde encontrar algo, enseñarles dónde tienen que buscar», dijo.

«Los estudiantes que se colocan en lugares donde pueden sentirse libres para explorar y recibir ayuda cuando lo necesitan, van bien», dijo Holt. «En aquel momento, que tanto yo como otros —como Jim Herndon, que escribió How to Survive in Your Native Land , y George Dennison, autor de The Lives of Children: The Story of the First Street School — habíamos demostrado ese hecho, pensé que seguro que todos querrían intentar la "nueva" forma de enseñanza. Eso no es lo que sucedió, por supuesto».

Se crearon unas 1.000 escuelas privadas alternativas, con 50 alumnos cada una, inspiradas en las ideas de Holt. «Pero la población en edad escolar de la época era algo así como 30 ó 40 millones de niños... Comparado con eso, 50.000 era como una gota en el océano».

«Nadie quería mejorar las escuelas»

El método era eficaz, pero el movimiento que promovía su uso en las escuelas falló desde el principio. ¿Por qué?

Según Holt, fue «simplemente porque nadie quería mejorar las escuelas. Es imposible imaginar cómo me costó afrontar esa verdad. Al principio pensé que la mayoría de profesores serían aliados potenciales y que cuando se les diera la oportunidad de ayudar a los estudiantes a aprender, aprovecharían la oportunidad. Pero después de hablar con los profesores de las escuelas públicas con programas alternativos, me encontré con que sus colegas les trataban como parias. Por ejemplo, supe de unos profesores que formaban parte de un proyecto de educación alternativa en Alburquerque, Nuevo Mexico. ¡Sus anteriores colegas dejaron de jugar a golf con ellos, o de tomar una cerveza o incluso de hablarles!».

Muchos de esos profesores querían hacer cambios en clase, como tener menos alumnos, menos papeleo, más sueldo para el profesorado, pero no querían cambiar el sistema educativo básico.

Tampoco hubo mucha presión para el cambio desde fuera de las escuelas. ¿Por qué?

«Me temo que la simple y llana realidad es que a la mayoría de los americanos no les gustan los niños... ni siquiera los propios. Los adultos no confían en los jóvenes, y la escuela es una expresión institucionalizada de ese hecho. O, dicho de otra forma, una de las piedras de los cimientos sobre los que descansan las escuelas es una enorme roca que dice que los niños, en su mayoría, no son nada bueno.»

Homeschooling

El paso siguiente que siguió Holt fue animar a la gente a abandonar el sistema educativo tradicional y fundar sus propias escuelas. Pero el esfuerzo y la incansable búsqueda de fondos acababa con casi todas las iniciativas. Finalmente, pensó que la salida más práctica era la escolarización en casa, que, según Holt, no significa reproducir la escuela en casa sino escapar de esas restricciones.

«Creo que aprender no es el resultado de enseñar, sino de la curiosidad y la actividad del que aprende. La intervención de un profesor en este proceso debería ser para proporcionar herramientas, experiencias, libros que se correspondan con los intereses del estudiante», dijo Holt. «Creo también que el aprendizaje no es una actividad que se separe del resto de la vida. La gente aprende mejor cuando están haciendo un trabajo real y valioso, que requiere destreza y juicio».

En 1977, Holt fundó la primera revista sobre Homeschooling, Growing Without Schooling, desde donde proporcionaba información y aconsejaba a los padres que querían educar a sus hijos en casa. Según Holt, los que empiezan a hacerlo, descubren que es mucho más fácil y divertido de lo que pensaban, y no hay que dedicarle seis horas al día, porque tampoco se dedica tanto tiempo en el colegio.

En la escuela, 35 minutos de cada hora de clase son para prepararse para el trabajo, según Holt. El resto del tiempo es explicación del maestro y entrenamiento repetitivo en un libro de ejercicios. «Sé por mi propia experiencia como estudiante, y yo era un buen estudiante en buenas escuelas, que rara vez conseguía 15 minutos al día de auténtica enseñanza», dijo.

