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China: 80 millones de hijos únicos
Los "Pequeños Emperadores"
Paula Sayavera
Ayer fue el año nuevo chino, comienza el Año del Perro. Casi 100 millones de hijos únicos celebraron el gran acontecimiento siendo el centro de atención de su pequeña familia, dos padres y cuatro abuelos, volcados en su cuidado, sus caprichos y su futuro. Por eso se les llama «Pequeños Emperadores» (Xiao Huangdi).
Desde 1979, el gobierno chino impone a sus ciudadanos la obligación de tener sólo un niño (o dos, en algunos casos), como medida para reducir el crecimiento de la población. Es un experimento social masivo que ahora tiene en vilo a los políticos y psicólogos chinos. ¿Cuál será el futuro de la China socialista —un país donde se supone que la satisfacción personal se consigue sirviendo a la comunidad y no a uno mismo— cuando su población esté formada casi exclusivamente por niños mimados?
La Educación Infantil: el mayor negocio
Esta presión de los padres explica el boom de Escuelas Infantiles de lujo y el consumo desorbitado de productos para el niño en ciudades como Shanghai o Pekín. Con 22 millones de recién nacidos cada año, en China, la educación y el cuidado del bebé se ha convertido en un negocio de bajo riesgo y alta rentabilidad.
Los primeros signos del mercado se empezaron a notar hace unos ocho años en Pekín, y desde entonces, cientos de compañías internacionales se han establecido en China. Un ejemplo es BabyCare, que tiene más de 10 delegaciones con una inversión de más de 100 millones de yuanes (unos 11 millones de euros).
Gymboree, una de las empresas que proporciona servicios educativos para niños de 0 a 4 años ha matriculado a cientos de bebés desde que se instaló en Shanghai en el año 2003, a pesar de sus altos precios. Y los planes son abrir más de 200 nuevos centros en los próximos cinco años. Según el Director General de Gymboree China, Xia Hongyu, sus clientes son de alto poder adquisitivo, con ingresos mensuales de entre 8.000 y 10.000 yuanes (875-1100 euros), y eso representa el 15% de las familias.
Zhang Wuyan es el director de otra guardería de lujo, la Sunshine Paris Nature, en Quanzhou, Fujian. Zhang llegó de Taiwan y en 1997 empezó a organizar guarderías. La suya es la más cara de la ciudad. Cuesta 1500 yuanes (165 euros) al mes. Los otros parvularios no son mucho más baratos.
Según Li Jing, una madre que lleva a su hijo a una escuela que le cuesta más de 7000 yuanes al año (765 euros) dice que las cuotas de la guardería no son más baratas que las de la universidad, pero piensa que merece la pena porque en la guardería de su hijo «todos los profesores, los cocineros e incluso el personal de seguridad tienen a los niños como el centro de atención».
La educación infantil no está incluída en los nueve años del programa de educación obligaroria de China. Para evitar que sus hijos no se queden atrás, muchos padres envían a sus hijos a las mejores escuelas infantiles sin importarles lo que pueda costar.
Se estima que una escuela infantil de unos 1000 metros cuadrados con una inversión inicial de 2 millones de yuanes (219.000 euros), y con 150 niños matriculados, recuperaría la inversión en dos o tres años, si cobrara 1200 yuanes (122 euros) a cada niño al mes.
Sun Zhongxin, catedrático de sociología de la educación de la Universidad de Fudan, en Shanghai, comentó una vez que la educación se veía como una «propiedad intelectual independiente», y que sería muy difícil decir cuál era el valor real, así que las cuotas de matrícula podían elevarse arbitrariamente.
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