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China: 80 millones de hijos únicos
Los "Pequeños Emperadores"
Paula Sayavera
Ayer fue el año nuevo chino, comienza el Año del Perro. Casi 100 millones de hijos únicos celebraron el gran acontecimiento siendo el centro de atención de su pequeña familia, dos padres y cuatro abuelos, volcados en su cuidado, sus caprichos y su futuro. Por eso se les llama «Pequeños Emperadores» (Xiao Huangdi).
Desde 1979, el gobierno chino impone a sus ciudadanos la obligación de tener sólo un niño (o dos, en algunos casos), como medida para reducir el crecimiento de la población. Es un experimento social masivo que ahora tiene en vilo a los políticos y psicólogos chinos. ¿Cuál será el futuro de la China socialista —un país donde se supone que la satisfacción personal se consigue sirviendo a la comunidad y no a uno mismo— cuando su población esté formada casi exclusivamente por niños mimados?
La mejor educación para los Pequeños Emperadores, cueste lo que cueste
Según Jin Weiliang, director de la escuela de enseñanza media Ying Chang Qi Weiqi, de Shanghai, la presión actual de los padres sobre los hijos no tiene precedentes en China. La mayoría de los padres —pertenecientes a la "generación perdida", nacidos en una época de hambre en la que dedicaron sus mayores esfuerzos a la revolución cultural— habrían tenido cinco o seis hijos si les hubiesen dejado.
«Si a un hijo no le hubiese ido muy bien, se podían poner las esperanzas en otro. Ahora sólo tienes un hijo, es éxito o fracaso. Los padres valoran el éxito de los hijos más que el suyo propio», dice Weiliang. «Hasta cierto punto, el éxito de la educación de un hijo decide si la familia es feliz o no. De modo que una familia muy pobre, si al hijo le va bien, puede ser muy feliz, e incluso una familia rica puede ser muy desdichada».
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