Un último mensaje de John Holt para los padres:
«Muchos de vosotros creéis, y con razón, que el Gobierno interfiere demasiado en vuestras vidas. Bien, yo creo que no hay lugar donde esa interferencia esté menos justificada y sea más dañina, y más fácilmente resistible, que en la educación de los niños. Así que creo que los que quieran minimizar el efecto del poder que el Gobierno tiene sobre sus vidas deberían pensar que la educación de sus hijos tendría ser el primer objetivo en el que deberían trabajar para conseguirlo. »

Más información:

Página oficial de John Holt

Entrevista a MotherEarthNews (1980): The Plowboy Interview

Algunas de las obras escritas por John Holt:

Escape from childhood: The needs and rights of children (Pelican books)

The Underachieving School

Teach Your Own: The John Holt Book of Homeschooling

«Muchas personas han venido hasta mí y me han dicho"Sus libros han cambiado mi vida", y yo les creo» —John Holt (1923-1985)


Maria Montessori: «Yo estudio a mis niños, y ellos me muestran cómo debo enseñarles»



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En los años 90, antes de la llegada del euro, Maria Montessori (1870-1952) figuró en las monedas italianas de 200 liras y en los billetes de 1000 liras, sustituyendo a Marco Polo. Da una idea de la trascendencia de este personaje en su país.

Maria Montessori rompió los moldes de la mujer de su época y también la imagen que se tenía de los niños, a los que en aquel entonces se veía pero rara vez se escuchaba. Además de ser la primera mujer que se graduó en medicina en la Universidad de Roma, en 1894, fundó el sistema de enseñanza que lleva su nombre, el Método Montessori, que está considerado como una educación para la vida.

Influenciada por educadores como Froebel, Montessori creía que los niños podían aprender a hablar, escribir y leer de la misma forma que aprenden a gatear o caminar. Decía que los más pequeños tienen una "mente absorbente" y que era necesario que estuviesen libres para ser sus popios amos, tomar sus propias decisiones, y aprender por si mismos. Para ello, les proporcionaba un ambiente adecuado, estimulante, con materiales y actividades diseñadas para tal fin.

Maria Montessori no estaba de acuerdo con las técnicas de enseñanza rígidas, con frecuencia crueles, que se usaban en Europa. Trataba con extremo respeto a sus alumnos. Su método se basaba en la capacidad del niño para aprender. No trataba de moldearle sino de darle libertad para adquirir conocimientos desde los primeros años de desarrollo. «Yo estudio a mis niños, y ellos me muestran cómo debo enseñarles», decía.

Montessori fue la primera que adaptó el mobiliario de clase al tamaño de los pequeños. Pensaba que el entorno era tan importante como la propia enseñanza, y por eso sus escuelas eran lugares en los que se respiraba paz, armonía y orden, y en los que los niños podían concentrarse en el aprendizaje. Asombró al mundo mostrando niños de cuatro o cinco años que aprendieron a leer y escribir de forma espontánea; que elegían trabajar a comer dulces; que adoraban el orden y el silencio; que podían estar concentrados en alguna actividad intelectual durante largo rato; que se mostraban cooperantes con sus compañeros, sin competitividad. En sus alumnos, la libertad no producía caos sino una disciplina colectiva.

Las escuelas seguidoras del método Montessori se han multiplicado en todos los países. Aunque, lamentablemente, no se puede decir que todas ellas sean el vivo ejemplo de la fundadora. El experto en educación Herbert Kohl dijo al respecto en la revista Mothering:

«Hay muchas razones para enviar a un preescolar a una escuela Montessori. El currículum está bien elaborado y estimula a los niños a lo que podría llamarse un descubrimiento guiado. Puede proporcionar una base excelente para el aprendizaje complejo del futuro. Sin embargo, hay escuelas Montessori y escuelas Montessori. Algunas son rígidas y tristes mientras que otras, aunque utilicen los mismos sistemas y materiales, están llenas de vida y movimiento. Estas últimas, con frecuencia van más allá del curriculum Montessori, hacia las artes, el teatro, la música y los deportes. Creo que este segundo tipo de escuelas Montessori es preferible porque estimula a los niños a desarrollar su imaginación y a aprender a través del juego creativo».

