250º Aniversario del nacimiento de Mozart
La historia de un niño inmortal
A Leopold Mozart le hubiese gustado ver la que se ha montado para festejar el 250º aniversario del nacimiento de su hijo. Pensaría que se han superado con creces sus deseos, que consistían en
que el mundo entero conociera el prodigio musical de Wolfgang, «el milagro». Pero, sin duda, lo que más asombraría a este hombre que creía fervorosamente en los milagros sería ver que la gente del siglo XXI cree que la música de su hijo puede curar (el llamado «efecto Mozart»).
Kindsein dedica
este número especial al genio y a la Mozart Manía. Recordaremos su intensa infancia y su corta y ajetreada vida. Wolfgang Amadeus Mozart nació el 27
de enero de 1756 y murió a los 35 años.
El Salzburgo de la época y los príncipes arzobispo que influyeron en el destino de Mozart.
Entre 1278 Y 1803, Salzburgo era un principado eclesiástico autónomo, integrado en la circunscripción de Baviera del Sacro Imperio Romano-Germánico. Salzburgo no dependió del nuevo Imperio Austríaco hasta 1816. Tenía unos 10.000 habitantes, y una quinta parte de ellos vivía de las pensiones asignadas por la corte.
En los 44 años en los que Leopold Mozart pasó en la corte de Salzburgo, sirvió a cinco príncipes arzobispos. Dos de ellos marcaron su carrera y la de su hijo, uno para bien y otro para mal:
— El conde Sigismund Christoph Schrattenbach fue el benévolo (imagen de la izquierda). Le encantaba la música. Nombró Vice Maestro de Capilla a Leopold en 1763 y le dio su bendición para viajar cuanto quisiera para promocionar la carrera de Wolfgang. Bajo su mandato hicieron el «gran viaje» que duró más de tres años.
— El conde Hieronymus Colloredo (a la derecha) fue elegido arzobispo en 1772. Trataba a los músicos como a sirvientes, y fue atando cada vez más corto a los Mozart. En 1777, negó al padre un permiso para acompañar a su hijo a París. El joven Mozart marchó con su madre, que murió en la capital francesa. Aquel viaje desafortunado cambió el rumbo de su vida.
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