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«Decidí darle a los niños una lección un poco humorística de cómo sonarse la nariz. Después de mostrarles distintas formas de utilizar el pañuelo, acabé indicándoles cómo se podía hacer de la manera menos inoportuna posible. Cogí el pañuelo de forma que ellos casi no pudieran verlo y me soné la nariz tan suavemente como pude. Los niños me miraban embelesados, pero no se reían. Yo me preguntaba por qué, pero no había terminado todavía mi explicación cuando empezaron todos a aplaudir como si fuese una ovación reprimida en un teatro. Cuando estaba a punto de irme, los niños empezaron a gritar: «¡Gracias, gracias por la lección!». —Maria Montessori


Paul Goodman: «Nuestra sociedad carece de un discurso público honrado y no toma en serio a la gente»

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Paul Goodman (1911-1972). Nació en Nueva York y no conoció a su padre, que abandonó a la familia cuando Paul era un bebé. Más tarde dijo que haber "nacido sin padre" fue la gran circunstancia de su vida. Su infancia no estuvo muy supervisada, porque su bohemia madre trabajaba y le cuidaban sus tías, y él creció en el ambiente intelectual judío del Nueva York de principios de siglo, vagando libremente por las calles de Manhattan, por sus museos, sus bibliotecas, ...

Este poeta, escritor, intelectual, anarquista, bisexual, ... se definía a sí mismo como "hombre de letras" y es conocido sobre todo por su activismo político y su crítica del sistema educativo en los años 60 y 70. El libro que le hizo famoso fue Growing up Absurd (1960), en el que refleja su convencimiento de que hay que tratar de educar a los jóvenes en vez de, como tan a menudo ocurre, mutilarlos y deformarlos para que sean útiles a otros en las funciones sociales para las que se prepararán.

«Puede demostrarse –y es mi intención hacerlo– que ... nuestra sociedad de la abundancia no ofrece en la actualidad muchas de las oportunidades objetivas y de los objetivos más elementales que podrían hacer posible el crecimiento. No ofrece bastante trabajo humano. Carece de un discurso público honrado y no toma en serio a la gente. Penaliza la aptitud y crea estupidez. Corrompe el patriotismo sincero. Corrompe las bellas artes. Destruye la ciencia. Ahoga el ardor animal. Desalienta las convicciones religiosas de la Justificación y la Vocación y apaga el sentimiento de que existe una Creación. No tiene Honor. No tiene Comunidad.

Obsérvese simplemente esta lista. No hay nada sorprendente en ella ni en las minúsculas ni en las mayúsculas. No tengo nada sutil ni novedoso que decir en esta obra; son cosas que todos saben
».

«La enseñanza pública obligatoria se generalizó universalmente durante el siglo XIX a fin de enseñar a los niños a leer, escribir y contar, conocimientos necesarios para construir una economía industrial moderna. En la actual economía superdesarrollada, los maestros luchan por conservar ese sistema elemental cuando la economía ya no lo necesita y se resiste a pagar el costo correspondiente. La demanda pide científicos y técnicos, el 15% de los “académicamente dotados”».

Cuatro años después de Growing Up Absurd, Goodman publicó Compulsory Miseducation, un libro sobre la “des-educación” obligatoria. En esta obra, afirma que «el sistema educativo obligatorio se ha convertido en una trampa universal que no tiene nada bueno», y propone cómo mejorarlo:

«En las escuelas y a través de los medios de comunicación, y no en el hogar o en contacto con los amigos, la mayor parte de nuestros ciudadanos de todas las clases aprenden que la vida es inevitablemente rutina, despersonalización y banalidad; que es mejor obedecer y callarse; que no hay sitio para la espontaneidad, la sexualidad abierta y la libertad de espíritu.

Formados en las escuelas, se adaptan a los mismos puestos de trabajo, la misma cultura y la misma política. Esto es la educación, la deseducación, la adaptación a las normas nacionales y el enrolamiento en función de las “necesidades” nacionales


Sus seis propuestas alternativas son:

«1. Prescindir totalmente de la escuela en algunas clases. Estos niños deberían escogerse entre familias tolerantes, pero no necesariamente instruidas. Deberían ser vecinos y lo suficientemente numerosos para constituir una sociedad por sí mismos y de esta forma no sentirse simplemente “diferentes”... Este experimento no puede causar ningún daño a los estudios de los niños, ya que hay pruebas de que los siete primeros años de trabajo escolar podrían llevarse a cabo en el caso de niños normales impartiéndoles una buena enseñanza que durase entre cuatro y siete años.

2. Prescindir del edificio escolar en algunas clases; asignar maestros y utilizar la propia ciudad como escuela –sus calles, cafeterías, almacenes, cines, museos, parques y fábricas ...–.

3. Recurrir a los servicios de ciertos adultos adecuados de la comunidad no especializados en la enseñanza –el farmacéutico, el tendero, el mecánico– como educadores de los jóvenes para introducirlos en el mundo de los adultos... Sería sin duda una experiencia útil y alentadora también para los adultos.

4. Hacer que la asistencia a clase no sea obligatoria, como en la escuela Summerhill de A.S. Neill. Si los maestros son buenos, habrá poco absentismo; si son malos, habrá que hacerlo saber. La asistencia obligatoria es útil para liberar a los padres de la presencia delos hijos, pero no tiene por qué ser una trampa para los niños...

5. Descentralizar las escuelas urbanas (o no construir nuevos edificios grandes) en pequeñas unidades, de 20 a 50, en locales disponibles. En estas pequeñas escuelas,
dotadas de tocadiscos y máquinas de juegos, podrían combinarse la sociabilidad, los debates, los juegos y la enseñanza formal. En circunstancias especiales, estas pequeñas
unidades podrían reunirse en un auditorio o gimnasio común para transmitir la sensación de una comunidad más amplia (...).

6. Utilizar una parte del dinero de la escuela para enviar a los niños durante un par de meses al año a explotaciones agrícolas económicamente marginales, por ejemplo en cada caso seis niños de orígenes distintos. La única exigencia sería que el agricultor los alimentara y no les pegara. Sería mejor todavía que participasen en los trabajos agrícolas... »

En Compulsory Miseducation, hay un espacio dedicado a la enseñanza universitaria. Dice que muchos jóvenes se ven obligados a ir a la Universidad para asegurarse el sustento, pero que la Universidad no les aporta nada. Y presenta "dos propuestas sencillas" para hacerla más accesible y útil:

1. Dos años de pausa antes de entrara en la Universidad. “... media docena de las universidades más prestigiosas en el terreno de las humanidades anunciarán desde 1966 que para ingresar en ellas exigirán haber dedicado dos años, después de la enseñanza media, a alguna actividad de maduración... Esta propuesta tiene dos finalidades: conseguir que los alumnos hayan acumulado suficiente experiencia en la vida para recibir educación a nivel universitario ... y romper el cerrojo que supone haber seguido durante 12 años lecciones obligatorias para obtener una nota, de forma que el alumno pueda enfocar los estudios universitarios con alguna motivación intrínseca, y por consiguiente tal vez pueda asimilar algo que le permita cambiar”.

2. Debe suprimirse el sistema de calificaciones y utilizarse más los tests para efectuar diagnósticos que permitan orientar la enseñanza.


Más información:
The Radical Individualism of Paul Goodman, por Richard Wall
Paul Goodman (documento en PDF, en español), por Edgar Z. Friedenberg. UNESCO.


Friedrich Froebel: Inventor del Kindergarten

froebel
Kindsein habló de este educador en un número anterior.

Jerry Mintz: 10 signos para saber si su hijo necesita otro tipo de educación



JerryMintz

Jerry Mintz ha sido un líder mundial en el movimiento de educación alternativa en los últimos 30 años. Trabajó como maestro en escuelas públicas e independientes durante 17 años y fundó varias escuelas alternativas y organizaciones. Fue el primer director ejecutivo de la National Coalition of Alternative Community Schools, entre 1985 y 1989. En 1989 fundó la Alternative Education Resource Organization, que todavía dirige, y la revista on-line The Education Revolution. Ha dado conferencias y asesorado a escuelas de todo el mundo.

Mintz ha enumerado los 10 signos de que necesitas encontrar una educación distinta para tu hijo:

1. ¿Dice tu hijo que odia la escuela?
Si es así, probablemente algo falla en la escuela porque los niños son estudiantes naturales. Cuando son pequeños, no puedes hacer que no aprendan. Si tu hijos dicen que odian la escuela, escúchales.

2. ¿A tu hijo le cuesta mirar a un adulto a los ojos, o interactuar con niños más pequeños o mayores que él?
Si es así, tu hijo puede que haya socializado con ese grupo muy estrecho con el que la mayoría de niños interactúan en la escuela, y puede que esté perdiendo la habilidad de comunicarse con un grupo más amplio de niños y adultos.

3. ¿Tu hijo parece fijarse en marcas y ropa de moda para la escuela?
Este es un síntoma de la superficialidad del enfoque de las escuelas tradicionales, que provoca que los niños dependan de medios externos de comparación y aceptación, en lugar de en valores más profundos.

4. ¿Vuelve tu hijo cansado e irritado del colegio?
Este es un signo seguro de que sus experiencias educativas no están reforzándole sino debilitándole.

5. ¿Vuelven tus hijos del colegio quejándose de conflictos que han tenido en la escuela y de situaciones injustas a las que han estado expuestos?
Esta es una señal de que su escuela no tiene un buen sistema de resolución de conflictos y comunicación.

6. ¿Ha perdido tu hijo el interés en expresarse de forma creativa a través del arte, la música y la danza?
Estas cosas no se fomentan normalmente en la escuela tradicional hoy en día y no se valoran mucho. Son consideradas secundarias al área "académica". En algunos casos, no se ofrecen cursos de estas materias. Esto tiende a extinguir el talento natural y las habilidades de los niños.

7. ¿Ha dejado tu hijo de leer por pura diversión, o de leer o escribir por placer? ¿Están tus hijos haciendo los mínimos deberes y escapándose a hacer cualquier otra actividad?
Esto es señal de que estas actividades espontáneas no están siendo valoradas en su escuela. También es otro signo de que están perdiendo su creatividad.

8. ¿Deja tu hijo para el último minuto la tarea de los deberes?
Esta es una señal de que los deberes no son muy interesantes, no satisfacen sus necesidades y tiende a extinguir su curiosidad natural.

9. ¿Suele tu hijo volver a casa contando cosas extraordinarias que le han ocurrido en el colegio ese día?
Si no, puede que a tu hijo no le ocurra nada interesante en la escuela. ¿Querrías seguir trabajando si tu trabajo fuese así?

10. ¿Te ha sugerido algún consejero guía del colegio que tu hijo tiene alguna enfermedad extraña con tres letras, como ADD (déficit de atención), y que deberían darle Ritalin o algún otro fármaco?
Creo que lo más probable es que la escuela tenga la enfermedad EDE —Enfermedad de Déficit Educacional— y que ha llegado la hora de que saques a tu hijo de esa situación!


Jerry Mintz ha publicado The Almanac of Education Choices, una lista de más de 6.000 escuelas alternativas públicas y privadas, en Estados Unidos y Canadá. Entre ellas, hay más de 2.500 escuelas Montessori y más de 100 Waldorf, escuelas basadas en el método de Rudolf Steiner. También hay miles de escuelas públicas, 60 cuáqueras, 500 escuelas independientes, 700 escuelas en casa, ... «Y sobre todo, ¡tú mismo puedes, con ayuda, crear una escuela alternativa! Se está haciendo en todo el mundo, cuando grupos de padres, profesores y estudiantes se reunen para formar nuevas escuelas independientes, o programas en escuelas existentes».

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Web oficial de Jerry Mintz.

Secciones:

. Salirse de la fila


. Roger Shank: «¡Convirtamos las escuelas en apartamentos!»


. John Taylor Gatto: «¿Cuántas pruebas más hacen falta?»


. Francesc Ferrer i Guàrdia: Fundador de la Escuela Moderna


. John Holt: «A la mayoría de los americanos no le gustan los niños... ni siquiera los propios»


. Maria Montessori: «Yo estudio a mis niños, y ellos me muestran cómo debo enseñarles»


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